“Todos somos Magaly”

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Las pancartas estaban listas y los cientos de estudiantes que puntuales se dieron cita el pasado miércoles 21 de marzo, en el Centro Universitario de los Lagos (CULagos), estaban ya organizados. El objetivo era claro: marchar por las calles llevando un mensaje de paz, pero también un firme reclamo de justicia para los familiares de quienes han sido víctimas de la violencia que en los últimos años ha ido en incremento en aquel municipio.
Llegada la hora -más de las seis de la tarde-, el contingente encabezado por profesores del CULagos, comenzó su caminata y poco a poco iban alzando la voz, que si bien no era sincronizada, era igual en entusiasmo. “Nadie más, queremos paz”, principal consigna que gritaban los manifestantes.
Con ropa blanca iba también caminando un grupo de mujeres vecinas del centro universitario, quienes decidieron unirse a la marcha para exigir a las autoridades seguridad para sus colonias y en general para toda la población.
“Esperamos que estando todos unidos las autoridades nos hagan un poco más de caso, que se preocupen más por el pueblo y nos den más protección. Si las autoridades estuvieran interesadas, no habría necesidad de una marcha, pero con lo que estamos viviendo ahorita, sí es muy necesario”, dijo la señora Evangelina Rodríguez, vecina de la colonia Paseo de la montaña.
Las calles vacías de Lagos de Moreno se iban llenando con los que marchaban y con los que se asomaban curiosos, como Juan Rodríguez, estudiante de enfermería por las mañanas y carpintero por las tardes, quien honesto confesó que no tenía idea de los motivos de la marcha.
“Yo no estoy al tanto de todo esto, pero me parece muy bien. Ojalá y sirva de algo”, comentó, luego de enterarse de la finalidad de la manifestación.
Con paso lento, pero alzando firme su cartel, la señora María del Refugio Córdova, quien afirmó tener más de 70 años, también tiene la esperanza de que la marcha –a la que se unió cuando la vio pasar por su casa- sirva de algo, pues considera que la violencia ha ido en creciente aumento.
Los motivos para la muestra de indignación y coraje que daban los integrantes de esta marcha, eran muchos, pero el mayor de éstos los originó Magaly Jiménez Moreno, quien fue estudiante de la carrera de humanidades en el CULagos y cuyo cuerpo fue encontrado en febrero, luego de haber sido secuestrada y golpeada.
“Yo soy Magaly, todos somos Magaly”, gritaba un grupo de estudiantes de la carrera de humanidades, entre ellos, Saraí García, quien cursa el noveno semestre.
“Que no quede en silencio su muerte, que no quede como una persona desconocida, que no quede como alguien sin ningún valor. Esta marcha es la exigencia de que ya no queremos más violencia. La propuesta es clara: nadie más”.
Las cuestas pronunciadas de las calles de Lagos de Moreno llevaban hacia el jardín principal, el punto de reunión, donde ya se encontraba el segundo contingente, que al mismo tiempo había salido de la plaza comercial Capuchinas.
Ahí las voces se volvieron una sola. “El pueblo valiente lucha por su gente”. La misma gente que iba llenando la Plaza de los Constituyentes, hasta rodear el estrado que se encontraba a un costado, donde finalmente los familiares de las víctimas hablaron.
“Dispénsenme: yo no soy nada, yo vine con una esperanza de que algún día vea a mi hijo Rolando. Se lo llevaron un 12 de noviembre, a las 12 de la noche. Mi esposa y yo no supimos nada”, narró con la garganta hecha nudo el señor Antonio Rosales, originario de El Tecuán, Jalisco, lugar donde desapareció su hijo Rolando Rosales Flores, de 19 años.
El sentimiento de un pueblo lastimado pudo verse a través de los presentes, quienes difícilmente podían disimular la conmoción que provocaba escuchar los testimonios del señor Antonio Rosales y del señor Juan José Jiménez, padre de Magaly.
“Cómo llenar un lugar donde Magaly ya no está. Si las lágrimas de nosotros sirven para salvar la vida de los hijos de cada uno de ustedes, vamos a seguir llorando. Vamos a seguir adelante, por los hijos de ustedes”.
Debajo del estrado se encontraba la mamá de Magaly, la señora María Moreno García, quien no quiso subir al escenario, tal vez por el coraje que le produce la injusticia y la impotencia.
“Nadie tiene porqué terminar como termino mi hija. Deberíamos tener un México donde puedas caminar sola por una calle, sin que te pase nada. Además del dolor, tenemos que soportar que gente que nunca la conoció, hable de ella. Eso es lo que más molesta. Eso para mí es muy doloroso, porque hay gente que no tiene caridad por el dolor de una madre. Soportar el dolor de perder a mi hija y oír gente tan tonta decir que mi hija era una prostituta”.
Tanto el rector del CULagos, el doctor Armado Zacarías, como el académico universitario Roberto Catelán Rueda, manifestaron su apoyo a las víctimas y se comprometieron a presionar a las autoridades para lograr el esclarecimiento de los crímenes.
Castelán Rueda leyó el pliego petitorio que al final firmaron los manifestantes. Entre los puntos de exigencia se encuentran el esclarecimiento del asesinato de Magaly Susana Jiménez Moreno, de 21 años y la aprehensión y enjuiciamiento de los culpables, así como la integración de una fiscalía estatal y una oficina municipal de atención a las víctimas del delito.

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