Rock por el sureste

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Pasaba medio día y el calor hacía pesado el aire en las calles citadinas.
Fue un día de noviembre nada común. Tiempo para reunirse en apoyo a los pueblos barridos por el agua, a los que se encuentran en un foco de contaminación, a los que viven en un sitio devastado por las inundaciones.
“Concierto Tabasco Chiapas”, decían los carteles en las calles. Los volantes apuntaban que sería en el Teatro Estudio Cavaret.
El evento reuniría a 15 bandas locales en una tocada a beneficio de los damnificados. Los asistentes al concierto debían llevar alimentos no perecederos: agua, leche en polvo, pañales, toallas femeninas.
Grupos como Nata, Descartes a Kant, Elis Paprika, Marlento, Stonefront, Clondementto, Los Caníbales, Makeup, Abraham Calleros, Lesbian bitches from Mars, Sparkplug, Van, Goliath y Alkol, estaban listos para presentar una diversidad de propuestas musicales a partir de las 13:00 horas y hasta la medianoche.
Todos con una sola vibración: solidarizarse con los afectados por las inundaciones en los estados del sureste.
Por los caminos que conducían a la Calle 2 se escuchaban guitarras preparándose. Los jóvenes roqueros, punks, fresas y alivianados caminaban hacia la música. Llevaban latas, leche, bolsas llenas de alimentos que dejaban en la entrada del teatro. Los asistentes fueron comprimiendo el Estudio Cavaret.
Inició Van y la gente comenzaba a animarse. Los Spark hicieron bailar a los asistentes. Cada 40 minutos subía al escenario un grupo diferente.
El tiempo pasó sin advertirlo. La música dibujaba sonrisas en el público. Las sonoridades obligaban a los cuerpos a festejar el rito del baile.
La mitad de la tarde le cayó a Los Caníbales, que premiaron a su público regalando playeras y gorras. Nata y Make up salieron después de las ocho de la noche y encontraron un teatro lleno.
El baile y los cantos continuaron hasta que llegó la oscuridad. La vocalista de Elis Paprika, Elizabeth Nogues, lo había anunciado: era un honor donar su trabajo para la gente de Tabasco y Chiapas. También Éder Perales, del grupo Marlento había dicho que pondrían todo de su parte para que fuera mucho público y así obtener mayores donativos.
Rock, folk y jazz fueron las sonoridades del 14 de noviembre. El saldo: una tonelada de donaciones para quienes la necesitan.
Lorenzo Morales, coordinador general de Servicios Universitarios, a cargo del evento, dijo que por lo menos llegaron mil personas a dar cooperación y disfrutar de los artistas locales.
Ahora la Cruz Roja transportará lo recabado al sur de México.

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