Monos otra vez

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RISE OF THE PLANET OF THE APES On the Golden Gate Bridge, Caesar leads a revolution that will ultimately lead to the RISE OF THE PLANET OF THE APES. TM and © 2011 Twentieth Century Fox Film Corporation. All rights reserved. Not for sale or duplication.

“Ulises descubrió que para una civilización no se requerían muchos genios, sino uno que otro al cual se le ocurra una idea que es repetida por miles de personas durante miles de años. Fue así como la civilización simia sustituyó a la humana en el planeta Soror. Los humanos fueron siendo víctimas de la pereza cerebral y dejaron de consultar libros, y en cambio los simios comenzaron a emplear su cerebro, hasta acabar sustituyendo a los humanos (…) Se escribió un libro y los hombres de letras lo copian, se publican miles de obras que tratan de lo mismo, con títulos distintos y combinaciones modificadas”, publicaba Pierre Boulle en 1963, en su novela distópica La planí¨te des singes (El planeta de los simios).
Paradójicamente su obra resultó apropiada para la realización de media docena de películas, dos series de televisión y una larga lista de revistas, por mencionar la producción fílmica y literaria que ha generado.
A casi 50 años de haber sido publicada esta historia por primera vez, es exhibida en las salas comerciales El planeta de los simios–(r) evolución, una versión más sobre este material que desde el “re” nos lleva a cuestionarnos: ¿realmente existe una evolución o revolución sobre el tratamiento que se le ha dado al tema?
Rupert Wyatt es el nombre del casi desconocido director que nos comparte su visión en esta película que pretende narrar a detalle los antecedentes que cimentaron las condiciones de vida expuestas en anteriores partes de la saga, dirigidas en su momento por Franklin Schaffner (1968) y por Tim Burton (2001), aunque con cabos sueltos que tal vez se pretendan “aclarar” en futuras secuelas.
El elenco lo estelarizan James Franco, John Lithgow y el papel de César —el chimpancé—es interpretado por la —única— estrella del CGI (imágenes generadas por computadora, por sus siglas en inglés), Andy Serkis, quien también dio vida al inolvidable Gollum en El Señor de los anillos y a King Kong en la última versión dirigida por Peter Jackson.
El filme cumple con todos los elementos requeridos por el género de la ciencia ficción y aborda esta perspectiva desde un punto de vista crítico y reflexivo sobre asuntos como la crueldad, el miedo, la inteligencia, la discriminación y la soberbia del ser humano, que si bien ya habían sido tocados con anterioridad, sus directores lograron profundizar con tanto dramatismo como ahora.
El problema surge cuando la reflexión no es lo que motiva la asistencia a las salas y hay que dar a los asistentes, espectáculo, emoción y ritmo para asegurar la franquicia taquillera, compartiendo el formato con el de una película de acción, que por un lado logra cautivar al espectador con ejércitos de monos, escenas de batallas épicas, explosiones, etcétera, pero por otro, las licencias de razonamiento se hacen cada vez más descaradas, a grado tal que no debes preguntarte por qué una cuadrilla de policías a caballo y a punta de tolete es la única alternativa que tiene la ciudad de San Francisco para detener a una horda de monos inteligentes que está destruyendo todo a su paso.
El orgullo de esta saga siempre han sido sus resultados visuales. En 1969 ganó un premio Oscar honorífico (no existía esta categoría) por su maquillaje. Esta vez no es la excepción: la tecnología de los creadores del Señor de los anillos y Avatar sigue evolucionando para impresionarnos con el realismo que ofrecen.
Un dato relevante es que para la realización de este proyecto no participó ni un solo animal que no fuese generado por computadora. Esto valió a la cinta las felicitaciones por parte de PETA, la asociación en defensa de los animales, la que reconoció su esfuerzo por no trabajar con changos reales y realizar divulgación en contra de la experimentación con los primates.
El discurso que puede plantearse el espectador ante los problemas presentados en el filme parece quedar de lado cuando la aventura reclama ser protagonista de esta experiencia. Las miradas y expresiones que vemos en César, héroe de esta parte de la historia, nos encantan por su realismo y naturalidad. Un servidor preferiría que el realismo se cumpliera también en la lógica y coherencia de las reacciones de sus personajes.

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