Obama 50 días al mando 50 por ciento de resultados

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President Barack Obama speaks about combat troop levels in Iraq as he addresses military personnel at Marine Corps Base Camp Lejeune, N.C., Friday, Feb. 27, 2009. (AP Photo/Charles Dharapak)

El concepto moderno acerca de la importancia de los primeros 100 días de gobierno de un jefe de Estado se debe a Napoleón Bonaparte y su regreso del exilio de la isla de Elba, en el año de 1815. En esos trepidantes días, Bonaparte intentó basar su segundo término como gobernante en la reestructuración de las instituciones de un Estado que se debatía entre el imperialismo de su anterior término y la construcción de un Estado moderno, basado en un orden constitucional.
El actual ocupante de la Casa Blanca enfrenta un reto similar. Para el escritor mexicano Carlos Fuentes, “Barack Obama se enfrenta, por clara admisión, a la peor crisis desde 1932. Y Su respuesta contiene dos vertientes: la exterior y la interior.” Así lo reflejaron sus primeras órdenes como jefe del ejecutivo. Tres medidas sobre la restructuración de un gobierno que trata de convencer a sus oponentes de que será transparente: la congelación de salarios de los altos cargos de su gobierno, una revisión de la actividad de los grupos de presión y de las directrices para una interpretación de la Ley de información.
Estas primeras acciones, junto con la orden para detener por 100 días los procesos contra los presos del centro de detención de Guantánamo, así como el cierre de las cárceles clandestinas de la CIA en Europa, acompañaron su primer mes al frente del ejecutivo norteamericano. Las encuestas le situaron en ese momento con un ligero declive en su apoyo popular, pero todavía con un porcentaje alto. La encuesta de CNN dada a conocer el día 20 de febrero dio como resultado un 67 por ciento de apoyo popular en su primer mes completo en el cargo.
El día 24 de febrero el presidente Obama pronunció su primer discurso ante el Congreso de Estados Unidos, en el que señaló las políticas públicas básicas a seguir durante su gestión y apuntó sus prioridades presupuestales. La aprobación de su proyecto de gasto público representó también el primer revés para un político que ofreció una visión “bipartidista” para lograr consensos sobre su plan de presupuesto. La administración Obama se tuvo que conformar con lograr el apoyo de la fracción demócrata en las cámaras para ver autorizado no sólo su plan de rescate, sino su plan de inversión en infraestructura y en la cobertura del seguro médico.
Candy Crowley, corresponsal en jefe para temas políticos de CNN, dijo después del discurso de Obama ante el congreso que “con Obama resalta lo masivo y caro que resulta su agenda. Parece que la dirección que el presidente tomará requiere de un manejo más centrista de los temas. Ya que está destinando más dinero público a una mayor variedad de programas alrededor del país”. Un gran presupuesto y una agenda que le han llevado a enfrentar sus más significativos retos al mediar su primera centena de días al frente de la Casa Blanca.
“Los días de otorgar un cheque en blanco a los contratistas del Departamento de Defensa se terminaron”, dijo Obama el 4 de marzo. “Necesitamos más competencia y mayor vigilancia en el otorgamiento de esos contratos”, señaló mientras su otrora rival en la carrera presidencial, John McCain, escuchaba atento, parado a su derecha durante la presentación de una orden ejecutiva que disponía una revisión extensa sobre la materia. De esta manera, y tan sólo dos días después de que McCain se pronunciara contra su iniciativa presupuestal, el demócrata logró un importante golpe político al sumar a una figura central de la oposición a una de sus acciones gubernamentales.
Pero, ¿cómo impacta la política interna del presidente Barack Obama la agenda mundial, México incluido? Para el maestro Jorge Abel Rosales, director del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la UdeG, “Obama ha demostrado que tiene la estatura para ser un jefe de Estado. Por sus acciones, por su comportamiento, por su curso tiene una oportunidad histórica para ser un buen presidente. Y debido a la importancia que tiene su país en el mundo, sus acciones tienen repercusiones mundiales, lo que obliga a que su política interna y externa esté en relación con los grandes desafíos que enfrentan sociedades de otros países”.
A principios del mes de marzo, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Michael Mullen, visitó México con el objetivo de reunirse con el gabinete de seguridad del presidente Felipe Calderón. A su regreso fue recibido por el presidente Obama en la oficina oval, donde dialogaron sobre las posibilidades de mayor cooperación binacional en la lucha contra el narcotráfico. ¿Es el combate al narcotráfico el tema prioritario en la agenda bilateral entre México y Estados Unidos? Para el experto en relaciones internacionales Jorge Abel Rosales, “la violencia, la delincuencia organizada, el tráfico de drogas y de armas está marcando mucho la relación y las prioridades. Y cabe esperar que México mantenga su tradición de no permitir la intervención directa de militares o de agentes norteamericanos ni siquiera como asesores”.
Existe un monitor ciudadano sobre los compromisos de campaña del presidente Obama. El diario St. Petersburg Times creó el “Obamameter”, un sitio donde se lleva control de los temas pendientes de la administración del presidente número 44. En la sección de grandes pendientes destaca para la agenda mexicana el tema de la reforma migratoria, que no registra avance alguno. El 28 de junio de 2008 el candidato Obama prometió realizar una reforma migratoria dentro de su primer término y de ser posible dentro de sus primeros 100 días al mando.

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