Revolucionarios de recreo

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Nicaragua's President Daniel Ortega, left, embraces Mexican university student Lucia Morett as first lady Rosario Murillo, right, applauds during a meeting of the Sandinista party in Managua, Monday, April 21, 2008. Morett was injured during a Colombian Army cross-border raid on a rebel camp in Ecuadorian soil on March 1, which killed 25 people including Raul Reyes, the public face of the Revolutionary Armed Forces of Colombia, or FARC. (AP Photo/Esteban Felix)

Después del ataque del ejército colombiano a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), enfrentamiento que desembocó en el rescate de la ex candidata presidencial y política franco-colombiana Ingrid Betancourt, junto con otros 14 secuestrados, el también llamado “Ejército del pueblo” está debilitado y su imagen está desprestigiada, opina el Jefe del Departamento de estudios ibéricos y latinoamericanos (Deila) de la Universidad de Guadalajara, Jorge Abel Rosales Saldaña. “Fue un golpe muy fuerte para las FARC, los ha debilitado, evidentemente no están liquidadas, pero sí están muy debilitadas. Hay un gran debilitamiento de las FARC porque muchos de sus líderes han muerto, otros se han entregado, hay disputas muy fuertes entre ellos y también han logrado aislarlos del entorno internacional que les era favorable”.
Dijo que la manera de operar de las FARC, mediante la obtención de recursos económicos a través del secuestro y el narcotráfico —de forma semejante a como lo hacen los delincuentes—, no es visto de manera correcta por la sociedad, factor que ha contribuido a su debilitamiento.
“La táctica a la que han acudido las FARC, de hacerse de recursos por la vía de la producción y la venta de drogas, particularmente de cocaína, y de ahí financiar la compra de armas, no se puede valorar positivamente porque es caer en un ámbito delincuencial. El financiamiento por drogas y secuestros no está dando los resultados que ellos esperaban, y eso los debilita mucho ante la opinión pública, ya que nadie que tenga la mínima noción política puede apoyar ese tipo de prácticas: estar acudiendo a métodos propios de los delincuentes, eso es lo que creo que afecta más el posible prestigio que pudieran tener las FARC. Ese creo que es un error, haber acudido a métodos que se consideran inapropiados, en un sentido ético-político, de los grupos que quieren generar cambios positivos a favor de los pueblos, a favor de las sociedades”.
El investigador del CUCSH visitó la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, sitio en donde opera un reducido grupo de académicos y estudiantes que se identifican con la ideología de las FARC. Rosales explica que “es un grupo muy pequeño, tienen sus banderas y propaganda, hay grupos que acuden a sus actividades pero no pasa de ahí, de ser un grupo muy pequeño. Su intención posiblemente es coptar apoyos y llevar al territorio colombiano a gente que se entrene. Las actividades propiamente en el entorno estudiantil son muy marginales, no tienen gran repercusión y se pueden contar con los dedos de la mano a aquellos que realmente se activan o que son simpatizantes orgánicos. Básicamente son acciones de propaganda y que por lo mismo son tolerados por las autoridades”.
En el caso de la Universidad de Guadalajara, en particular en el área de ciencias sociales del CUCSH no se han reportado estudiantes o profesores que reivindiquen a las FARC como organización, aunque puede haber individuos que simpaticen con el grupo, lo cual no quiere decir que tengan una organización dentro de la Universidad. “Esto es muy normal en los jóvenes, sobre todo en la academia, porque aquí se da una situación libertaria, hay libertad de pensamiento y de criticar la situación. Muchos jóvenes llegan a desesperarse e incluso a enrolarse”. Un ejemplo que comentó el especialista, fue que el ex canciller Jorge Castañeda, durante su juventud se enroló en la Revolución Cubana.
Actualmente, el “Ejército del pueblo”, la guerrilla más antigua y numerosa de América Latina no tiene presencia en regiones activas con gran influencia. Especialistas calculan que tienen entre 40 y 50 frentes, los cuales se encuentran internados en la selva y que el número de miembros va de 6 mil hasta más de 15 mil. Además, aunque en la actualidad los jóvenes tienen un pensamiento abierto y radical, no es fácil que acepten grupos como las FARC que dicen buscan derrocar al gobierno colombiano para acabar con las desigualdades sociales, cuando violan los principios revolucionarios o humanistas.

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