Pasar por pasar

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JAMM 150416 locales Rezago Educativo, Escuela, Salón, Primaria, déficit de atención

La pobreza, la deficiente atención por parte de los padres de familia, un estilo docente poco empático hacia los alumnos y algunas políticas educativas aplicadas recientemente, son las principales causas de la deserción escolar de niños y adolescentes que cursan la educación básica en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), concluyó una investigación realizada por especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

En conjunto, los académicos del Departamento de Psicología Básica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Claudia Chan Gamboa, y del Departamento de Trabajo Social del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Mario Alberto Morales, estudiaron los motivos que llevan a alumnos de nivel secundaria a faltar constantemente a clases y posteriormente a abandonar sus estudios.

“Los determinantes para que un joven decida ya no seguir estudiando son multifactoriales, problemas sociales como la pobreza, hasta cuestiones como los estilos docentes y las cuestiones familiares”, explicó la académica del CUCS.

Tras el análisis realizado, los profesores detectaron que los casos de jóvenes que faltaban constantemente, tenían en común cuestiones como el bajo nivel de estudios de sus padres, eran miembros de familias numerosas y en muchos de los casos eran familias monoparentales.
Por su parte, Alberto Morales, quien realizó el trabajo de campo con los estudiantes, dio cuenta de que éstos faltan a clases porque saben que no incide en su calificación y no es determinante para aprobar o reprobar una materia.

La poca o nula sanción al incumplimiento de normas predispone a alumnos a repetir conductas de ausentismo, destacó el académico, y agregó que no preparar los cursos también desmotiva a los infantes; ellos perciben más divertido quedarse con sus amigos en la colonia.

Ambos coincidieron en que la política implementada en el actual sistema educativo de no reprobar al alumno, provoca ausentismo, al grado de que un estudiante puede faltar hasta 20 o 30 días y aún así aprobar una materia, en el caso del nivel secundaria.

A decir de Chan Gamboa, esta situación es riesgosa para los propios alumnos, ya que podrían estar aprobando sin alcanzar los aprendizajes o las competencias adecuadas.

“En lugar de ser una política pública para abatir el rezago, resulta contraproducente porque se vuelve un círculo vicioso, no desarrollan competencias ni sociales ni académicas, son niños que a la hora de querer entrar a la universidad pública, pues no van a poder, porque no tienen los conocimientos para competir con otros”.

Este panorama pone en situación de riesgo a los jóvenes también porque a la larga obtienen ingresos inferiores e insuficientes, incluso pueden asumir conductas antisociales. Según la SEP, en 2014 los más de un millón de alumnos que cursaban de primaria a bachillerato y que abandonaron la escuela, significaron “un costo de más de 34 mil millones de pesos para el país”.

En 2013, México se ubicó en el primer lugar de deserción entre jóvenes de 15 y 18 años, y el tercer lugar con más jóvenes que no estudian ni trabajan (ninis) entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según datos de la misma institución.

Algunas de las soluciones viables según los investigadores, son seguir apostando recursos para la educación pública, crear mecanismos para capacitar a padres de familia y fortalecer su involucramiento en las actividades escolares de sus hijos; además de diseñar cursos en áreas pedagógicas y didácticas para los profesores.

El Coordinador de Educación Básica de la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ), Víctor Sandoval, reconoció, en entrevista, que uno de los objetivos de la política educativa actual es acabar con la reprobación de los alumnos, ya que según dijo, este factor se suma a las causas de la deserción escolar.

“Si nosotros logramos que los alumnos consigan aprobar cada una de sus asignaturas, estaremos eliminando ese rezago que hace que los niños se nos vayan de la escuela”.

Informó que en Jalisco el porcentaje de deserción más alto se tiene en el nivel secundaria, que en el ciclo escolar pasado fue de 6.2 por ciento.

En cuanto al alcance de las competencias, dijo que el nuevo sistema de evaluación va más allá de una calificación, y permite períodos de retroalimentación para atender a alumnos que están en riesgo de reprobar.

“No es pasar por pasarlo, pareciera que hay una confusión de que todo mundo puede pasar, no es así, tendrá que cumplir con lo que se le está marcando”.

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