Trabajar quemado

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El estrés, la repetición en los procesos y el acoso moral dentro del ámbito laboral son algunos factores psicosociales que  pueden disminuir la calidad de vida del empleado e incrementar los riesgos de accidentes como consecuencia de una disminución en la atención, informó la investigadora Raquel González Baltazar, quien coordinó el taller “Calidad de vida en el trabajo”, dentro del II Foro de las Américas en investigación sobre factores psicosociales, estrés y salud mental en el trabajo.
A escala internacional, los factores de riesgo menos atendidos en empresas e instituciones son los de tipo psicosocial. Éstos en la legislación mexicana no están reconocidos.
La investigadora indicó que la calidad es reconocida como un factor de éxito o de fracaso para la competitividad de las empresas e instituciones; sin embargo, ¿cuál es la importancia que se le da al trabajador, la valoración que recibe por los servicios que presta o el reconocimiento que recibe por estar realizando adecuadamente su labor?
Los jefes, o los mismos compañeros de trabajo, pueden crear un ambiente laboral enrarecido al propiciar malas relaciones interpersonales. Esto puede desencadenar el síndrome de burnout, detalló la académica. Esta enfermedad está muy relacionada con el estrés. El individuo se despersonaliza, pierde el buen trato con los otros, llega a no importarle cómo se relaciona con el resto de la gente y pierden interés en el trabajo; además, la calidad de vida dentro del ámbito de laboral disminuye considerablemente.
La doctora en ciencias de la salud en el trabajo por la Universidad de Guadalajara, explicó que la calidad de vida tiene que ver con estar satisfecho con las condiciones laborales y con lo que logra gracias al trabajo, como alto desarrollo personal, buenas condiciones de vivienda y utilización óptima del tiempo libre. “En los ambientes laborales donde hay factores de riesgo psicosociales la persona puede salir afectada al no estar satisfecha con lo que hace, entonces deja de reconocer que el trabajo le permite alcanzar otro tipo de satisfactores”.
El trabajo no puede separarse de la vida diaria. Una persona que enfrenta malas condiciones laborales puede también salir afectada en sus relaciones familiares y sociales, de ahí la importancia de hablar sobre el tema y reconocer la existencia de estos problemas.
“La gente debe enterarse que existen los factores de riesgo psicosociales para poder desarrollar programas preventivos dentro de las empresas e instituciones y sean minimizados e incluso, evitados”.

Lo no reconocido
La especialista señaló que se reconocen los factores de riesgo físicos o químicos, como evitar los contactos de fluidos contaminados de Sida, por ejemplo. En cambio los psicosociales son más abstractos. Es esencial identificarlos. “Podemos encontrar múltiples modelos de evaluación enfocados a la calidad, sin embargo, la política empresarial e institucional cuando se enfoca a los productos y/o servicios, y deja de lado las expectativas del trabajador”.
En la justificación del taller “Calidad de vida en el trabajo”, localizado en www.factorespsicosociales.com, se reconoce que “los logros obtenidos durante las últimas décadas a escala mundial por las empresas y organizaciones en términos de productividad y competitividad, eficacia y eficiencia, se han logrado a través de profundas transformaciones en la estructura productiva y en las formas de organización de la producción. Innovaciones que produjeron aumentos importantes de productividad y una mayor competitividad de las empresas, llevada a cabo sobre la base de una hiperflexibilización de la fuerza de trabajo, con importantes efectos negativos para una gran parte de las personas, que se han visto afectados con empleos precarios, inestables y desprotegidos”.

Detalles del foro
El II Foro de las Américas en investigación sobre factores psicosociales tuvo como sede la Torre de Especialidades del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde.
Entre los objetivos que persiguió fue el ofrecer un espacio enfocado a la difusión e intercambio de información del tema con base en la investigación y la generación de conocimiento del más alto nivel internacional y promover el intercambio entre investigadores, estudiantes y profesionales interesados en el tema con énfasis en la formación, actualización y posibilidades de entrenamiento avanzado.

Psicología en el trabajo
La psicología organizacional sirve para detectar los defectos y virtudes del personal que labora en una empresa, logrando tener mayor eficacia y rendimiento. Pero en México, a diferencia de otros países, no se invierte en esta área, de hecho a pesar de que las microempresas son el 65 por ciento en nuestro país (cuatro millones de negocios que emplean a 12 millones de personas), en muchos casos son empresas familiares que apenas tienen el departamento de recursos humanos. Por ello, con el fin de actualizar y capacitar, se realizó del 22 al 25 de octubre el I Congreso internacional de psicología organizacional, en el que hubo conferencias magistrales, talleres y exposición de proyectos de investigación, informó Raúl Flores Carrillo, jefe del departamento de Psicología Aplicada y uno de los organizadores.
Y es que el tema es de vital importancia, tomando en cuenta que al día pasamos más de ocho horas diarias, incluyendo la preparación para arreglarse y tiempos de traslado. Pero ¿por qué influye tanto el estado psicólogico de los empleados? “Porque un empleado inconforme puede ser una mala influencia y porque una persona deprimida, además de que rinde menos, se ausenta más. Son factores que en ocasiones no se toman en cuenta y aunque la situación económica es complicada y la crisis golpea, también influye la actitud y la disposición de los empleados y con ello la necesidad de planear y mejorar los objetivos”.
Y es que, como ocurre en la mayoría de las empresas, las quejas de muchos empleados son los bajos salarios y en puestos medios o altos la “juntitis”, pero también el síndrome del edifico enfermo. “Esto va más allá de que alguien tenga  gripe  o tos y sea foco de infección. Va de la mano con las actitudes, con el trato, el compañerismo o la ausencia de este, con las rivalidades, los chismes de pasillo y la relación jefe-empleado”.
Por ello es importante invertir en una primera etapa en diagnóstico y evaluar todo: personal, condiciones de equipo, instalaciones y posteriormente ver cuál es la imagen que se quiere proyectar y sobre ello trabajar, puesto que es importante que se fomente la creatividad, la convivencia,  el trabajo en equipo y el apego a la camiseta con la que se trabaja.
En este tenor, se deben revisar los espacios designados para cada quien, la iluminación y aire acondicionado de cada cubículo, así como también evitar mezclar personal de otras áreas, puesto que en ocasiones lejos de fomentar la convivencia, a veces no hay afinidad en las tareas que realizan. “Se deben cuidar todos los detalles para que el trabajo sea más eficiente y no se vea como una carga, sino como una oportunidad de profesionalizar y disfrutar las actividades que se realizan. También es fundamental que se apoye en la capacitación y la actualización de los empleados”.

Hombres biliosos

hay más probabilidades de que los hombres sean hospitalizados como consecuencia de la violencia que sufren en su ámbito laboral, en comparación con las mujeres. Éstas suelen deprimirse, pero tienen mecanismos para dejar escapar los sentimientos negativos, afirmó Leonor Delgadillo Guzmán, investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de México, durante la conferencia “Violencia laboral, su significación entre hombres y mujeres”.
La investigadora participó en el II Foro de las Américas en investigación sobre factores psicosociales, estrés y salud mental en el trabajo, que tuvo como sede el Aula magna de la Torre de especialidades, del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde.
Los hombres, por construcción social, no metabolizan la violencia de la misma manera que las mujeres. “Ellas utilizan las palabras y las relaciones sociales, en cambio los varones hablan poco de sus problemas, por lo tanto no comparten sus sentimientos. Entonces su organismo se deteriora y pueden resultar dañados la vesícula, el estómago y el colon”.
La investigadora se refirió a los modelos de comportamiento avalados por contextos culturales latinoamericanos. Indicó que probablemente en otras estructuras no patriarcales los modelos sean distintos.
Como consecuencia de la violencia, en ambos sexos puede desarrollarse síndrome de estrés postraumático, alteraciones del sueño, de la atención, memoria, análisis y síntesis. El ataque puede ser tan persistente que la víctima no sabe lo que pasa, está desconcertada, pierde dirección en sus líneas de acción y se desestabiliza.
La académica se refirió a la violencia microsocial ejercida dentro de un medio laboral, es decir, la recibida por parte de los compañeros de trabajo, los jefes, subordinados o las políticas institucionales.
La manera de ejercer la violencia es diferente en hombres y en mujeres. Ellas son más hábiles en el dominio de códigos simbólicos. “Cuando llegan otras más jóvenes e inexpertas y más guapas, lo que hacen es desarrollar sus conocimientos sobre violencia disfrazada y simbólica para ejercerlos. Mientras que los varones son de una lógica más pragmática”.
La violencia más perniciosa en un ambiente laboral es la psicológica, porque se guarece en mandatos y convencionalismos sociales. Entre las formas que adquiere están el control, la desvalorización, la indiferencia y la cohersión. Cuando alguien es promovido a una nueva posición peleada por otros, es susceptible de sufrir violencia psicológica. “Le pueden ocultar información o hacerla perdidiza, por ejemplo”.

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