Nosotros los pobres

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060805 CYR FAMILIA DE AGUSTIN REMIGIO, EN LA COLONIA ARENALES TAPATêOS, FAMILIA BENEFICIADA CON EL PROGRAMA " TECHOS", CREADO POR ESTUDIANTES QUE CONSTRUYEN VIVIENDAS DE FAMILIAS DE BAJOS RECURSOS. FOTO GIORGIO VIERA.

Para escapar de las estadísticas de la pobreza alimentaria, al menos 700 mil jaliscienses deben buscar lo más pronto posible ganar un 30 por ciento más y compensar así el embate del incremento de precios en la canasta básica que registra aumentos en ese promedio desde el mes de enero pasado.
Así lo estima el titular del Centro de Investigación Social de la Universidad de Guadalajara, el doctor Enrique Valencia Lomelí, quien considera muy remoto que los más pobres puedan ganar lo suficiente para compensar esos incrementos, habrá más pobres en Jalisco y las cifras que ya sitúan a la entidad en el lugar número 14 en el IDH [índice de Desarrollo Humano] pueden crecer.
El IDH del año pasado señala que hay 735 mil 980 personas en pobreza alimentaria, lo que significa casi el 11 por ciento de toda la población del estado; en ese rubro destacan los habitantes de Mezquitic, Bolaños, Chimaltitán, Santa María del Oro y Cuautitlán de García Barragán, donde las personas no pueden disponer de más de 15 pesos diarios para poder comer.
“Con el incremento de precios en los alimentos, la línea de pobreza va a incrementarse. Entonces, monetariamente, las líneas de una gráfica van para arriba y muchas personas aparecerían por debajo de la línea de pobreza. Todo parece indicar que la pobreza en 2008, por el incremento de precios en los alimentos, sobre todo la pobreza alimentaria, se incrementará”, dijo Valencia Lomelí.
“Si estamos hablando de 14 millones de mexicanos pobres en alimentación, según datos oficiales, a estos les va a afectar directamente el encarecimiento de los precios de tortillas, arroz, frijol, en porcentajes notables mientras que los ingresos de estas personas no aumentan en la misma proporción. Entonces algunos que habían abandonado la pobreza alimentaria muy probablemente van a regresar a ella.
”Esos nuevos pobres alimentarios van a salir de los 21 millones de personas en México y de los un millón 161 mil jaliscienses que se encuentran en el rubro de pobreza de capacidades, que son los que disponen hasta de 25 pesos diarios, pero para poder solventar sus gastos de alimentos, educación y salud. “Yo me temo que estamos en un año muy difícil”.

Llegan tarde
Los apoyos que el gobierno federal, a través de presidente Felipe Calderón, anunció hace unas semanas para aliviar el esquema de incrementos en los productos de la canasta básica son para julio, “es decir todos los incrementos anunciados son para el mes entrante, o sea que los aumentos entre enero y junio, ya les pegaron. Llega tarde. Qué pasó en esos hogares donde tuvieron que gastar en alimentos y que para ello tuvieron que dejar de gastar en otras cosas, me parece que es una situación de riesgo y que merece en el estado de Jalisco una atención especial. Analizar y evaluar junto con las universidades qué ha pasado en esos hogares, no es cualquier situación, puesto que afecta en el cortísimo plazo y que no le veo solución en el mediano plazo. Porque debería ser la capacidad para ganar más ingresos, pero de eso no hay esperanza.
”Qué está haciendo el estado de Jalisco para atender esas familias en pobreza alimentaria y pobreza de capacidades que están arribita de la línea y que regresarán a engrosar las estadísticas de la mayor pobreza que hay: la de pasar hambre”, señaló Valencia Lomelí.

Pocos resultados
A pesar de ser espectaculares en sus presentaciones mediáticas y ser el principal objeto de las giras presidenciales, los programas de desarrollo social (Solidaridad, Pronasol, Oportunidades, Vivir Mejor…), que cumplen más de una década en América Latina sólo trasfieren pocas cantidades a la sociedad. Existen 17 programas de este tipo, incluyen al 12 por ciento de la población, pero únicamente utilizan del 0.2 al 0.4 por ciento del PIB nacional.
Se definen como la combinación de una estrategia de alivio de la pobreza con el desarrollo en tres ejes: salud, educación y nutrición, transfiriendo recursos que elevan la capacidad adquisitiva de los beneficiarios.
Se conciben dentro del espacio de los hogares para, presuntamente, frenar la reproducción intergeneracional de la pobreza, resalta el enfoque de género pues se destaca el rol de las mujeres como administradoras. Y centran sus acciones en los momentos más críticos de la vida de los sujetos como la niñez, el embarazo, la tercera edad y la preñez.
Pero de acuerdo a Valencia Lomelí, no han podido combatir el estancamiento económico, frenar la desigualdad y la lentitud de resultados en el combate a la pobreza, que son una constante en todos los países donde se han aplicado estos programas.

Un año más de pobreza
El 10 de julio próximo se cumplirá un año de la presentación del índice de Desarrollo Humano del Estado de Jalisco, que con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [Coneval] se presentó en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara, al gobernador de Jalisco Emilio González Márquez. Se trató de un panorama social que el mandatario dijo estar de acuerdo y que atendería. De entonces a la fecha, las cosas han cambiado radicalmente, pero para mal y no para bien. La entidad habría descendido un lugar en este rubro colocándose en el lugar 14 y es una de las 9 entidades del país, que fue hacia atrás en vez de ir hacia adelante. Jalisco es la cuarta economía del país, pero está en el lugar 14, como ya se apuntó, ocupa el 11 en pobreza alimentaria y está en el lugar 12 en pobreza patrimonial. Además, 65 de los municipios de la entidad cuentan con una precariedad patrimonial superior a la mitad de su población y en cinco de ellos, más de dos terceras partes de los habitantes pueden ser considerados como pobres como los casos de Bolaños, Cuautitlán, Mezquitic y San Cristóbal de la Barranca. Mientras Guadalajara cuenta con poco más de 30 por ciento en situación de pobreza y Zapopan poco más de 25 por ciento. En tres de los municipios [Bolaños, Chimaltitán y Mezquitic] más de la mitad de la población puede considerarse en situación de pobreza alimentaria.
Las cifras del informe siguen vigentes, al menos nada se sabe que las contradiga con programas de gobierno. Hay 36 mil analfabetas, 35 mil niños no van a la escuela, hay más de tres millones de personas mayores de 15 años que no han terminado la secundaria. La mitad de la población no tiene acceso a los servicios de salud. A este vistazo se agregan pormenores que hablan de casas con piso de tierra, de hogares sin energía eléctrica o drenaje.

Un méxico desigual

Hay una concepción esencial que parte de dos enfoques, uno de ellos es el que concibe a la pobreza como un problema derivado de características individuales, “si yo no tengo una buena educación, no puedo ser productivo, si yo no tengo condiciones mínimas de salud o de alimentación, entonces no puedo ser productivo”, así que después de aplicar estas premisas se tienen que establecer por lógica programas que atiendan a esos tres rubros, dice el doctor Luis Ignacio Román Morales, del Departamento de Economía, Administración y Finanzas del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente [ITESO].
Pero el otro razonamiento, dice el especialista, tendría que detenerse en otros problemas de carácter orgánico, como son la distribución inequitativa de la riqueza, el del estancamiento económico de México, sin que dejemos considerar los problemas macroeconómicos.
“Yo soy pobre porque no tengo educación, no me alimento bien, no tengo salud, ni vivienda, ésa es la lógica de las políticas públicas, la otra interpretación es completamente al revés, no es que sea pobre por no tener educación, es que, porque soy pobre no tengo educación. La falta de educación, por ejemplo, es una causa de pobreza, no un efecto de pobreza”, afirma.
Estas dos visiones son las que rodean las críticas o los apoyos a los programas como Solidaridad, Oportunidades, Vivir Mejor, entre otros, que son las intervenciones que los gobiernos federales acuñaron, a partir de las tendencias neoliberales y que han impuesto desde principios de los años 80.
La política oficial se aplica en términos de desarrollo social en el enfoque de igualdad de oportunidades, es decir, que todo mundo tenga derecho a una serie de satisfactores básicos, “pero el gran problema es que no podemos tener auténticamente un principio de igualdad de oportunidades en un país que es uno de los mas inequitativos del mundo”.
Una de las visiones de este experto es que se aprecia a la pobreza como un fenómeno estático, es muy distinto aplicar política contra la pobreza, que hacer una política para reducir el número de pobres y ejemplifica: “Puede haber muchas personas que se encuentran en un proceso muy fuerte de empobrecimiento, pero que no sean pobres. Una persona que gana dos salarios mínimos o un hogar donde vivan tres o cuatro personas y tres salarios mínimos, con el reciente aumento de precios se está empobreciendo fuertemente, sin embargo, estadísticamente hablando, no es pobre”.
Para Román una lógica contra la pobreza implica no solamente decir qué hacemos con los pobres, sino preguntarse cómo actuamos sobre la gran mayoría de la población para que no se incremente su vulnerabilidad o su riesgo de caer en situaciones de pobreza.

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