Patear la realidad

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Nacho dice que los títeres existen para patear la realidad con magia. Con esa convicción y un teatrino de metal que pesa 30 kilos, Ignacio Larios, más conocido como “Nacho Cucaracho”, recorre el país dándole vida a los títeres que se encargan de recuperar historias de las raíces mexicanas y difundir valores a los niños.
Las mojarritas, uno de sus grupos de teatro de la compañía La cucaracha, está formado por niños de entre seis y 15 años, y acaba de ser invitado como único grupo infantil de títeres en toda América Latina al XXXI Festival Internacional de Títeres de Bilbao, España, del 16 al 25 de noviembre.
Siete personas irían a España, pero necesitan recursos. Cinco niños y adolescentes entre 12 y 15 años (Raúl Robles Lepe, Jorge Antonio, Jorge Dennilson y José Lozano Silva e Ileana Carrillo Contreras), la coordinadora, asistente de dirección y responsable, Lauriana Silva Lozano, que además es la catequista de los niños, y el director de la compañía. Necesitan 70 mil pesos para llegar a Madrid y sólo han conseguido 10 mil a través de la Liga de Titiriteros de Occidente (Litio).
Litio es el único grupo en México organizado como titiriteros y es de Jalisco. En el resto de los estados están organizados bajo la Unión Internacional de la Marioneta en México (Unima).
En la búsqueda de recursos, la embajada de España no pudo ayudarlos, pero Conaculta ya aceptó recibir la propuesta. “Si no se hace ahora, lo hacemos para el próximo año. Vamos a tratar de conseguir el dinero por nuestra cuenta, tratar de vender funciones. Ojalá algún ayuntamiento acepte. Al cabo que nos lo pusieron en bandeja: es el único grupo en el mundo”.
Con respecto al apoyo económico a la cultura, Nacho plantea: “Lo que estamos peleando es que los recursos que son para la cultura infantil, sean ejercidos en cada estado. Ellos deciden, desde la Ciudad de México, los recursos que van a ser asignados a la cultura infantil. No estoy de acuerdo. Creo que cada estado tiene características culturales diferentes. México es un mosaico”.
Nacho no le apostaba al grupo de niños, porque los papás suelen tomar esta actividad como el taller de verano para dejar a los hijos y luego de tres meses todo se diluye. “Acepté porque La Mora es una comunidad rural, en Teuchitlán, Jalisco, en donde los niños no tienen a dónde ir”.
La cucaracha, que es el grupo madre de títeres, nació en 1994, pero “Las mojarritas” apareció recién en 2006. El objetivo de todos los grupos de La cucaracha es recuperar cuentos, historias huicholes y en general historias de los antepasados. “Buscamos cuentos que tengan que ver con nosotros”.
El grupo Las mojarritas ha representado historias como El nacimiento del sol o El tlacuache se robó el fuego, ambos mitos de la cultura wirrárika, además de haber participado en tres encuentros nacionales de grupos infantiles de teatro: Zacatecas 2007, Chihuahua 2008 y Campeche 2009, y en la Feria Internacional del Libro en 2010 y 2011.
Una de las características del grupo es dar. “Cuando voy con los huicholes llevo alimento, cobijas y cuentacuentos y pintura, además de funciones; y recojo historias allá, que represento acá. Es una forma de retribuirles algo de lo que les tomo. Con ellos llegan antropólogos, sociólogos y literatos que recogen cuentos, historias, toman fotos, lo venden y nunca retribuyen con algo al pueblo huichol.
“En México se vive una cultura impuesta, occidentalizada. Estamos en la búsqueda de un rostro propio de la cultura infantil en América Latina. El niño siente, vive y se emociona con lo que ve en el escenario, porque le es propio, son cuentos urbanos. Hay que conocer todo, pero primero lo propio”.
Nacho está convencido de que el teatro para adultos no tiene objetivo: “El adulto ya está condicionado, tiene todas sus convenciones y sus esquemas establecidos. El niño está en formación. En el niño se puede influir para que luche por lo justo, por sus derechos, la ecología y la identidad cultural”.
Con un largo pelo blanco, piel morena y algunas arrugas que insisten en contradecir la pregunta que le hacen: ¿nunca vas a madurar?, Nacho también contesta que los títeres existen como otra forma de hacer comunismo y, convencido de estar en el lugar privilegiado de poder erradicar la violencia a través de la cultura, expone que para los niños sólo hay dos caminos: “Existe mucho entretenimiento que es manipulación. Eso o hacerlos pensar”.

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