Sexo sangre y un montón de tinta

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Prensa sensacionalista o amarilla, nota roja o policiaca, los nombres o los colores no son lo importante, pueden intercambiarse. Lo que cuenta es, como acostumbran decir los editores y reporteros de esta rama, que la noticia “escurra sangre”, desde la portada hasta el titular, ilustrada preferiblemente por imágenes de decapitados por un lado, y de nalgas y senos exuberantes por el otro.
Según expertos en comunicación, el modelo sexo-sangre se está afirmando siempre más en México como el paradigma de los medios informativos, en particular los que corresponden a las categorías mencionadas, todas sinónimo de un tipo de información que quiere escandalizar, abrumar y sobre todo: vender. Pero si el amarillismo existe desde los albores del periodismo moderno en el siglo XIX, lo nuevo, como explicó en entrevista la doctora María Elena Hernández Ramírez, investigadora del Departamento de Estudios de la Comunicación Social (DECS), del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, es que ahora se está extendiendo también a los medios considerados como “serios”. Es más, se convirtió en una estrategia de mercado para poder ganar más auditorio y, en el caso de la prensa escrita, para poder subsistir en medio de la crisis de las publicaciones impresas.

Nota amarilla, nota roja
El término prensa amarillista nació de la denominada “batalla periodística” entre el diario New York World de Joseph Pulitzer y el New York Journal de William Randolph Hearst, para ganarse el público magnificando cierto tipo de noticias escandalosas y pagando los implicados para obtener la exclusiva. En particular, entre 1895 y 1898 ambos periódicos se contendieron unas tiras de caricaturas del ilustrador Richard F. Outcault sobre notas policíacas llamado The Yellow Kid (“El chico amarillo”). El color y su nombre se quedaron para identificar este tipo de periodismo y fue utilizado a su vez por sus críticos para denostarlo, dado que yellow en inglés también significa “cobarde”.
Es curioso que una de las explicaciones más plausibles del término “nota roja” tenga a Guadalajara como su origen. Como lo señala Irma Lombardo en De la opinión a la noticia. El surgimiento de los géneros informativos en México, fue en el llamado Mercurio Occidental, a finales del siglo XIX, periódico fundado por Manuel Caballero —considerado el primer reportero mexicano— quien le ordenó a “un muchacho que daba vuelta a la rueda de la prensa que pusiera la mano empapada en tinta roja en todos los ejemplares que salían a la calle. Y los excelentes burgueses se horrorizaban pensando que Primitivo Ron (el asesino) en persona había colocado la diestra empapada de sangre del héroe”.
A distancia de más de un siglo la nota roja se está compenetrando y fundiendo con la amarilla, sobre todo en la prensa sensacionalista, que sigue utilizando la violencia, la sangre y el morbo de los lectores hacia estos temas para vender sus productos informativos o más bien, de entretenimiento. Sin embargo, se está verificando un fenómeno relativamente nuevo, del que México no está exento, que ve a periódicos considerados serios apostarle a estos tipos de publicaciones para aumentar sus ventas y sustentar así sus publicaciones de referencia.

Sangre, pero no demasiada
Es el caso por ejemplo de El Gráfico, asociado a El Universal, Metro del grupo Reforma y Express del Grupo Milenio. Estos periódicos, aún si se diferencian por varios aspectos —in primis el de estar ligados a publicaciones de referencia— de la prensa sensacionalista tradicional o “popular”, presentan muchas de sus características, principalmente en portada.
Según la investigadora del DECS, la doctora María Elena Hernández Ramírez, ésta se utiliza como “gancho” para llamar la atención del lector, a través de la “explotación del morbo, como sentimiento general de curiosidad, por lo desagradable y lo que le pasa a los demás”.
Para eso se emplean “encabezados impactantes, en dos palabras de preferencia para atraer la atención del lector, adjetivación en lugar de la descripción apegada a los ‘hechos’, utilizar la jerga policiaca y un lenguaje muy gráfico, dramático, que apele a las emociones”, explica.
Además, hay poca claridad con respecto a las fuentes, agrega, y los reporteros hacen descripciones muy gráficas, que “salpiquen” y que despierten la curiosidad del lector, en un intento de hablar como el “pueblo”, o como ellos creen que habla, a través de modismos, albures y una jerga de lenguaje “bajo”.
Las diferencias que se pueden encontrar en estos nuevos periódicos es que muchas veces lo sangriento de la portada no corresponde al contenido en el interior. La apuesta, dice Hernández Ramírez, es “atraer lectores de diferentes estratos culturales y económicos a través de la explotación del morbo y ofrecerle información verificada, con notas de periodistas de calidad”.
Antonio Navarrete, editor de Express, afirma que estos periódicos responden a una fórmula de mercado, que implica el uso de titulares que enganchen al lector, imágenes fuertes acompañadas por un lenguaje a veces popular y de imágenes de mujeres “voluptuosas”, pero que también, en su caso, “ofrece una nota dura junto con trabajos preventivos, por ejemplo cómo actuar en caso de asalto, o trabajos especiales sobre policías o personal de protección civil que hacen gestos heroicos”.
Añade que “buscamos utilizar un lenguaje más relajado junto al lenguaje duro de la nota roja, con dobles sentidos para relajar la inseguridad que se percibe en el ambiente”. Pese a esto, considera que “este tipo de periódicos se dice que son para la clase baja, pero para mí es un malentendido, porque actualmente la inseguridad afecta a todos, tanto al que vive en la periferia como al que vive en [la colonia] Providencia”.

Pragmatismo económico
La fórmula de estas publicaciones, explica Hernández Ramírez, responde a un pragmatismo financiero, abocado a “sostener los diarios de referencia, que saben que van a vender a través del escándalo, apostándole para atraer al lector pero ofreciéndole un contenido más serio al interior”. Aún si esto, añade, es evidentemente contradictorio con los principios éticos que debería sostener un periódico de calidad.
Sin embargo, como dijo Antonio Navarrete, según lo que pudieron observar, “el periódico que tiene en portada la foto más sangrienta es el que más vende”. Explica también que en el blog de Express, donde se sube la información y sobre todo las imágenes que no entran en el impreso, “la balacera del pasado 14 de junio en San Cristóbal de la Barranca, de la que se publicaron las fotos de varios sicarios muertos, es la que tuvo más visitas, cerca de 2 mil”.
En este sentido hay que señalar que el Express, que no tiene ni un año de vida, en Twitter tiene ya 10 mil 946 seguidores (al cierre de la edición), cuando Milenio Jalisco, su periódico “matriz”, tiene 12 mil 278, apenas mil 300 seguidores más.

Guadalajara, mercado en expansión
Pese a que, como explica la maestra Mónica ílvarez, directora de la revista Manos Libres, desde hace aproximadamente 10 años la inseguridad, la violencia y la nota policiaca se han convertido en la información principal de los medios jaliscienses, la difusión de periódicos sensacionalistas asociados con la prensa de referencia es un fenómeno incipiente en nuestra ciudad con respecto a otras importantes metrópolis del país.
Un estudio sobre los periódicos de mayor circulación en las principales ciudades de México, realizado el año pasado por una encuestadora internacional a que tuvo acceso La gaceta, y de la cual no podemos revelar el nombre siendo para uso interno, muestra que en ciudades como Monterrey y el Distrito Federal este tipo de publicaciones superan notablemente en ventas a la prensa de referencia, mientras que en Guadalajara, a pesar de percibir un preocupante aumento, la situación es más equitativa.
En la ciudad regia, Metro obtiene el 50 por ciento del total de diarios vendidos contra un 34 por ciento de El Norte (que también pertenece al grupo Reforma), el principal periódico de esa región. Esto a pesar de que, según estadísticas de Price Watherhouse Coopers relativas a 2009, la circulación de de este último es de 142 mil contra unos 86 mil del primero.
En cambio, en el Distrito Federal, El Gráfico (asociado a El Universal) ocupa el 30 por ciento de las ventas de periódicos y Metro el 21 por ciento. El Gráfico inclusive, de acuerdo a datos del Instituto Verificador de Medios del 2008, tiene una circulación diaria superior a su publicación de referencia: 138 mil contra 56 mil de El Universal. En la capital, si sumamos también La Prensa, de la Organización Editorial Mexicana, que obtiene un 13 por ciento de las ventas, prácticamente el 64 por ciento de la circulación de periódicos principales, que ronda el millón de ejemplares diarios, según un cálculo realizado con datos del Padrón Nacional de Medios Impresos, es de prensa sensacionalista.
En Guadalajara, este mercado está en construcción, aún si, como explica Antonio Navarrete, una investigación que realizó su grupo arroja que es un mercado prometedor y en expansión. Con un cálculo basado en el Padrón de Medios Impresos, resulta que la circulación diaria total de los principales diarios tapatíos Mural, Milenio, El Informador, La Jornada y El Occidental, es de casi 170 mil. Metro en la capital tapatía cuenta ya con el 11 por ciento de la circulación total de periódicos, con sus 19 mil ejemplares diarios según la encuesta de Price Watherhouse Coopers de 2009, cuando Mural, su publicación de referencia que tiene un tiraje que ronda los 42 mil 600 ejemplares, llega solamente al 19 por ciento; y alcanza además la de El Occidental, que entre los cotidianos serios, es el que tradicionalmente ha dedicado más espacio a la nota roja. Express en cambio aún no se encuentra en el Padrón de Medios Impresos y no se han podido obtener datos al respecto.
No es una simple coincidencia que en Monterrey la prensa sensacionalista supere a la de referencia, explica la doctora Hernández Ramírez. “Tanto Reforma como Milenio tienen la misma cuna, que es el periodismo regiomontano. Milenio por ejemplo pertenece al consorcio Multimedios, que en la región del norte es el grupo más fuerte en cuanto a televisión local, donde si sintonizas los noticieros locales, lo primero que ves son accidentes automovilísticos, con imágenes explicitas de muertos. Metro y Express nacieron de esta imagen del periodismo”.
Hernández Ramírez concluye que si bien la oferta periodística impulsada para generar ingresos y apoyar a la publicación de referencia, es un fenómeno nuevo en la ciudad, tiene que estudiarse más fondo.

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