Prevenir el miedo

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A Laura (nombre ficticio) le llamaron un viernes, cuando se encontraba en clase, en uno de los salones del Centro Universitario de la Ciénega, con sede en Ocotlán. Era un número desconocido, pero decidió contestar. Le dijeron que tenían intervenido su celular, que cooperara o iban a hacerle daño a ella y a su familia. “Sabemos que estás en clase, sabemos a qué hora deberías estar en tu casa”. La amenazaron y le dijeron el nombre de su novio y un compañero, sus direcciones, sus ocupaciones.

“Lo que más me asustó de todo es que supieran tanta información personal. Por un momento me sentí aterrada. Cuando contesté sus argumentos, se contradecían. Primero me decían que eran de Seguridad Pública, luego que eran de un grupo armado. Sabía que no podía ser del todo cierto, pero cuando escuché tantas cosas de mí que sabían, me asusté. Dijeron que eran del cartel Nueva Generación, que cooperara, pero me asusté tanto, que dejé el teléfono con la profesora que estaba dando clases”, relata la estudiante.

La profesora la remitió a rectoría del centro universitario, donde reportaron la llamada y levantaron la denuncia. El número del que le llamaron a Laura resultó ser de Querétaro. Después de llamar con los oficiales a sus familiares, para asegurar que todo se encontrara en orden, se fue a su casa. Pero el miedo fue suficiente para hacerle cambiar su número y sus hábitos sociales.

Según el secretario administrativo del Centro Universitario de la Ciénega, Guadalupe Torres Santiago, este no es un caso aislado, ya que personal docente, administrativo y académico, además de los mismos estudiantes, habían reportado con anterioridad llamadas como la que recibió Laura.

Por ello, en el Centro Universitario organizaron, junto con la Secretaría de Seguridad Pública del municipio de Ocotlán, brigadas y charlas de prevención del delito, en las cuales se informó tanto a alumnos como a personal docente y administrativo sobre prácticas y técnicas para evitar intentos de extorsión, que han incrementado recientemente.

“Esto obedece a la colaboración que hemos venido sosteniendo con los ayuntamientos de los municipios en donde se encuentran las sedes del centro universitario. Esta semana iniciamos en Atotonilco y La Barca. Sí hay una ola de extorsiones, de intento de extorsiones, no sólo en la región, pero con la Secretaría de Seguridad regional hemos planeado algunas brigadas en el centro y una labor preventiva, con el ánimo de que esto disminuya o deje de provocar miedo en la comunidad universitaria”.

Laura, después del suceso, pasó encerrada en su casa los siguientes tres días. Se enteró de que su novio y su compañero, de quienes los extorsionadores dijeron tener datos y que también son alumnos del centro, habían sido víctimas del mismo crimen. Durante días escucharon rumores de que muchos habían recibido estas llamadas.

Según datos de la delegación regional de la Fiscalía General del Estado (FGE), en Ocotlán se registraron 13 denuncias por extorsiones telefónicas en lo que va del año, y de éstas en cuatro hubo un depósito bancario. En una de las charlas realizadas en el CUCiénega, el oficial de Prevención del Delito, Eric Enríquez, aseguró que lo anterior representa sólo el uno por ciento de aumento en comparación a otros años.

Pese a las pocas denuncias, Guadalupe Torres asegura que hay especulación, como consecuencia del miedo de parte de los alumnos, porque sí existe una ola de intentos de extorsión en los municipios de la región Ciénega: “A partir de los rumores, hablé con el secretario de seguridad de aquí. Él confirmó que en cuanto a extorsiones, las cosas se han puesto graves. Por ello decidimos hacer la labor preventiva, sobre todo en este tema, porque el modus operandi es que te hablan cuando estás en la escuela, te distraen y te orillan a no colgar el teléfono mientras hacen llamadas a los familiares para decirles que sus hijos están secuestrados. El objetivo es brindar herramientas a los alumnos para que no caigan en los intentos de extorsión y se sientan seguros”.

Cecilia Morquecho Güitrón, jefa del Departamento de Comunicación y Psicología del Centro Universitario de la Ciénega, ha realizado diversas investigaciones sobre miedo y percepción del delito en la zona metropolitana de Guadalajara y de la región Ciénega. En el libro Miedo al delito y vida cotidiana, señala que la inseguridad percibida generalmente no tiene relación con las estadísticas reales de índices delictivos, sino que “las personas estiman lo grave o no de la delincuencia en su ciudad, tomando como punto de referencia las diferentes fuentes de información, como son noticias de delito en los medios de comunicación, las experiencias directas como víctimas de delito, tanto personales como entre familiares y amigos”.

También explica que la percepción del delito afecta la calidad de vida de una persona en su ciudad: “Las consecuencias de la inseguridad son muchas y van desde la transformación de los espacios públicos y privados, el aumento de los costos de la seguridad, el desarrollo masivo de la seguridad privada, el deterioro de la calidad de vida de los habitantes de las ciudades, así como la generación de nuevos enfoques en la implementación de políticas públicas de seguridad”.

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