Un crimen nada ficticio

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El arte, en sus diferentes manifestaciones, permite alcanzar un estado de liberación, fase que tiene conexión directa con la vida y obra de los creadores, sin ser una regla en numerosos casos, y con consecuencias distintas. Pocas semanas antes de morir, según un testigo, William Burroughs dijo: “¡Matar a la zorra y escribir un libro, eso es lo que hice!”, en referencia a Joan Vollmer, segunda esposa de Burroughs.
En Escritores delincuentes, el libro más reciente del español José Ovejero, encontramos una revisión de diferentes autores implicados en actos delictivos. El primer punto es el cuestionamiento sobre la atracción hacia el mal. Ovejero establece una escala que inicia con los escritores “limpios” por falta de pruebas, para después dar paso a los delincuentes demasiado pequeños, y llegar finalmente a los actos y las obras de los considerados culpables.
De Miguel de Cervantes hasta Anne Perry, este libro expone: “El escritor delincuente que narra sus crímenes, incluso aunque no lo pretenda, narra también los crímenes de la sociedad: el delito no surge sólo de una mente trastornada, el individuo es un síntoma que llama la atención sobre un organismo enfermo”.
El trabajo de Ovejero está fundamentado en una investigación biográfica, que centra especial cuidado en los momentos de conflicto, en los puntos más oscuros de esta serie de escritores. Así establece sobre la importancia de sus obras: “La ficción de estos autores muestra la ficción de nuestros prejuicios. Pocas cosas resultan más instructivas”.
En este análisis, resalta el capítulo dedicado a Anne Perry, en el que el español escribe que todos podemos enterrar el personaje que hemos sido e inventar uno nuevo, aunque el actor, inevitablemente, siga siendo el mismo, con sus tormentos, miedos y su sentimiento de culpa.
La reflexión más contundente está en la dedicatoria del mismo José Ovejero: “A los escritores de distintos siglos y continentes, delincuentes o desafortunados o las dos cosas, que han vivido para contarlo, en lugar de, como hacemos la mayoría, contarlo para vivirlo”.

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