Subempleo nuevo modus vivendi

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La acentuada crisis económica mundial y las pérdidas financieras que sufrieron las empresas mexicanas por la pasada alerta sanitaria por la influenza humana, ofrece un panorama angustiante para quienes se han quedado sin empleo.
Al menos 190 mil jaliscienses todos los días buscan una plaza laboral. Éstas cada vez son más competidas y con salarios tan bajos que solo ajustan para sobrevivir.
Un ejemplo: María Ruth Mora trabajó en una empresa transportista en el área de recursos humanos, y a pesar de su licenciatura, solo le han ofrecido trabajos con salarios mensuales de tres mil pesos.
Las estadísticas son deprimentes en el ámbito nacional. En los primeros tres meses de este año se registró el índice más alto de desempleo en México desde el año 2000. De acuerdo con el profesor investigador de métodos cuantitativos, del CUCEA, Enrique Cuevas, ello “significa que el desempleo subió cinco por ciento en la población económicamente activa, por lo que cinco de cada 100 personas están desempleadas, no han trabajado ni una hora, ni un día a la semana”.
El aumento del desempleo es el resultado de la situación financiera que atraviesa México y buena parte del mundo, sobre todo, las economías más desarrolladas, como las de Estados Unidos, Europa y Asia.
México sintió más fuerte el golpe económico porque no estaba preparado para afrontar la situación, a pesar de que desde hace siete años se había anunciado una probable recesión en Estados Unidos. Como resulta común, nuestros gobernantes no tomaron las precauciones debidas y no hicieron planes para enfrentar la crisis, refirió el investigador.
Cuevas dice: “Nos tomó desprevenidos en un periodo en el que se suponía que iba funcionando y en el que el gobierno de la república anunciaba crecimiento de empleos. Incluso Felipe Calderón se autonombró ‘el presidente del empleo’ y prometió mejores salarios y mayores plazas laborales, lo cual generó expectativas positivas. Ahora vemos que fue sólo propaganda política, anuncios sin fundamento científico”.
Además, no hay planes sólidos a nivel federal que apoyen a la economía y aminoren el desempleo. En los estados es peor la situación, porque llegan menores recursos de la federación.
Para mitigar el problema de desempleo, Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco, anunció a principios de este año el Programa estatal emergente de capacitación para la productividad en apoyo a los empresarios jaliscienses que se encuentren en una situación complicada y con riesgo de despedir personal.
El sostén consiste en capacitar (de uno a tres meses) a los empleados de esas empresas en crisis. El gobierno absorbe los gastos y ofrece hasta tres salarios mínimos a los trabajadores.
Los programas de capacitación a escala estatal como nacional, desde los años ‘80 y ‘90 han funcionando como medidas de combate al desempleo y han sido manejados por la Secretaría del Trabajo con fondos del Banco Mundial y del Fondo Mundial, y posteriormente con fondos del Banco Interamericano. Pero desde entonces no han sido suficientes para aminorar los efectos de crisis severas, como la actual.
Para el economista de la Universidad de Guadalajara, Enrique Cuevas, “estos programas son necesarios, pero siempre han existido. No se vale que el gobierno del estado los anuncie este año con bombo y platillo como medidas emergentes para combatir el desempleo y que han surgido para contrarrestar a esta crisis que estamos viviendo. El gobierno del estado los está utilizando como medidas populistas y nunca han sido aptas para combatir el desempleo”.
El experto indicó que al gobierno le cuesta aproximadamente 80 mil pesos generar un solo oficio, es decir, que la cantidad de dinero que el gobierno jalisciense destina a políticas de capacitación no es suficiente para aminorar la falta de plazas laborales.
Son los ciudadanos quienes más sufren esta situación. A Guillermina Sánchez Rodríguez la despidieron de un Superama y no ha encontrado trabajo desde hace un año. “Voy a muchos lugares a pedir trabajo y hay unos que me piden papeles y me dicen ‘luego le hablamos’, pero nunca llaman. Después de tanto buscar, me desmoralicé y empecé a ayudarles a mis hermanos, en el tianguis, pero ya ves que trabajar entre familia no funciona. Estoy desmoralizada, así que vine a la Secretaría del Trabajo.”
La Secretaría del Trabajo en Jalisco también cuenta con el Programa de empleo temporal para que las personas sin trabajo sean contratadas por el ayuntamiento de Guadalajara entre uno o tres meses, con horarios de medio tiempo y ganando máximo dos salarios. También les proporcionan seguro social.
Para los empresarios este programa puede ser nocivo, más que ayudar a remediar la situación. Pablo Lemus, presidente de la Coparmex Jalisco, afirma que “estos programas empleo temporal no deben convertirse en empleos permanentes”, porque sus beneficiarios “pasarían a formar las filas de la burocracia estatal” y al final habría un aparato burocrático más obeso.
Opina que sería mejor que los recursos que llegan a través de las participaciones federales y de la recaudación estatal, podrían ser dedicados a generar infraestructura.
“Lo que se debe buscar es invertir en infraestructura, tener mejores empleos en el largo plazo y evitar una coyuntura de dos o tres meses. Otra preocupación es que estos empleos son creados en tiempos electorales”.
Para Cuevas, las medidas de empleo temporal son populistas, porque solamente aminoran la situación unos meses, pero no el problema real. “La experiencia en México ha demostrado que se puede subsidiar el empleo de uno a tres meses, pero después el Estado carece de capacidad productiva y de servicios sólidos para absorber la demanda de los miles de trabajadores desempleados”.
Esta manera de actuar genera clientelismo político en este periodo electoral, ya que el apoyo no es suficiente: “son empleos temporales y no existe capacidad del estado para absorber empleos a largo plazo”.

Más desempleo a finales de año
El problema de la influenza humana deterioró más la situación económica de México. Los servicios relacionados con la industria turística, como los ofrecidos por restaurantes y hotelería, disminuyeron sus ventas, afectando a la economía de manera considerable.
Para el investigador Cuevas, “nos falta afrontar lo mas fuerte de la crisis, que será hasta el tercer o cuarto trimestre de este año, y si le sumamos el problema de la influenza, la situación es menos halagí¼eña para el estado”.
Buena parte de los recursos de Jalisco provienen de la industria turística y los servicios. Si éstos sufren daño, se prevé más difícil la situación económica.
En Jalisco el INEGI asegura que el desempleo es de cerca de 4.5 por ciento. “Sin embargo, las cifras de desempleo ocultan la situación real por la que atraviesa el país, porque cuenta a los subempleos como plazas laborales, es decir, si una persona trabajó una hora un día a la semana, el INEGI la califica como ocupada. Nosotros sabemos que si trabaja solamente un día o una semana, es un subempleo precario con bajos salarios.
“El subempleo es una forma disfrazada del desempleo, por lo que las cifras reales de desempleo en Jalisco son de 12 por ciento. Pero la caída de vacantes será más grave en el último trimestre del año y se verá reflejada desde el tercer trimestre”.
De acuerdo a Cuevas, la única alternativa para lograr reactivar el empleo es que los recursos económicos (escasos en la entidad) sean canalizados a programas eficientes. Que los descontaminen de la burocracia y de los intereses políticos partidistas, para que lleguen a quienes realmente lo necesitan.
Los pocos recursos por lo regular llegan a personas ligadas a partidos políticos en el poder y son destinados para lograr clientela política. “Si en Jalisco se lograra manejar con transparencia y honestidad esos recursos, el impacto sería favorable para la economía del estado”.

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