Mi bici responsabilidad de todos

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Lo que parecía una utopía para un sector social de movilidad no motorizada, se hizo realidad. De la noche a la mañana, avenidas como Morelos, Garibaldi, La Paz, Joaquín Angulo, entre otras, estrenaron una nueva señalética en las planchas de concreto, cuyo objetivo es el reconocimiento de disposiciones especiales para los ciclistas, contempladas por el proyecto Mi Bici. Unos carriles blancos que enmarcan el paso del automóvil hacen pensar que son los espacios reservados que se habían pedido infinidad de veces, como una zona verde antes de los altos con pintada una bici, o los letreros “Esta calle es de prioridad ciclista”.

Sin embargo, a un mes de que arrancó el proyecto, la Secretaría de Movilidad aún no cuenta con un marco legal orientado a aplicar alguna sanción para los automovilistas que invadan las zonas de preferencia ciclista, pues según externó personal de la oficina de Comunicación de la dependencia, aún se está en “la etapa de socialización del proyecto, y asimismo en la elaboración del protocolo correspondiente”.

El jefe de Movilidad no motorizada de la secretaría, Felipe Reyes, comenta que la señalética que se implementa en la primera fase del proyecto ya está por aplicarse en su totalidad, pues de Federalismo hacia el oriente se tiene un avance del 75 por ciento, y de Federalismo al poniente poco más del 86 por ciento.

Para Luis Fernando Álvarez Villalobos, del departamento de Procesos urbanos del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD), éste es un proyecto innovador para nuestra sociedad, ya que a través de él se puede ir teniendo un mejor impacto hacia el uso de movilidades alternativas.

“La mejor virtud de esto es adaptarnos al uso de la bicicleta, entre todas las demás alternativas; aunque aún tenemos carencias, no sólo en la difusión, sino también en el equipamiento, pero es casi imposible que un proyecto de estas características se implante en su totalidad, y al no tener concreto un manual de implantación, de alguna manera se van resolviendo las cosas a como van cayendo”.

Para María Dolores del Río, directora de la División de Diseño y Proyectos del CUAAD, la difusión ha sido parcial y lo que más se conoce ha sido de boca en boca: “Existe un tríptico que se entrega al contratar el servicio, sin embargo las señales, las normas, las deben de conocer todos los que transitan por la ciudad”.

Agrega: “Esperamos que la señalética actual no sea el proyecto final, ya que adolece de información, lo cual provoca mayores accidentes. Se tiene que hacer un reequilibrio entre los modos de transporte, para la asignación de las áreas de circulación y en los semáforos, realizar estudios de demanda y proponer enlaces en las redes peatonales y ciclistas”.

Álvarez Villalobos coincide y agrega que en cuestión de normas se debe proponer una reglamentación que incluya a la bicicleta, dado que se empiezan a invadir espacios donde la prioridad debe seguir siendo el peatón.

Entre las señales que mayor confusión generan, están los buffers o los carriles de líneas blancas que se ponen a las orillas de la calle y que sirven para proteger al ciclista, que tiene que pasar en medio de ellos, al igual que los coches, si bien algunos piensan que son el límite que tienen los automovilistas para abrir la puerta del vehículo que se estaciona, y otros que representa la línea preferente para que circule la bicicleta.

La caja, un recuadro verde que se ubica en los cruces con semáforo, es donde el ciclista debe esperar el pase; la ciclovía es la señal azul que indica que en la vereda donde éste se encuentre sólo funcionará para el paso de ciclistas; y el triángulo color verde hace referencia a las calles donde la prioridad es para el ciclista.

María Dolores del Río concluye que hay que “revalorizar la movilidad suave (el peatón), hay que mejorar la funcionalidad de las redes existentes, reforzando el control, mantenimiento y resolución de conflictos de uso, como en banquetas y zonas de cruce. Recordemos que todo el mundo, al principio, es peatonal”.

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