Rutas hacia la poesía portuguesa

795

Conozco el mapa amor conozco la historia

las salas sitiadas tus hombros

donde se lava la carne que combate

las emboscadas los lagos los periódicos

los árboles el fuego la luz total

conozco amor conozco tu carne

y el corazón armado de la ciudad

Gastão Cruz

La riqueza de la literatura portuguesa es equivalente a su larga historia y tradición. Con piedras fundacionales como Luis de Camões, poeta del siglo XVI, o herederos tan famosos como Fernando Pessoa (1888-1935), la lírica portuguesa llegó al siglo XX con autores portentosos como Sophia de Mello (1919-2004), Eugénio de Andrade (1923-2005) y António Rosa (1924-2003), quienes sin duda construyeron un sólido puente con la llamada generación de Poesía 61.

Poesía 61 es el nombre que agrupa a cinco poetas, entonces muy jóvenes y debutantes, entre los que se encuentra Gastão Cruz, uno de los autores más interesantes de la actual poesía lusitana. Cruz nació en 1941 en Faro y es licenciado en Filología Germánica. Además de poeta, es uno de los más interesantes críticos de la literatura portuguesa y también director escénico. Como algunos de sus contemporáneos, Gastão Cruz conecta sus intereses con los elementos retóricos y discursivos que se habían diluido. Su poesía está caracterizada por un afán de perfección y densidad simbólica. Con catorce poemarios publicados y múltiples ensayos de crítica literaria y teatral, Cruz es, sin duda, uno de los nombres esperados en la programación de la próxima FIL 2018.

Nacido en Mexilhoeira Grande en 1949, Nuno Júdice es muy probablemente el poeta portugués vivo más leído en la actualidad. Licenciado en Filología Románica y especialista en Literatura Medieval, Júdice es un poeta consolidado además de dramaturgo, ensayista, narrador y profesor universitario. Con más de treinta poemarios, Júdice cuenta con publicaciones traducidas en Reinio Unido, Italia, Francia, España y Venezuela.

La poesía de Nuno Júdice es delicada y honda, se acerca a las cosas que aparentemente todos vemos, con filtros propios que le permiten encontrar y nombrar hasta los pulsos más pequeños e informes; es decir, descubre. Para este poeta hay en las cosas simples, en las experiencias que a todos nos humanizan, un territorio mágico y misterioso que es capaz de integrar a su discurso. Aquello que quizá intuimos, que creemos que existe pero que nos resulta imposible evocar, Nuno lo nombra, le da un significante y, al hacerlo, embellece la cotidianidad de quienes lo leemos.

“Trabajo el poema sobre una hipótesis: el amor/ que se vierte en la copa de la vida, hasta la mitad,/ como si lo pudiésemos beber de un trago. En el fondo,/  como el vino turbio, deja un gusto amargo/ en la boca. Pregunto dónde está la transparencia/ del vidrio, la pureza del líquido inicial, la energía/ de quien procura vaciar la botella; y la respuesta/ son estos vidrios que nos cortan las manos,  la mesa/ del alma sucia de sobras, palabras esparcidas/ en un cansancio de sentidos…”.

En las artes hay un camino de búsqueda que pretende alejarnos de lo procaz, lo banal y simple con que se representa la cotidianidad. La voz de Júdice lejos de crear ficciones o palabras insólitas, ajenas a lo que compartimos, redescubre sentidos en arcaísmos y términos que creímos gastados. La poesía no es útil, no tiene por qué serlo, sobre todo cuando la realidad iguala la utilidad con lo desechable, con todo aquello que mañana será basura.

Pareciera que Nuno Júdice consigue vagar por los territorios de nadie, los que no han sido visitados por otras voces, para entonces entregarse a los sentidos y maravillarnos con la delicadeza de aquello —que estando cerca— fuimos incapaces de notar.

Júdice y Cruz son probadas e imperdibles rutas de acercamiento a la poesía portuguesa.

Artículo anteriorDj Kid Koala
Artículo siguienteConvocatoria 2017 Programa de Estímulos Económicos a Estudiantes Sobresalientes