Tras bambalinas

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El lunes pasado se dio un capítulo más de lo que parece un telenovelesco conflicto entre el director artístico de la OFJ y una parte de los hasta ahora integrantes de la agrupación musical. La reciente historieta se dio cuando personal de Migración, cayó supuestamente de manera sorpresiva al ensayo que ese día tenían los músicos en el Teatro Degollado, a raíz de que días antes algunos inconformes por haber sido desplazados de su titularidad, declararan públicamente que habían demandado por maltrato laboral y hecho denuncias por extranjeros irregulares laborando en la OFJ.

En febrero de 2014, cuando se anunció a Marco Parisotto como nuevo titular de la OFJ, se presumió por fin un ambiente de paz y armonía y un futuro prometedor para la orquesta, luego de las turbulencias y ausencia de liderazgo que en el pasado reciente habían dejado los nombramientos ambiguos y las salidas poco gratas de Héctor Guzmán y Alondra de la Parra.

El caso es que al ungir a Parisotto como director —ante lo cual él quiso curarse en salud diciendo que había sido “un proceso limpio”, porque aparentemente no sólo las autoridades, sino los propios músicos habían visto y participado con beneplácito en la elección—, la secretaria de Cultura Myriam Vachez dijo entonces que el del director italo-canadiense sí “es un verdadero proyecto”. Y a la fecha le sigue dando su total apoyo y libertad de acción bajo el discurso de crear una de las mejores agrupaciones del país, para lo cual “necesita ser renovada en varios aspectos”, dijo algunas semanas atrás y aseguró que se hicieron los ajustes necesarios en acuerdo con los músicos, aunque después pretendieran “que no era cierto”.

Bajo ese contexto entró Parisotto a la OFJ, y sus primeras declaraciones fueron que la orquesta requería “depurar su sonido” e “instaurar una disciplina artística”, aunque tal vez sin decir que para eso se desharían de muchos de ellos. Entonces comenzó el rosario de instrumentistas que fueron apartados de sus atriles con el argumento de que por sus condiciones físicas ya estaban para la jubilación, o porque según los criterios exclusivos del director no tenían las capacidades artísticas para estar al frente. Y de ahí vendrían las protestas, reclamos y demandas por detener lo que se percibe como vulnerables condiciones laborales.

Aunque algunos de los músicos que han sido desplazados o “congelados” han hecho saber que actuarán por las vías legales, hasta el momento sólo la violinista Iolanta Michalewicz ha interpuesto una demanda ante la Secretaría de Trabajo y Previsión Social y ha obtenido una suspensión provisional del Juez Tercero de Distrito para que no sea removida de sus funciones, y que debe resolverse definitivamente en estos días.

Con todo el escándalo que al respecto se ha hecho desde el inicio del conflicto, y de lo cual la administración de la OFJ ha salido a decir una y otra vez que todo está bien, ante los recientes hechos no les ha quedado otra que enviar un comunicado diciendo que los músicos extranjeros que fueron invitados para suplir a los “congelados” se van el 19 de este mes y después se abrirán audiciones, aún cuando están en el proceso de una grabación y la inminencia de una gira al extranjero.

También quien finalmente ha salido a hablar públicamente, hasta que el ambiente se ha desbordado, es el propio Parisotto mediante un comunicado. Ahí ha dicho de nuevo que las separaciones de músicos es porque o están viejos o porque son malos para tocar, pero también porque algunos se han dedicado a insultarlo y agredirlo, pese a que los músicos desplazados han sido los primeros en decir que ellos son los que han recibido los denigrantes tratos del director, que incluso se alegan son por discriminación.

Pero también lo que ha hecho Parisotto ahí es justificarse con argumentos que suenan a autoelogios: “Como ganador de varios concursos internacionales de dirección orquestal […] Yo hago mi trabajo y lo hago bien”.

Músicos de la orquesta, y los cuales pidieron el anonimato, señalaron que Parisotto no debería decir quién se va o se queda, ya que en el reglamento interno de la OFJ existe la figura de una comisión conformada por los músicos y el director para que en conjunto se tomen decisiones artísticas. Sin embargo, los quejosos advirtieron que lo que hizo el director fue “desmembrar” este órgano —que no ha vuelto a reunirse desde que dirigía Alondra de la Parra—, pues sus integrantes fueron de los primeros en ser desplazados. Esto mismo ha pasado con quienes formaban parte del sindicato de la orquesta, ya que también fue “una de las listas negras”, y aseguran que por parte de la administración se les hizo firmar una carta para desistirse de ser parte del sindicato. Los músicos dijeron que para limpiar a la orquesta de malos manejos es necesario que se haga una auditoría a quienes la administran y dirigen.

Por su parte, el representante sindical de los músicos de la OFJ, Manuel Cruz, consultado al respecto de la situación de los instrumentistas desplazados, dijo que la administración de ésta “se presentó a dialogar con nosotros.  La sesión fue delicada por lo mucho que se han polarizado las partes” pero señaló que  “al final se resolvió que se negociará con el sindicato y sólo a través de éste la solución al problema actual de la OFJ. Nadie está corrido ni suspendido de la fuente de trabajo. Las partes nos reuniremos en breve para avanzar en la búsqueda de soluciones” porque, “existe acuerdo de Buena Voluntad de ambos lados”.
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