Sin semillas para el mañana

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No es precisamente que los alimentos escaseen, la carencia de éstos se debe a factores como el aumento de la población en la misma superficie terrestre y con el mismo espacio dedicado a su producción —que en ocasiones disminuye—; se debe también a los usos alternos de los alimentos, como la producción de combustibles, el uso de granos en alimento de animales y a fenómenos que degradan el medio ambiente y evitan su cultivo, como el calentamiento global.
Es por eso que los granos básicos como el maíz, la soya, el arroz y la caña de azúcar, principalmente, se vuelven insuficientes para alimentar a la población, y en consecuencia aumenta su precio. El panorama, según los investigadores, no es alentador. Por lo menos así quedó asentado en el Foro de análisis de la situación alimentaria en México y Latinoamérica, realizado la semana pasada en el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), de la Universidad de Guadalajara.
El doctor Miguel Merlos Barajas, quien mostrando datos de la Secretaria de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), aseguró que los alimentos no están escaseando, pero sí son insuficientes debido a que son las necesidades lo que ha incrementado y, con ellas, el costo económico.
Una de las reacciones secundarias sería el incremento también en el precio de productos de origen animal, como la leche, la carne y el huevo, pues también se alimentan de granos básicos como el maíz.

Bioenergéticos
Un problema que contribuye a la escasez de alimentos es la necesidad de generar nuevos combustibles, pues con ello surgieron los biocombustibles, que son derivados de algunos granos, agravando con esto la crisis alimentaria.
La caña de azúcar, la soya y el maíz son alimentos útiles en la producción de biocombustibles. En México es permitido, pero solamente en el caso de que hubiera un excedente. México no es autosuficiente en la producción de alimentos, “no es capaz de producir alimento suficiente para el total de su población, tiene que comprar alimento en el extranjero, no tenemos soberanía alimentaria, dependemos de otros”, comentó el doctor Merlos, por lo que auguró un fracaso si se destinan los alimentos en la fabricación de biocombustibles. “Convertir alimentos en biocombustibles es quemar su valor”.
A pesar de los escenarios negativos que advierten los expertos, en México se aprobó la ley de bioenergía, que consiste en la autorización para convertir a los alimentos en combustible, aunque especifica que sólo en el caso de que exista un excedente.
El doctor Merlos opina que dicha ley sólo se aplica de manera unilateral, pues a pesar de que a escala federal no haya alimentos suficientes, el caso de Sinaloa, que produce dos toneladas más del maíz que consume, podrá destinar su excedente en bioenergéticos, aunque existan otras regiones del país en las que podrían ser aprovechadas para alimentar a la población. No se tomaron en cuenta todos los sectores involucrados para la aplicación de dicha ley, no participó ninguna organización del sector pecuario para su elaboración.

Transgénicos
Una causa más de la escasez de alimentos con resonancia planetaria son los problemas ambientales que impactan de manera global. El que más preocupa a los investigadores, por la magnitud de sus consecuencias, es el calentamiento.
La investigadora Margarita Hernández Gallardo señala que la industria, los medios de transporte, el aumento de la superficie asfáltica, la deforestación y la contaminación son factores que contribuyen al calentamiento global, que se traduce en los cambios bruscos de temperatura, las inundaciones, la erosión de la tierra o la sequía. Cualquiera de estas consecuencias no propiciaría un panorama apto para la agricultura.
Una posible solución que aún se discute entre los expertos es la implementación en el mercado de los alimentos transgénicos, no obstante todavía no se tiene certeza de su eficiencia para contribuir con la función que cumple cualquier alimento surgido del proceso natural de la agricultura.
El doctor David Sánchez Chipres expuso los pros y los contras de utilizar dichos alimentos. Son resistentes a las plagas, por lo que se ahorraría en pesticidas y al no ser utilizados, disminuiría la contaminación de los suelos; pero la consecuencia negativa sería que al ser resistentes a las plagas, los insectos que circundaban el cultivo, morirían, y con ello se originaría un desequilibrio ecológico.
Aún no se tiene claro cuáles serían las consecuencias reales de la utilización de alimentos transgénicos, pero las investigaciones están en proceso, sin embargo en Jalisco ya se cultiva soya, papa, chile y tomate.
A pesar de los esfuerzos por aminorar el problema, el panorama de la crisis alimentaria continua, y auguran los especialistas que el conflicto apenas inicia y que de no implementar alguna alternativa eficaz, se agudizarán los riesgos.

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