Twardowski

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El movimiento que desborda los límites y desafía el estatismo es el elemento constante en el trabajo del escultor polaco Piotr Twardowski, quien como invitado especial —al lado del estadounidense Joe Meiser— de la Segunda Semana de la Escultura organizada por el Departamento de Artes Visuales, ofrece un curso sobre escultura en forja. Sus piezas deambulan entre las más variadas temáticas y es en la interpretación que da lugar a la obra donde la originalidad encuentra su lugar. Una de las más emblemáticas se encuentra en Gdansk, ciudad ubicada al norte de Polonia, en la que el motivo propuesto —a petición del ayuntamiento— era la libertad, al que respondió a partir de la metáfora representada por un sextante, según explica él mismo, con la pregunta “¿Dónde estás?” con la que increpa sobre la existencia de la libertad y la necesidad de encontrar el rumbo.

Maestro en Bellas Artes por la Universidad de Cracovia, en la que actualmente labora como docente, Twardowski ha conseguido en menos de veinte años una nutrida trayectoria con premios y reconocimientos internacionales, entre los que destacan el Premio del Ministerio de Cultura y el Patrimonio Nacional en Varsovia, Polonia, en 1998; el Gran Premio de la Bienal Internacional de Escultura, Resistencia, Argentina en 2006, y durante el mismo año el Premio del Rector de la Academia de Bellas Artes de Cracovia, Polonia; el Gran Premio de la Bienal de Ube, Japón en 2007 y la Exposición de Escultura de Acero Artistas de Eurasia y América Latina, en Hamburgo, Alemania en 2008. Además ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales en su natal Polonia y en Japón, Francia, Alemania, Finlandia, Turquía, Estados Unidos, Argentina y México.

Su obra premiada con el Gran Premio en la Bienal de Japón, fue descrita por el jurado como un ejercicio que “expande los límites del pensamiento en el espacio”, lo que puede apreciarse en las líneas de su trabajo que intentan emular a través de curvaturas de acero, conceptos abstractos o pertenecientes a otros campos del conocimiento. La búsqueda por desarrollar estrategias que permitan trazar nuevas rutas para relacionarse con otro tipo de expresiones hacen de su obra un modelo cambiante que ha transitado por la experimentación con formas de la naturaleza (flores, agua, huellas) y por la materialización de aquello que parece inasible en el espacio, como los vicios y las virtudes, las vibraciones —a las que corporeizó con la imagen de un diapasón musical del que se desprendían figuras “como sonidos”— o la música, a la que abordó a través de la construcción de acordes. Un ejercicio en el que reconoce la influencia de personajes que determinaron su propio desarrollo, como Eduardo Chillida, Jorge Oteiza o Richard Serra, y que ahora comparte con estudiantes mexicanos.

¿En el contexto actual de globalización y pragmatismo, cuál es la función de la escultura… permanece su valor estético?
Definitivamente sí. No sólo no ha perdido importancia sino que hoy en día se ve acrecentada. Hay muchos aspectos del mundo moderno, incluso muchas construcciones arquitectónicas que son también esculturas, aunque no siempre lleven ese nombre. Por eso, es muy importante continuar buscando y formando espacios para esto que hacemos, porque en realidad el concepto de escultura se ha ampliado, se ha diversificado, con lo que no se entiende en la actualidad —como quizás se habría entendido en otro momento— solamente como la creación de figuras en el espacio, sino que se relaciona con otras formas de expresión estética.

Ahora que trabajas de cerca con las nuevas generaciones, ¿qué les sugerirías para que se inserten en este renovado modo de hacer escultura?
Solamente dos cosas, pero que me parecen fundamentales. Una de ellas es el insistir sobre lo que queremos hacer, la perseverancia con determinación y el tener el deseo de crear. La otra, y no menos importante, es que el autor tenga algo que decir, expresar ideas a través del arte, hablar por medio de la obra.

¿Consideras que sucede así en el ejercicio escultórico mexicano?
A mí me gusta mucho lo que se está haciendo aquí; porque creo que la escultura mexicana logra desdoblarse en el espacio, tiene gran expresión en éste. Los jóvenes están haciendo trabajos interesantes. Es una expresión muy característica, con elementos propios, lo que como artista uno puede apreciar y valorar sinceramente.

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