Policías con mala fama

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Hay de cuerpos policíacos a cuerpo policíacos. El de Ciudad Guzmán es una excepción. Con menos del 10 por ciento de rotación en sus filas, en comparación con los de los municipios de Gómez Farías y Zapotiltic, el equipo de seguridad pública de Zapotlán es considerado como una organización fuertemente cohesionada, con identidad e integración entre sus miembros. Actitudes que los hace sentir orgullosos de pertenecer a los cuerpos de seguridad.
Los datos anteriores son resultado de una evaluación realizada desde 1999 entre estudiantes y académicos del Centro Universitario del Sur (CUSur), a elementos en activo de seguridad pública y candidatos para ocupar los puestos. El objetivo de la evaluación es realizar prospectivas de desempeño de los elementos y conocer la capacidad de éstos para realizar las actividades que les demanda la profesión.
A la fecha han sido evaluados más de 700 policías, indica el responsable del proyecto de evaluación y coordinador de Planeación del Centro Universitario del Sur (CUSur), Rodrigo Cano Guzmán, quien afirma que con los resultados de la evaluación se puede predecir un comportamiento probable de los elementos de seguridad penitenciaria. Conocer si la persona es apta o no para realizar la actividad policíaca.
La sociedad requiere cuerpos policíacos profesionales y capacitados, pero en Jalisco la preparación ideal está alejada de la realidad. Gran parte de los elementos de seguridad pública no son más que personas bien intencionadas, en busca de realizar un buen trabajo, que no cuentan con las mínimas condiciones para llevarlo a cabo. Por ejemplo, buen salario, equipo, capacitación y, paradójicamente, garantías de seguridad. Con ello, los elementos de seguridad difícilmente verán en su oficio una forma digna y segura para ganarse la vida.
El especialista comenta además que nueve de cada diez delitos no se castigan y sólo poco más del 27 por ciento del gasto en seguridad de las entidades federativas es destinado a la policía preventiva.
En este tenor afirma que las exigencias cotidianas de un elemento de seguridad pública son muy altas y el sueldo no es remunerador. Esto trae como consecuencia que los requerimientos para la contratación en ocasiones sean pasados por alto.
“Los que deciden los presupuestos no tienen en cuenta los riesgos a los que se enfrentan los policías, por eso difícilmente podrán pagarles lo justo. Llegan los días en que todos descansamos y a ellos los encuartelan; lo que para nosotros es fiesta, para ellos es riesgo ya que se incrementa la posibilidad de los delitos”.

Perfil del buen policía
Para el experto en psicología jurídica, un buen policía debe tener compromiso, competencia, un excelente control de impulsos, la capacidad para la adaptación en situaciones de estrés, habilidades en manejo de contingencias y situaciones de urgencias y, principalmente, es necesario que cuente con cualidades como inteligencia, fortaleza física, capacidad de observación y maduración. Conceptos como honor y justicia no pueden olvidarse.
Agregó que la edad preferible del elemento de seguridad dependerá del área en la que labore. Por ejemplo, los policías de línea, estos son los que atienden calles, es preferible que tengan de 25 a 45 años, debido a que es necesario que conserven la fortaleza física y ciertas habilidades. Por otra parte, la policía de investigación puede tener mayor edad y por lo tanto experiencia. La preparación física y mental de cada uno de estos elementos es factor clave en su desempeño.

Preparación y más preparación
Ante este panorama, el académico dijo que es necesario mejorar las condiciones de trabajo y prestaciones laborales de los trabajadores de la seguridad y que este sector exija a las autoridades que dichas condiciones mejoren.
Enfatizó que un factor positivo es que parte de la ciudadanía aún confía en la policía. “Debemos fomentar la cultura de la paz, desarrollar habilidades de convivencia y pensar en un sistema que prevenga el delito y anticipe conductas delictivas. La convivencia, la armonía, el diálogo y la capacidad para llegar a acuerdos tendríamos que trabajarlo junto con el sistema de delincuencia”.
En opinión del investigador,las personas que quieran, puedan y tengan capacidades para ser buenos policías deben tener la posibilidad de acceder a la profesionalización. Esto significa tener competencias, habilidades, conocimientos, destrezas pero además un salario digno donde se trabajen los elementos intangibles, es decir, aquello que no se ve pero que le da fortaleza a la corporación. Por ejemplo, el orgullo, la dignidad y el prestigio de pertenecer a una corporación consolidada.
“La preparación de los elementos de policía se aleja mucho de lo ideal y hace falta trabajar en la coordinación y en el establecimiento de una serie de estrategias que permitan cambiar la imagen de la policía”.

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