Un agua irrespirable

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Desde el año 2014, cuando se presentó la cifra más alta de mortandad de peces en la laguna de Cajititlán, con 290 toneladas, académicos de la Universidad de Guadalajara han realizado un estudio en el cuerpo de agua, cuyos resultados reflejan una situación de emergencia que debe ser atendida desde diferentes ámbitos.

Los muestreos realizados por los investigadores de los centros universitarios de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) y Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), confirmaron que la causa de muerte de los peces  (de la especie Goodea Atripinnis), es la falta de oxígeno en partes profundas del lago, condición inadecuada para su supervivencia.

“Las características físico-químicas de la laguna no están dejando que ésta se quede con el oxígeno que podría disolverse naturalmente, y esto provoca que los niveles, desde el fondo hasta la superficie —en ciertas horas de la noche—, estén cercanos a cero”, explicó Eduardo Juárez Carrillo, académico del Departamento de Ecología del CUCBA.

Agregó que fisiológicamente un pez muere cuando hay niveles por debajo de los 3 miligramos de oxígeno por litro, circunstancia que encontraron en el agua d ela laguna a más de un metro de profundidad.

Miguel Magaña Virgen, jefe del Departamento de Ciencias Ambientales del mismo centro, habló sobre las posibles fuentes contaminantes que afectan la calidad del agua y que agravan el problema de mortandad, como las actividades industriales que se realizan cerca de la Cuenca Lerma, de donde se alimenta la laguna.

Explicó que los contaminantes que se vierten a la cuenca forman una compuesto que se asienta en el fondo de la laguna, aumentando así la reproducción de bacterias, las cuales consumen el oxígeno vital para los peces.

“Esos contaminantes que están en la parte baja, son la mezcla de diferentes sustancias y elementos que han sido arrastrados a la laguna, desde materia orgánica, elementos industriales y elementos que trae la lluvia”.

Detalló que las condiciones no son permanentes ni constantes, ya que hay variaciones dependiendo al área de la laguna, la hora del día, la época del año y el tipo de escurrimiento de la cuenca, que tiene su propia dinámica.

Magaña Virgen dijo además que lo que ocurre en la laguna es multifactorial, y que debe ser de interés federal, estatal y municipal. “Es importante un ordenamiento normativo operativo de forma inmediata”.
Entre las acciones que la UdeG propone implementar a la brevedad está la identificación, verificación y caracterización de todas las descargas que actualmente se realizan en la laguna, así como inventariar las fuentes potenciales de contaminación de los sectores secundario y terciario.

“Tenemos que ver esas descargas en qué consisten, si están cumpliendo o no con las normas de una verificación. Hay muchos escurrimientos que no pasan por ninguna planta de tratamiento y eso es lo que hay que analizar”.

Mientras que a corto plazo, los investigadores sugieren la puesta en marcha de un programa permanente que transcienda los periodos administrativos para así instrumentar una gobernanza que garantice la sustentabilidad del vaso lacustre.

Al respecto, el rector del CUCBA, Salvador Mena Munguía, dijo que tiene que haber un seguimiento multitemático en el que expertos establezcan prioridades y tiempos de acción en la resolución del problema que enfrenta la laguna.

El estudio
De acuerdo al informe del estudio realizado, se llevaron a cabo diez salidas de campo desde agosto de 2014, las cuales incluyeron muestreos de parámetros físico-químicos, bacteriológicos en agua e histopatológicos en peces, entre otros.

El estudio aclara además que los peces muertos pertenecen a la especie Goodea Atripinnis conocidos como tiros, y no de popochas como se ha informado anteriormente, aunque también se analizaron especies como la tilapia, utilizada para consumo humano, en los que se encontraron diferentes tipos de bacterias.

“Todos los organismos tienen afectaciones bacterianas, pero quienes deben decidir si implica riesgo para la salud, pues son las autoridades que van a tener estos estuidos, ellos son quienes tienen que decidir si debe haber una veda”, explicó Eduardo Juárez Carrillo, académico del CUCBA.

Los investigadores informaron que los muestreos continuarán durante este y el próximo año.

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