Treinta años de impulsar el cine mexicano

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El reloj aún no daba las seis y por la alfombra roja se paseaban ya los protagonistas de la gran fiesta del cine, en la ciudad que durante treinta años fuera una plataforma para los filmes que llevarían a cineastas como Guillermo del Toro o Alfonso Cuarón a consagrarse como figuras internacionales. La fiesta de hoy va en grande, no todos los días se cumplen tres décadas de proyecciones, diálogos y foros; no todos los días se desborda por las pantallas lo mejor del cine iberoamericano.

“El Festival crece, otorgando un reconocimiento a la cinematografía internacional, y al mismo tiempo sigue convocando a aquéllos que alguna vez pasamos por aquí”, fueron las palabras del cineasta mexicano Jorge Fons, en la alfombra roja de la ceremonia de inauguración del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, celebrada el pasado sábado 7 de marzo en el Auditorio Telmex.

Por ella desfilaron personalidades del mundo del cine, como Hebe Tabachnik, directora del FICG in LA, quien dijo que el FICG se ha convertido en “un monstruo extraordinario”, una plataforma que presenta un programa cargado de “auténticas gemas del cine internacional”. Y viejos amigos de aquella Muestra de Cine Mexicano, como Kenya Márquez, su exdirectora, quien se confesó feliz ante “un festival que ha crecido considerablemente, algo que siempre será un gusto, porque es importante que el espectador conozca el cine iberoamericano —muy difícil que llegue a otras salas— a través de éste que es un foro importante, un abanico de posibilidades”. O Jaime Humberto Hermosillo, su fundador (al lado de Emilio García Riera), orgulloso de un festival que le produce a “treinta años de verlo nacer, una satisfacción personal enorme”.

Y justamente Hermosillo, minutos después al interior del auditorio, sería el primero de los homenajeados de la noche.

“Se trataba de un proyecto ambicioso que en sus inicios consistía en presentar las principales películas que se realizaban en México, traer a los mejores críticos de cine del mundo y a los principales directores de festivales del mundo reunidos en Guadalajara para ver cine mexicano, fomentar cine mexicano, impulsar cine mexicano. Treinta años después, esta iniciativa de Humberto, que además personalmente dirigió los dos primeros años, ha hecho de este evento fílmico el Festival Internacional de Cine en Guadalajara”, rememoró el presidente del patronato del FICG, Raúl Padilla López, al entregarle el Mayahuel de Plata.

Emocionado, el director fundador, agradeció el reconocimiento: “El impacto de este festival de cine, ha propiciado que en el mundo se diga que nací en Guadalajara. Y no lo desmiento. Vivir en esta ciudad durante una década prodigiosa cambió mi vida. Tengo perdurables amigos y me enorgullece pensar que mi presencia hace tres décadas fue propicia para el desarrollo de la industria cinematográfica local y, sobre todo, para en aquel entonces afianzar la vocación creativa de jóvenes nacidos aquí”.

Antes, el Rector General de la Universidad de Guadalajara, Tonatiuh Bravo Padilla, dio el mensaje inaugural, dando la bienvenida a la delegación de artistas y profesionales del cine de Italia, y recordó que este festival colocó a Guadalajara como referente internacional de la industria cinematográfica, contribuyéndo al impulso de la producción nacional.

Fue recordado asimismo un personaje clave en el impulso del cine en la UdeG: Boris Goldenblank. En la pantalla se proyectó un mensaje del recién fallecido director y maestro de la Casa de Estudio: “Espero que ahora o después, lo que estoy sembrando pueda dar frutos, y un día, posiblemente, alguien después de mí vaya a recordar que uno de los maestros fui yo. Eso será suficiente para sentirme perfectamente bien aquí, o en otro mundo que voy a estar después”, frase que suscitó una fuerte ovación.

Luego, Isela Vega le puso garbo y fuego al escenario. Ya en la alfombra roja, desfiló revestida con el carácter que forja una centena de películas: sonriente, elegante, dispuesta a recibir el homenaje a una trayectoria nutrida de encanto, dramatismo y erotismo. Y en la ceremonia no fue de menos: salió en una plataforma, fulgurando  de belleza. La sensualidad de su mirada combinada con un dejo de inocencia en sus palabras, resultó una combinación explosiva: “Estoy muy emocionada. Sobre todo viniendo a este festival tan importante y maravilloso donde acude gente de este continente, de Europa y Estados Unidos a presentar sus películas”. Se pronunció en contra del racismo y la homofobia, y calificó al Mayahuel de Plata como el premio más importante en su trayectoria como actriz.

El Mayahuel internacional fue para Bernardo Bertolucci, director italiano nacido en Parma. Por motivos de salud no pudo acudir, pero grabó un mensaje: “La vida de vez en cuando nos quita algunas cosas. Quizá algunos placeres como el de haber estado con ustedes esta noche. Porque se trata de un festival muy importante para América Latina. Felicito a mi amigo Alejandro González Iñárritu por su éxito en el Oscar”.

Dicho esto, se proyectó el cortometraje Zapatos Rojos, de un minuto y medio, que refleja el mal estado de las calles de Roma, sobre todo para quienes, como Bertolucci, la recorren en sillas de ruedas. Y finalmente, se proyectó Io e te,  el más reciente filme del italiano.

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