Sin querer queriendo

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“¿Tienes el libro de las memorias de Chespirito?”. Apenas es el segundo día de la FIL y esa no es la primera vez que Isela escucha la pregunta. Casi automáticamente, camina al estante del fondo, donde se encuentran los ejemplares de bolsillo: “Sí, mira, sólo me queda el de Sin querer queriendo, hay otro, pero creo que no lo tenemos”. El único libro que queda de Roberto Gómez Bolaños, alias Chespirito, está guardado al lado de ejemplares de Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez, y de La loca de la casa, de Rosa Montero. Isela lo toma y dice: “Mira, deberías de aprovechar, sólo queda éste y no es caro, está en 119 pesos”.

“¿Te lo han pedido mucho?”. Me responde con una actitud de experta vendedora: “Sí, es curioso, pero cuando los escritores mueren, las obras se cotizan, en verdad es el único que me queda, te apuesto que si traemos el otro, que se llama El diario del Chavo del Ocho, ya se hubiera acabado”.

El pasado viernes 28 de noviembre falleció el comediante mexicano, quien hizo reír a más de un país, y el interés por sus personajes y el icono detrás de la figura pública ya ha llamado la atención en diferentes espacios a nivel mundial. De él quedan sus programas y sus memorias, como este último ejemplar (en el stand de la FIL), que descansa entre otras publicaciones, a la espera de un lector interesado que lo compre para recordarlo y homenajear su memoria como lo hubiera hecho en vida: con una sonrisa.

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