Pacientes con COVID-19 podrían tener pérdida temporal de cabello

La alopecia es considerado un efecto, secuela o síntoma prolongado de la infección por SARS-CoV-2, aunque en la mayoría de los casos es recuperable en un lapso de tres a seis meses

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Uno de cada cuatro pacientes que tuvieron COVID-19 pueden llegar a desarrollar alopecia o caída del cabello. Si es en demasía es recomendable que la persona acuda al dermatólogo para evaluar si es un síntoma relacionado al proceso infeccioso por SARS-CoV-2 o existe alguna otra patología relacionada, afirmó Bertha Lissette Sotelo García, médico adscrita al servicio de Dermatología del Hospital Civil de Guadalajara (HCG) Fray Antonio Alcalde.

La caída del cabello es considerado un efecto, secuela o síntoma prolongado de la infección por COVID-19. Las secuelas, que también pueden abarcar la pérdida de la memoria y el cansancio, pueden durar desde semanas hasta meses, después del proceso infeccioso.

Las personas asintomáticas desarrollan alopecia en menor grado, y es más factible que el paciente, entre más síntomas tengan, mayor alopecia pueda desarrollar.

Una de las razones de la alopecia podría ser el incremento de la temperatura corporal que afecte el crecimiento del cabello, y esto provoca que se mantenga en reposo, o no crezca, además de su caída.

Hay distintos tipos de alopecia: cicatricial y no cicatricial, la segunda está relacionada con el proceso de COVID-19. Es reversible, es decir, existe la posibilidad de que otra vez crezca el cabello, además puede afectar tanto a hombres como en mujeres.

La cicatricial es la que se relaciona con enfermedades autoinmunes. El folículo tiende a cicatrizarse y ya no hay salida de cabello.

Destacó que una persona tiene una caída normal de cien a ciento cincuenta cabellos al día, y podría darse cuenta de que se le está cayendo de más al lavarse el pelo o cepillarse, ya que se le podría venir un puño que abarca más de esa cantidad.

Tres meses después del proceso infeccioso ocasionado por el SARS-CoV-2 es cuando se va a notar la caída del cabello. Eso no debe preocupar a las personas porque entre mayor estrés hay una predisposición para que la caída del cabello se prolongue.

La rutina de aseo del cabello debe hacerse como mínimo tres veces por semana, puede ser cepillado de manera normal. El agua para lavarlo debe de ser tibia, ya que las altas temperaturas podrían afectar al folículo piloso.

Es recomendable también una alimentación adecuada, ya que si hay cifras disminuidas de hierro en el organismo esto predispone también a la caída de cabello, cuando hay niveles normales de hierro en el organismo, podría ser menor.

Destacó que el hierro está contenido en alimentos como las hojas verdes, por ejemplo espinacas, y los frijoles, además del hígado, pero debe tenerse cuidado que no esté contaminado con sustancias como clembuterol.

Recomendó además el zinc en la dieta, que puede estar contenido en los mariscos. La alimentación podría suplementarse con multivitamínicos, que debe recomendar un especialista, para mantener el adecuado crecimiento. Hay productos medicados que pueden recomendarse, pero siempre bajo la valoración del dermatólogo.

El cabello puede volver a salir en un lapso de tres a seis meses, además de fortalecerse.

Detalló que las personas con alopecia andrógena (que tiene más relación con factores hormonales y genéticos), podrían tener el peor pronóstico con el COVID-19, ya que se ha observado que hay quienes figuran entre los casos más graves.

No se sabe la causa y podría ser una simple coincidencia.

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