Pueblos con magia

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En Jalisco los pueblos mágicos enfrentan los retos de ampliar la difusión e información sobre sus riquezas culturales, además de crear más atractivos que favorezcan una mayor permanencia de los visitantes; esto ante una política incierta por parte del gobierno federal en torno a estos destinos turísticos, afirmaron investigadores de la Universidad de Guadalajara.

Un ejemplo es Talpa de Allende, pueblo que atrae por su actividad religiosa, pero fuera de las festividades que llaman la atención de los feligreses no tiene mucho que ofrecer. Otro caso es Mascota, que tiene un museo, pero sus visitantes no tienen opciones de actividad tras conocer el lugar, señaló Angélica Guerra Ávalos, académica del Departamento de Turismo, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas.

Aclaró que Tapalpa y Mazamitla llevan ventaja por sus actividades relacionadas con la naturaleza y porque hay empresas dedicadas a realizar recorridos. En estos lugares una de las necesidades a cubrir sería los recorridos guiados dentro del pueblo.

Otro caso es Tlaquepaque, dentro del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), que tiene una gran oferta de actividades.

El investigador del Centro Universitario de los Altos (CUAltos), Rogelio Martínez Cárdenas, detalló que hay pueblos en los que la visita de los turistas se limita a cinco cuadras alrededor de la plaza principal, y no hay información sobre qué hay más allá de ese espacio. Es como si no existieran los otros atractivos.

Mencionó que para el desarrollo de productos turísticos para cada municipio, es necesaria la coordinación de los ayuntamientos, el estado, la iglesia y entidades como la propia Universidad de Guadalajara, que pueden apoyarlos en las acciones a emprender.

Pueblos Mágicos es una designación otorgada desde el año 2001 por la Secretaría de Turismo (Sectur) a localidades que han conservado su valor y herencia histórico-cultural. Entre los requisitos para obtener este título se encuentran que la localidad cuente con un directorio de servicios turísticos, presentar un inventario de recursos y atractivos, incluidos los monumentos históricos, y tener un plan de desarrollo turístico municipal.

En Jalisco hay ocho pueblos mágicos: Lagos de Moreno, Mazamitla, San Sebastián del Oeste, Tapalpa, Tequila, Mascota, Talpa de Allende y Tlaquepaque. Entre ellos hay contrastes y diferencias, dijo la investigadora.

Política incierta
Guerra Ávalos destacó que la política del gobierno federal sobre los pueblos mágicos parece incierta, ya que no hay una postura clara al respecto.

Cuando comenzó el nuevo gobierno se anunció que el programa de Pueblos Mágicos dejaría de obtener los recursos federales que cada año se les daba a las localidades. Esto tenía como objetivo motivar el desarrollo local, para que cada pueblo surgiera desde adentro con las riquezas y potencialidades que posee, y en este contexto el estado y el municipio pudieran influir en la decisión de qué hacer con los pueblos.

Hace poco la Sectur dio a conocer que el programa de Pueblos Mágicos se mantendrá, aunque será a partir de 2020 cuando se vuelva a abrir la convocatoria.

Guerra Ávalos concluyó que falta esperar las acciones concretas del gobierno en torno al programa de Pueblos Mágicos.

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