T. S. Eliot en México

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A la memoria de Isabel Fraire

Es probable que en la actualidad la poesía de Eliot traducida al castellano por el valenciano José María Valverde (quien en la editorial Alianza publicó, en 1977, su obra completa en un tomo), sea la más difundida y la más leída; sin embargo, las primeras versiones en español fueron hechas por escritores mexicanos y apreciadas en toda Hispanoamérica.

Aún hoy, los poemas del norteamericano (quien nació en Saint Louis, Missouri, el veintiséis de septiembre de mil ochocientos ochenta y ocho, pero que la mayor parte de su vida la vivió en Inglaterra, ya que en mil novecientos veintisiete se nacionalizó británico, lo que fue una declaración de vuelta a los orígenes, pues su familia era de vieja cepa inglesa por ambos costados y colonos de la actual Norteamérica), siguen impactado a los poetas-traductores mexicanos.

En sus propias palabras, T. S. Eliot se definió “Clasicista, en literatura; monarquista, en política, y anglocatólico, en religión”.

Eliot a la mexicana
La obra de Thomas Stearns Eliot ha sido una de las más provechosas y apreciadas en México. La primera versión de su poema The Waste Land —nos recuerda Octavio Paz en un ensayo de Al paso—, la hizo un escritor ahora casi desconocido, de no ser porque Paz lo recordó en “Rescate de Enrique Munguía”, publicado primero en la revista Vuelta, y luego colocado en su libro, donde afirma Paz que “fue la primera en español; ése es su mérito aunque hay que confesar que no acertó ni con el tono del poema ni con el título. El Páramo nos es exactamente The Waste Land. Fue más afortunado el traductor que le siguió inmediatamente, Ángel Flores; su Tierra baldía es, hasta la fecha, una de las mejores versiones del poema…”.

No obstante, Eliot se siguió traduciendo en nuestro país. En mil novecientos cuarenta, en la revista Taller —recuerda el mismo Paz—, se publicaron algunos poemas del autor anglosajón, que fueron —y son— la primera recopilación que se hizo, después, de los poemas de Eliot en México. De allí que el poeta y ensayista de Mixcoac afirme que “Algunas de las mejores versiones de la poesía de Eliot han sido hechas por mexicanos”. En ese libro está una traducción de “El canto de amor de J. A. Pufrock” que hizo el dramaturgo Rodolfo Usigli. “Gracias a Rodolfo —dice Paz— ese intenso poema inglés también es un poema, no menos intenso, en nuestra lengua”.

Paz, que fue un contumaz lector de Eliot, le debe su poesía mucho al autor de una de las poesías más importantes del siglo veinte. En algunos de sus poemas se puede localizar, muy a la mexicana, la influencia del autor de Four Quartets, con todo, nunca tradujo su poesía, al menos no está un solo poema de Eliot en Versiones y diversiones de Paz.

En las últimas décadas se ha traducido mucho a Eliot en México. Se ha vuelto un ritual y una tradición. Las versiones de sus poemas han sido hechas por Isabel Fraire, José Luis Rivas, Roberto Vallarino y José Emilio Pacheco. Todas impecables y de gran altura y profundidad.

Mi primera noción de la poesía de lengua inglesa, por cierto, se la debo Isabel Fraire, quien murió el 5 de abril de este año, a los ochenta años, y quien amó de igual forma la lengua inglesa como la castellana.

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