Un diálogo cercano con Alberto Ruy Sánchez

El escritor mexicano compartió con clubes de lectura el placer y deleite que experimenta al relatar y escuchar historias que deben ser contadas

PABLO MIRANDA/ FOTO: IVÁN LARA

Con más de 30 libros en su haber, el escritor mexicano Alberto Ruy Sánchez compartió sus experiencias y recuerdos literarios con más de una veintena de aficionados de clubes de lectura en la Librería Carlos Fuentes.

El literato recordó viajes y anécdotas que influyeron en su estilo de escritura y en las historias que comparte con sus lectores, y cómo es que ellas y ellos reaccionan a distintas obras, llegando incluso a debatir sobre estas historias en espacios como clubes de lectura.

“Siempre digo que los escritores somos como chamanes bailando para que llueva o caiga el rayo; en realidad el fuego de la literatura lo invoca el escritor, pero el lector lo enciende. El fuego está en el cuerpo, las manos, la presencia del lector, la fuerza de la lectura y lo que significa para cada persona”, dijo.

Ruy Sánchez refirió que al inicio de su carrera observó que otros escritores emergentes tomaban referencias de grandes exponentes de la literatura en ese entonces, como Juan Rulfo o Gabriel García Márquez. Sin embargo, consideró que existen factores externos que también influyen para que los escritores imaginen y creen sus propias historias.

“¿Qué es lo que voy a contar yo? ¿Cómo le voy a hacer? ¿Qué es lo que a mí me importa? Es decir, era encontrar mi propia voz, y me di cuenta de que eso no solamente es encontrar un tema o aprender mejor el oficio; encontrar mi propia voz era una manera de estar en el mundo”, afirmó.

El autor de Los nombres del aire mencionó que para crear historias profundas no sólo es necesario escribir, sino que es relevante escuchar y observar a los lectores y a las personas a nuestro alrededor.

Viajar para conocer historias
Viajar y vivir en distintos lugares de Europa fue una de las experiencias que ayudó a Ruy Sánchez a afinar su percepción y así mejorar su forma de contar historias.

Recordó ocasiones en las que viajó junto con personas que convertían las experiencias en historias para contar y transmitir, por lo que destacó que esta afición por observar se convierte en una habilidad importante para los escritores.

“Lo importante no es cómo va a terminar la historia, ni tampoco quién es el asesino; lo importante es cómo cada quien sintió esa experiencia, las pequeñas variantes y el ingenio para contarlas”, aseguró.

Enfatizó que aquellos que escriben y leen tienen la oportunidad de deleitarse con las historias que consumen, convirtiéndolos en lectores que se maravillan con los relatos que abordan las mismas experiencias que le ocurren a cualquier persona.

“Me di cuenta que cuando tuve la elección de ser escritor era por el placer de escuchar y compartir historias, y ahí recordé que el tipo de escritor que quería ser era un escritor que compartiera el placer enorme de contar y escuchar historias”, relató.

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