Mecánica sin ideología

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Las universidades alrededor del mundo se enfrentan al desafío de aumentar sus carreras técnicas con el pretexto de acercar los planes de estudio a las demandas laborales, mientras se van debilitando los apoyos a las licenciaturas humanísticas.
Los países que se desarrollan de manera más acelerada son los que apuestan por mano de obra calificada y que han ido convirtiendo a sus aulas universitarias en vestíbulos de empresas trasnacionales. “Pronto las antiguas denominaciones de las carreras podrán ser sustituidas por marcas o logos; ya no se dirá ‘Voy a ser filósofo, médico o ingeniero’, sino, ‘Voy a ser un Pfizer, un Microsoft o un Endesa”, escribió recientemente el escritor y filósofo Fernando Savater. El motivo de su intervención fue la consulta que en esos días se llevaba en las universidades españolas por la inminente entrada del llamado “Plan Boloña”, que en Europa es la hoja de ruta para mercantilizar a las universidades. “Parecía lógico acercar la Universidad a la sociedad productiva y beneficiarla con ayudas económicas que vinieran de la empresa privada en busca de buenos profesionales. Pero ya va dando la impresión de que las carreras se configuran cada vez más para satisfacer las necesidades episódicas del mercado empresarial” (El País/06/05/2008).
Otro intelectual que ha prevenido sobre la tecnificación del mundo y la muerte de las humanidades es Umberto Eco. El autor del Péndulo de Foucault ha señalado el nacimiento de una generación acrítica, más preocupada por el celular que por derrocar a los tecnócratas.
Octavio Paz en uno de sus ensayos señalaba a los jóvenes como “hedonistas cínicos” y alertaba sobre la degeneración posmoderna ligada al consumo y a la tecnificación, “cada vez tenemos más, pero cada vez somos menos”. Técnica sin humanismo llevará a las sociedades a un desarrollo ciego. José Clemente Orozco era vidente cuando pintaba a sus creaturas. “Orozco vio hondo y claro”, señala Paz, “ya somos modernos porque somos ciudadanos de la edad mecánica e ideológica. Somos los mutilados del ser”.

Carreras diletantes

Mariana González

Los países menos desarrollados son los que menos apuestan por el impulso a las humanidades. En naciones como México, donde la población vive situaciones económicas precarias y empleos mal remunerados, el estudio de las ciencias sociales pasa a segundo término.
Cursar carreras como la sociología, la historia, la filosofía o la literatura resulta ocioso, pues estas disciplinas no son “productivas”, no ayudan a los egresados a encontrar un empleo que los ayude a salir de su condición social inestable. Tal es la concepción que prevalece en la sociedad mexicana y que ha sido reforzada por las políticas económicas y educativas gubernamentales en los últimos 10 años.
“Hay una mala comprensión [de la sociedad] agudizada por la terrible situación económica que estamos pasando. Ante este cerco de la marginación todos estamos preocupados por resolver los asuntos cotidianos que incluyen la manutención, la movilidad y ahí es cuando la sociedad piensa que quien quiere estudiar estas carreras es un diletante o una persona rica que busca matar el tiempo”, señala el académico del Centro Universitario de los Lagos, de la Universidad de Guadalajara, Erick Cach.
Explica que a nivel de gobierno se tiene la creencia de que para lograr el desarrollo de un país con las condiciones de México (pobreza, malos empleos, bajos niveles de educación), es necesario generar empleos, en los que los empleadores obtengan las máximas ganancias, pasando, incluso, por encima de los derechos laborales.
Por el contrario, con esta política se crean las condiciones para que las personas dejen de ser ciudadanos pensantes, reflexivos, críticos, para que tengan una comprensión más certera de la realidad.
“¿Qué es lo que estamos creando? Una sociedad sin capacidad de reflexión. Si nos ponemos a analizar, tenemos una política que está buscando eso precisamente: transformar a la sociedad en una que se dedique a la maquila y que esté dispuesta a aceptar las condiciones laborales que sean o las maneras de convivencia que marquen determinados grupos en el poder”.
  El coordinador de la reciente licenciatura en humanidades compara a México con Estados Unidos o Canadá, países con los que comparte el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El nuestro es, por supuesto, el país en que menos desarrolladas están las ciencias sociales. En Canadá, refiere a manera de ejemplo, si quieres tramitar tu legalización como ciudadano, te solicitan todos los  estudios universitarios o técnicos con los que cuentes. Las disciplinas que obtienen mayores puntajes y la seguridad de la obtención de la ciudadanía son aquellas referidas a las ciencias sociales, las humanidades y las artes, por encima de carreras técnicas de cualquier tipo.
            “Un egresado universitario de estas carreras en nuestro país probablemente no encuentre trabajo por  las circunstancias difíciles que tenemos, pero en otros países inmediatamente lo contratan. Al abandonar estas disciplinas esenciales nuestro país está generando desigualdad. Estamos formando jóvenes que egresan de carreras técnicas con buena oferta laboral, pero en malas condiciones. Pueden ser operarios de una maquina o capaces de poner en marcha cierto proceso de manufactura, pero son incapaces de leer, comprender y discutir un texto.
”La juventud está hambrienta de humanidad en la música y la literatura. En América Latina las humanidades están volviendo a ser parte fundamental de la sociedad, a pesar de que algunos de sus gobiernos, como es el caso de México, inviertan pocos recursos a la educación, la ciencia y la cultura”, ha señalado el escritor mexicano galardonado con el Premio Cervantes en 2005, Sergio Pitol (La gaceta 516), quien inauguró la licenciatura en humanidades en CULagos, en febrero de este mismo año.
Cach asegura que es evidente que las dos administraciones presidenciales panistas no sólo han privilegiado a las carreras técnicas, sino también disminuido los apoyos presupuestales a las universidades públicas, principales impulsoras de las ciencias sociales, las humanidades y el fomento cultural.
“La acotación de estas disciplinas no es nada nuevo. Siempre se le da poca importancia y se privilegia a aquellas que propician el desarrollo económico, de infraestructura o tecnológico, también es cierto que no hemos recibido los apoyos suficientes y que no los vamos a recibir, pero todo ello lo hemos podido soslayar en tanto que la comunidad intelectual en México se preocupa por mantener vigente una tradición humanista muy fuerte que ha sido reconocida nacional e internacionalmente”.

Ciencia y tecnología para el desarrollo

Josefina Real

La sociedad demanda profesionistas calificados, por ello la Universidad de Guadalajara cuenta con opciones en casi todas las áreas del conocimiento, algunas de ellas con mayor demanda que en otras.
Académicos de tres centros universitarios entrevistados por este semanario coinciden en que todas las áreas son importantes; sin embargo, defienden las carreras llamadas técnico científicas que se aplican en el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), en el Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) y en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI).
El profesor investigador del Departamento de ingeniería mecánica y eléctrica del CUCEI, José Antonio Gómez Reyna, dijo que son respetables las ciencias sociales, pero un politólogo o un abogado “interpreta, supone o impone su criterio” sobre una ley o un acontecimiento, “y le pagan por suponer”, mientras que en las ciencias exactas no hay cabida a las interpretaciones “dos más dos son cuatro, aquí no hay supuestos”.
En los últimos años, en todas las ingenierías que se ofrecen en el CUCEI, marcan una tendencia a la baja en cuanto a los aspirantes.
Gómez Reyna dijo que una de las causas tiene relación a lo poco remunerado que le resulta a un profesionista de estas áreas en comparación con un médico o un abogado, “en un día el abogado gana lo que un ingeniero en 15 días”. La misma tendencia es para las licenciaturas en matemáticas, física y química.
Países que tienen altos crecimientos en su Producto Interno Bruto (PIB) ofrecen a su población universitaria estudiar en áreas que generan riqueza, valor y trabajo. China forma cada año a 350 mil ingenieros; India 80 mil, y México sólo 13 mil. (La gaceta 527).
La demanda del mercado y el interés de los jóvenes han hecho que las tendencias giren como en el CUCEI, donde el número de solicitudes van a la baja. Caso contrario a lo que ocurre en el CUCEA y en el CUCBA. De hecho, en la licenciatura de agronomía tuvieron que rechazar a 50 aspirantes por falta de espacio, lo que no ocurría hace una década.
En el CUCEA, en la inmensa mayoría de las propuestas educativas hay saturación. El director del Departamento de economía, Martín Romero Moret, comentó que han podido ofrecer licenciaturas en donde el mercado exige que los profesionistas sean más especializados.
En la actualidad, una gran parte de la fuerza laboral demanda egresados de todas las ramas de este sector, de hecho, la tendencia actual es lo ambiental, por ello, dentro de la diversidad, hay la opción de estudiar economía y gestión ambiental. Dijo que en ese centro universitario han podido mejorar su calidad educativa y estar a la altura de las mejores.
Salvador Mena Munguía, director de la División de Ciencias Agronómicas del CUCBA, dijo tajante: “No podemos dejar la agricultura, porque es la que nos da de comer. Ahora es una carrera muy atractiva para los estudiantes”.
El repunte de matrícula de jóvenes para estudiar esta ciencia obedece a varios intereses, de entre los que se encuentra la producción intensiva de los cultivos, por el uso de la biotecnología y por la generación de los bioenergéticos.
Lamentó que en el rubro de la veterinaria ya no se maneje la zootecnia, sólo se utiliza en la parte clínica en especies grandes.

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