Todos los muertos todas sus historias

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PREMIO LAS NUEVAS PLUMAS/CHEMA MARTINEZ

¿Estamos en guerra?, fue la pregunta obligada y el eje temático de los periodistas nacionales e internacionales que participaron en el VII Encuentro Internacional de Periodistas, organizado por la Dirección General de Medios de la Universidad de Guadalajara en el marco de la FIL y en el que también intervinieron académicos, escritores y políticos.
El Gobierno Federal ha puesto énfasis en decir que “México no está en guerra”, sin embargo, durante la bienvenida a los participantes del encuentro, el maestro Rogelio Campos Cornejo, Director general de medios, de la Universidad de Guadalajara señaló que “si no estamos en guerra sí padecemos casi todos los síntomas de estar en una” al informar que en los últimos años casi se han triplicado los homicidios y de los 45 mil que han sucedido en este sexenio sólo se han abierto investigaciones en aproximadamente mil casos que han concluido en sólo 22 condenas. Esto con base en el reporte “Ni seguridad, ni derechos: ejecuciones y tortura en la guerra contra el narcotráfico en México”.
Además, el índice Mundial de Paz que sitúa a los países más violentos en los últimos lugares, colocó a México en el 2011, el lugar 121 de 153 países evaluados, cuando en el 2007 se ubicaba en el lugar 79.
En el encuentro estos temas fueron prioritarios, así como el tema electoral, los cambios sociales, informar en condiciones adversas, y el papel de los periodistas, entre otros.

Periodismo de alto riesgo
Hoy más que nunca el periodista está expuesto a situaciones de violencia y en el 2008 los periodistas de Ciudad Juárez se replantearan la forma de trabajar.
“Una violencia inédita que nos enfrentaba a hechos que teníamos que empezar a documentar y trabajar de manera diferente: no firmar notas, renunciar a la exclusividad pero seguir informando a la ciudadanía para que tomaran sus propias decisiones”, dijo Rocío Gallegos, periodista de El Diario de Ciudad Juárez desde hace 15 años.
En febrero de 2008 asesinaron a su compañero Armando Rodríguez y comenzó el fuego cruzado que trajo consigo miedo y amenazas. Lejos de amedrentarse, las reporteras decidieron continuar investigando y denunciando la corrupción.
“Nos marcó, pero se decidió seguir adelante. Fue uno de los momentos más difíciles porque nos enfrentamos a un dolor, nos convertimos en víctimas vivas y teníamos que seguir trabajando pero decidimos no dar un paso atrás”.
Después llegaron los militares y los policías federales. Los asesinatos en la ciudad continuaban y los riesgos para los periodistas se incrementaban. De pronto nadie estaba seguro. Por esa violencia algunos periodistas se exiliaron y otros dejaron la actividad. La situación era distinta a la de una guerra porque en un conflicto civil sabes quién pelea y donde están los frentes pero darles rostro a las víctimas y seguimiento a los casos es la mejor arma para un periodista.
“La investigación es el mejor blindaje que podemos tener en medio de esta guerra y no quedarnos con cuantos mataron el día de hoy sino a quienes y porque los están matando”.
El trabajo que ha realizado junto con Sandra Rodríguez y Luz del Carmen Sosa, también reporteras de El Diario, ha hecho que los ciudadanos confíen en los periodistas de la capital de Chihuahua, dijeron durante su conferencia “El Diario de Ciudad Juárez, periodismo de alto riesgo”.
“Gozamos de una confianza extraordinaria por parte de la población. Las familias confían en los medios cuando no encuentran auxilio por nadie”, indicó Sandra Rodríguez, quien labora en este medio desde hace ocho años, y a la vez enfatizó que “en esta coyuntura de violencia, amenazas y temor, contrario al amedrentamiento nuestra reacción fue vamos a investigar más y no permitir que todo esto se quede sin castigo”.
Luz del Carmen Sosa, reportera de la fuente policiaca cubre hasta 20 homicidios en una jornada de siete de la mañana a tres de la tarde. Ha estado presente en funerales donde se registran atentados al cortejo fúnebre y en el propio entierro. “Hay personas que me dicen que soy valiente y en mi casa me dicen que estoy loca. Por ejemplo, las agencias aseguradoras no querían renovar el seguro de vida a los reporteros por el alto riesgo. Es importante que le pongamos atención a la situación emocional de los reporteros porque es muy difícil demandar justicia, enfrentarse a lo que dicen las autoridades y las víctimas. Como reporteros estamos en medio”.

Cronicar la realidad
La literatura está contando lo que los medios no difunden. Las historias de las víctimas del crimen organizado no figuran en la mayoría de los medios y poco interesan a la pluma de muchos reporteros. Por eso, es necesario que los periodistas estén en la línea de fuego y cuenten de otra manera las cosas.
Durante la conferencia “La guerra en México. Imagen, crónica y ¿ficción?”, Alejandro Almazán, tres veces ganador del Premio Nacional de Periodismo dijo que esta profesión está cayendo en una narcoficción. “Los reporteros no hemos tenido la capacidad de enseñarle a la gente a entender el crimen y la literatura está haciendo esta parte que no cuenta el periodismo”.
Tratar de contar de otra manera las cosas es un reto para los comunicadores. “El periodismo a veces carece mucho de sentimiento, muchos de los que están cronicando el narco parece que traen gasolina en las venas y lo ven desde afuera. Es el papel que está tomando la literatura, contar la guerra a través de la literatura”.
El escritor mexicano autor de la novela Balas de plata, Élmer Mendoza, coincidió en que la literatura están registrando las sensaciones que los medios no tocan: miedo, angustia, coraje, incertidumbre pero también esperanza.
“Estamos contando lo que está pasando, el mundo de los narradores se está enriqueciendo con esto pero también con el dolor”.
En México, la realidad ha superado la ficción. Anécdotas como el hombre de Tamaulipas que colocó afuera de su casa un letrero que decía “no tirar basura ni cadáveres” o el administrador de un panteón en Sinaloa que decía tener un trabajo similar al de los controladores aéreos, debido a la gran cantidad de carrozas fúnebres que llegaban al panteón no son anécdotas sueltas ni ficción, dice Marcela Turatti, reportera de revista Proceso y autora de Fuego cruzado.
“¿Cómo hacer para que el muerto número cinco o el 50 mil importen? ¿Cómo mantener viva la indignación y la esperanza? ¿Cómo mantener viva la memoria?”.

Diez puntos para cubrir las elecciones
México ha cambiado y no para bien. Las elecciones del 2006 fueron muy diferentes a las que se vivirán en el 2012 por lo que periodistas y ciudadanos deben reflexionar sobre la coyuntura que estamos viviendo, dijo Lilia Silvia Hernández, ganadora del Premio Nacional de Periodismo en dos ocasiones.
Durante la conferencia “Elecciones 2012. Periodistas a prueba”, la periodista mencionó diez puntos que es necesario tomar en cuenta para los futuros comicios electorales. Tomar medidas de seguridad. “Hay zonas en donde no vamos a poder reportear, no podemos negarlo”.
Identificar a tu candidato es la segunda propuesta. “¿Quién es?, ¿de dónde viene?, ¿qué ha hecho?, ¿cuál es su historia?, ¿quién los apadrinó? Como reporteros tenemos que brindarles datos a los lectores”, dijo Lilia Silvia Hernández.
Confrontar el discurso contra los hechos, conocer los bienes de los candidatos, quienes integran su equipo de trabajo, como se financian, analizar la publicidad, conocer a los árbitros del proceso y la propuesta de gobierno de cada candidato, así como reflexionar nuestro voto pasado y futuro es indispensable, comentó la periodista.
De 28 a 30 millones de electores van a votar por primera vez en las elecciones del 2012. A decir se Óscar Camacho, coautor del libro La victoria que no fue, los periodistas deben ofrecer un producto informativo diferente que ayude a conocer a esos candidatos.
“Los reporteros somos privilegiados de estar en contacto directo con los candidatos, el periodista tiene el reto de contar esos pequeños datos que pueden ser la diferencia”, con lo que coincidió el profesor de comunicación y reportero, Manuel Durán. “No somos jueces, no somos policías o verificadores. Somos periodistas y tenemos como obligación retratar la realidad, no poner algo que no nos conste. En esa medida la información abrirá puertas”.

Historias desde la trinchera
“Es preferible contar historias a quedarse callado”, dijo el periodista Javier Valdez, del semanario Ríodoce quien durante la conferencia “Historias contadas desde la trinchera” reflexionó que ante un escenario mexicano que convive a diario con el narcotráfico, es difícil hacer periodismo puesto que las historias no trascienden.
“Entonces, resulta que lo que nosotros publicamos, los trabajos de investigación, las crónicas, los reportajes, no son retomados por nadie más, es decir no tienen eco, no tienen seguimiento, nadie las retoma ni las lleva a ninguna tribuna legislativa, ningún articulista, columnista de radio y televisión retoma esas historias”.
En la mesa en la que participaron el periodista Diego Osorno y el historiador y periodista Froylán Enciso, concluyeron que en este oficio no hay garantías de seguridad por lo que aconsejaron a los jóvenes ser responsables y profesionales, además de verificar su información.
En el encuentro también se realizaron las conferencias “Latinoamérica a los ojos del cronista” y “Periodismo y cambios sociales”.

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