Revisar desde el primer eslabón

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Los cambios en la Fiscalía General del Estado (FGE) representan la coyuntura ideal para replantear el modelo de seguridad que existe en Jalisco. Y es que, no sólo basta con cambiar a los mandos, sino que forzosamente debe revisarse que tan viable es concentrar la procuración de justicia, la prevención del delito y la ejecución de penas en una sola institución. Además, se debe emprender una reforma para dignificar la labor de los policías e involucrar a la sociedad.

Así lo propone el especialista en temas seguridad por la Universidad de Guadalajara (UdeG) Dante Haro Reyes. Luego de que el gobernador del estado, Aristóteles Sandoval, aceptara la renuncia de Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco, y propuso para sucederlo en la FGE a Jesús Eduardo Almaguer Ramírez, el catedrático recuerda que el modelo de una super fiscalía ya había sido utilizado en otros estados pero no dio resultados, sobre todo al no haber independencia entre quienes procuran justicia y quienes persiguen los delitos.

En febrero de 2013, el Congreso del Estado reformó la Constitución local para crear la FGE, en la que se fusionaron las extintas Procuraduría General de Justicia y la Secretaría de Seguridad Pública —que encabezaba Nájera—, creando además las figuras del Fiscal Central y Comisionado de Seguridad y con la idea de implementar un Mando Único policial.

“Hicimos un posicionamiento muy claro en aquel entonces, cuando se dieron los cambios constitucionales para la creación de esta Fiscalía General. Juntar la parte de prevención y la de procuración con la ejecución  de sanciones, era un modelo riesgoso que en Coahuila no había dado los resultados que se pretendían. Más aún, una autonomía en la procuración de justicia y el Ministerio Público con las otras partes era lo recomendable. Pero se creó un megamonstruo, como es la Fiscalía General”.

Señala que independientemente de la persona que esté al frente, los resultados tienen que ver con el andamiaje legislativo y de estructura que se dio y considera que al tiempo transcurrido —casi tres años— los resultados o son muy  vagos o muy pobres.

“Si queremos nosotros revertir esto se tienen que hacer las cosas diferentes para obtener las cosas diferentes. No podemos seguir haciendo lo mismo para pretender obtener resultados diferentes. Y de entrada sí veo que los resultados son muy magros. Era necesario una renovación, pero en la parte operativa, la necesidad de descentralizar a la Fiscalía Central que es uno de los pilares de la Fiscalía General”, puntualiza.

Propone que en cada una de las zonas en que se divide al estado para efectos de la seguridad, se trasladen las agencias del Ministerio Público, en coordinación con el primer eslabón, que es el preventivo, es decir los policías, y así poder captar más la denuncia.

“Nueve de cada diez delitos no se denuncian. Por varias razones, uno es la falta de confianza de parte de la gente, de la sociedad hacia las instituciones  y la lejanía a la ciudadanía. Estaban muy pertrechadas en Base 14, muy alejadas. Si hay necesidad de un reconvertimiento”.

Dignificar al policía e integrar a la sociedad
Haro Reyes propone aprovechar la coyuntura para ir por dos grandes cambios: la dignificación del elemento policiaco —que sigue con salarios muy castigados y con exámenes de control de confianza que no funcionan— y que la sociedad se involucre, pues mientras siga ajena nada cambiará.

“Cualquier cosa que se haga a nivel nacional o local, tiene que pasar por una reforma integral de los operadores del Sistema de Justicia y de seguridad. Hablo de Ministerios Públicos y policía. ¿Qué significa ésto? Que haya una dignificación de sus labores. La estabilidad laboral, su profesionalismo, su basificación y los filtros de control de confianza que están mal diseñados. Si bien es cierto que su finalidad es buena, los procesos tienen que cambiar”, explica.

Añade que es muy difícil, casi impensable, que se pueda revertir la situación sin la participación de la sociedad, por lo que  ésta en materia de seguridad y de prevención es fundamental.

“Como están las cosas, hacen falta incentivos, observatorios, consejos y una serie de cuestiones para revertir la desconfianza. Esos dos elementos significativos de gran calado para poder revertir la situación de inseguridad y de violencia que existe en Jalisco y en el país”, concluye.

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