Panamericanos: los verdaderos enemigos

534

Tal es el desprestigio de la política que cuando alguien, desde la función pública, pretende descalificar a sus detractores utiliza el término retórico “politizar el tema”, cuando en realidad sus no muy desarrollados intelectos quieren decir “partidizando”, ya que todo cuanto sucede en la polis y tiene que ver con la dinámica propia del conglomerado humano es inevitablemente eso: política. Más aún si está relacionada con eventos de alta complejidad como en este caso unos Juegos Panamericanos, donde el entretejido de intereses es más denso e importante que el deporte.
Así ha quedado demostrado al gastar el recurso público para “construir” instalaciones que ya existen y, no obstante la nobleza aparente del propósito, podrían convertirse en elefantes blancos cuando quienes las reciban descubran que sin el recurso humano incuantificable, entrenadores, operarios de mantenimiento, administradores, metodólogos, proveedores y médicos deportivos, las albercas se pudren, los aparatos se oxidan y las canchas se anegan.
Por ello, a quienes han decidido inventar el falso debate acerca de los oponentes a unos juegos de talla internacional —que han costado millones de dólares en promoción, intentos fallidos y pifias por alcanzarlos, a costa de nuestros impuestos—, habría que ayudarles a identificar a los verdaderos causantes de sus enojos:
1.- Quienes teniendo la información privilegiada han intentado lucrar a través de la especulación del suelo urbano, como en el Parque Morelos, El Disparate y ahora en El Bajío.
2.- Quienes le han matizado la verdad a Mario Vázquez Raña, presidente de la ODEPA, omitiendo que la voracidad les ha impedido reconocer el valor jurídico y ético de la tramitología apegada al estado de derecho.
3.- Quienes han utilizado el “medallismo” como instrumento electoral y partidista para hacer creer a la sociedad que el Estado es el responsable de los triunfos de nuestros jóvenes, por encima del esfuerzo y gastos de los padres y las familias.
4.- Quienes intentan sembrar en el imaginario colectivo que siendo campeones de esta justa panamericana algún día un jalisciense será campeón olímpico, lo cual en 15 años no lo han podido comprobar y todo indica que nada cambiará en los próximos 10.
5.- Quienes justifican su ineptitud denostando a los que cumplen con su obligación de aplicar el estado de derecho, principalmente en materia de desarrollo urbano, como en el caso de la violación múltiple a las normas ambientales y de planeación en El Bajío. Más aún cuando se trata del único bosque que provee de mantos freáticos al subsuelo de una sedienta ciudad como Guadalajara.
6.- Quienes han engañado a los habitantes de esta complicada metrópoli con el maquillaje que se prepara para la justa panamericana, y que supuestamente será permanente, aún cuando sea prácticamente imposible que detengan el crecimiento del parque vehicular e impulsen un plan integral de movilidad. Del derecho a la ciudad y el estado de sitio durante 15 días, mejor ni hablar.
7.- Quienes venden la idea a los tapatíos de tratarse de los juegos “de su ciudad”, cuando los menos involucrados son precisamente sus representantes. Incluso la mayor responsabilidad de la organización recae en extraordinarios ex deportistas que apenas conocen la región.
8.- Quienes mintieron al convencer a la ODEPA de la necesidad de gastar en nueva infraestructura, y no en adecuar y mejorar la existente, principalmente en las universidades e instituciones públicas y privadas.
9.- Quienes llevaron al alcalde Petersen a aventurarse en una acción de impresionante opacidad y corrupción al pagar hasta cinco veces el valor de una finca con tal de especular con el suelo histórico de Guadalajara. De utilizar una de las zonas más degradadas de la ciudad sin explicarle todas las aristas de una redensificación y recuperación barrial con peras y manzanas, considerando que no es obligación de un médico entender de restauración arquitectónica, urbanismo y antropología.
10.- Quienes convencieron al gobierno federal de invertir más en unos juegos dizque para tener medallas olímpicas, y no profesionales de la educación física, canchas, gimnasios y el material deportivo del que carecen la inmensa mayoría de los niños que acuden a las escuelas públicas y son, inevitablemente, la próxima generación de mexicanos obesos o enfermos.
En todo caso, quienes son incapaces de relacionar la nobleza del deporte y han utilizado la experiencia cubana al contratar profesionales de aquella nación o citarles como ejemplo ignorando su proceso, deben estudiar el caso de esa revolución para darse cuenta cómo se invierte en la infancia obteniendo como resultado una medalla olímpica; pero sobre todo, en la salud al alejarlos de un sedentarismo que en nuestro país, por el contrario, nos da una medalla mundialista en diabetes, muerte prematura por infarto y un costo per cápita más alto que en las demás naciones del mundo.
Ante esa realidad concreta, en los Panamericanos de Guadalajara ¿quiénes son los verdaderos enemigos?

Artículo anteriorJosé Luis Zárate
Artículo siguienteTlajomulco y sus incongruencias