Durante más de cinco años la doctora Blanca Ramírez, del Departamento de Ecología, del Centro Universitario de Ciencias Biológico y Agropecuarias (CUCBA), ha estudiado el proceso de absorción y acumulación de contaminantes de plantas y árboles en la zona metropolitana de Guadalajara.
Su equipo de trabajo, del cual es parte la maestra Paulina Gutiérrez, analizó muestras del arbolado de las avenidas más transitadas de la ZMG, como Lázaro Cárdenas, López Mateos y Alcalde, donde detectaron altas concentraciones de dióxido de carbono y metales pesados.
“Se ha estudiado la contaminación referente a la fijación de los principales gases invernadero, como el CO2, pero también hemos hecho mediciones de monóxido de carbono”.
Además encontraron que estas sustancias no se encuentran sólo en las hojas de las plantas, sino en el suelo, de donde son absorbidas integrándose en los propios tejidos, afectando de igual manera a los frutos.
Consumir estos frutos de manera frecuente puede ser dañino para la salud, explicó Paulina Gutiérrez, quien informó que entre las especies estudiadas se encuentra el ficus, naranjo agrio y fresno, y recientemente han analizado también especies endémicas, como el guamúchil y el guayabo.
“Hicimos un sondeo del consumo de estos frutos, y vimos que sí hay personas que acostumbran consumirlas, los toman directamente de árboles en banquetas, en camellones. Sobre todo ahora que se da prioridad a los árboles frutales para reforestar”.
Explicó que también hicieron una comparación con árboles ubicados en zonas menos contaminadas, como el bosque Los Colomos, y encontraron que había diferencias tanto en el tamaño y color de la hoja, como en el desarrollo y crecimiento de la planta.
La doctora Blanca Ramírez dijo que es necesario modificar la forma de transportarse en la ciudad, ya que el 75 por ciento de los contaminantes provienen de la combustión de energías fósiles.
Insistió en la necesidad de más zonas arboladas en la ciudad, sobre todo de especies endémicas.
