¿Un brote que se pudo evitar?

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Después de surgir epidemias en África, Asia y Europa, la fiebre por virus chikungunya mantenía a México hasta la semana epidemiológica número 31 (al 7 de agosto de 2015), con tres mil 306 casos confirmados, de acuerdo a reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Para especialistas en el área, este panorama indica que las experiencias vividas en años pasados con el dengue han servido de poco para evitar los brotes que actualmente existen y podrían representar “la antesala de una tormenta perfecta”.

“Tenemos la situación climática, una alta densidad poblacional y vectorial, y las enfermedades y casos circulando”, advirtió Esteban González Díaz, investigador del Departamento de Clínicas Médicas, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).

Desde 2004 la OMS informó que la fiebre chikungunya iba alcanzando proporciones epidémicas. En el caso de México, una de las principales causas de su rápida propagación es que los mosquitos que transmiten la enfermedad, el aedes albopictus y el aedes aegypti, habitan en toda la república mexicana y durante todo el año.

“Por esta razón existe el potencial de tener cuadros simultáneos. Está reconocido que el mosquito puede portar los dos virus al mismo tiempo (dengue y chikungunya). Con unos cuantos mosquitos infectados en una población concentrada podría generar brotes, exactamente lo que vimos en 2009 con el dengue”, añadió González Díaz, quien considera que “es obvio que no logramos cumplir con la meta.

Lamentablemente, a pesar de que es el mismo vector, no se logró el control adecuado de éste, porque necesitamos el apoyo de la comunidad y población en general para mantener un patio limpio”.

El experto enfatizó que es prioritaria la cooperación de los ciudadanos en general y la suma de esfuerzos con autoridades sanitarias para “intensificar los programas, educar a la población sobre la enfermedad para que notifiquen los casos”.

Añadió que a pesar de las campañas de fumigación, la cantidad de ovipostura ha sido muy alta. Esto, sumado a las condiciones climáticas y lluvias torrenciales que han agravado la situación: “Una corcholata es suficiente para que el mosquito deposite un huevecillo y luego tengamos una larva que se convertirá en mosquito”.

El cambio climático ha favorecido el desarrollo del vector, han alertado investigadores de la UdeG, como Elodia Guillermina Sosa Iglesias y Leopoldo Portillo Gómez, quienes desde hace más de un año han recomendado que en los países en que habita el mosquito transmisor unan esfuerzos para controlar su densidad, y el sector salud establezca una vigilancia permanente ante la eventualidad de posibles brotes, particularmente en áreas con dengue (La gaceta 795).

Para González Díaz, la clave radica en “tener lugares libres de criaderos, fortalecer el programa de patio limpio y seguir informando a las personas de los riesgos de esta enfermedad, para tener atención, diagnóstico y tratamiento adecuado, ya que sabemos que el tratamiento es básicamente de sostén. Hay enfermedades de base que se pueden descompensar con el cuadro de fiebre por chikungunya, lo que puede poner en riesgo la salud”.

En este sentido, del 10 al 14 de agosto pasados, la Secretaría de Salud Jalisco realizó acciones de control contra el mosco transmisor mediante trabajos de abatización y operativos de control larvario, así como nebulización. Las colonias intervenidas fueron: Constitución, Emiliano Zapata, Arroyo Hondo, en Zapopan; Hacienda Real y Coyula, en Tonalá; en Tlaquepaque, San Martín de las Flores y Parques del Bosque; en Guadalajara, La Esperanza, El Retiro, Lagos de Oriente, Lázaro Cárdenas y San Marcos.

Síntomas
La fiebre por virus chikungunya aparece de forma abrupta y se caracteriza por fiebre alta, dolor muscular y articular. Las afectaciones físicas se manifiestan principalmente en las extremidades: muñecas, codos, rodillas, tobillos y articulaciones grandes, mismas que pueden resolverse entre siete a 10 días o los pacientes pueden desarrollar artritis por meses o años.

A pesar de que la infección por este virus generalmente no compromete la vida del paciente, una de cada mil personas puede morir. Por el momento no hay un tratamiento específico para la enfermedad, ni vacuna para prevenirla, por lo que se recomienda una buena hidratación y la administración de antipiréticos y antiinflamatorios. Una característica de este virus es su capacidad de diseminarse rápidamente en áreas nuevas a través del mosquito, por lo que representa una prioridad frenar su proliferación.

“Como el cambio climático no ha favorecido que exista una época de frío, sólo disminuye la cantidad de mosquitos, pero no desaparecen”, afirmó González Díaz. Por ello, también recomienda usar pantalón, mangas largas y repelentes, colocar mosquiteros y eliminar larvas y criaderos.

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