Marchar por un mejor porvenir

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100929 megamarcha por un presupuesto justo para la universidad de guadalajara foto jorge alberto mendoza

La temperatura sube y el sol calcina la piel. El día decreta, como un tirano, que hará sentir todo su rigor. Aún así, los ánimos de la multitud para emprender la marcha no desaparecen. Estudiantes, maestros, investigadores, funcionarios y jubilados de la Universidad de Guadalajara, reunidos a las afueras de Rectoría, se disponen a recorrer las arterias del centro de esta ciudad, todo con el propósito de no dejar a cara o cruz el derecho por un futuro mejor, el derecho por una educación con mayor calidad.
Entre una improvisada batucada —que deja escuchar tenuemente el sonido de los tambores y los sonidos chillones de trompetas—, aparecen cientos de pancartas y diferentes exclamaciones de jóvenes, en su mayoría, que indican claramente que no habrá un paso atrás para hacerse escuchar y exigir al gobierno estatal un presupuesto justo. Mientras tanto, algunos hábiles vendedores irrumpen entre la muchedumbre e inician la venta de sombreros de palma y gorras de cartón.
Así, la batucada comienza a tomar forma, y a ritmo de cumbia “entona” su canto. A manera de una larga fila, los grupos de personas se encuentran ansiosos por emprender el recorrido y llegar al destino final. De pronto, a un efímero silencio le sigue el sobresalto. De sus oficinas salen las autoridades universitarias para encabezar esta marcha. Velozmente, reporteros y camarógrafos se abalanzan sobre ellos para conseguir las primeras declaraciones, los primeros rostros, así que resulta imposible evitar el encontronazo. Empujones y alguno que otro reclamo se dejan escuchar. La situación no tiene consecuencias mayores. Entre la multitud una voz indica con firmeza: ¡No se detengan!
Los tambores marcan el paso de los manifestantes, la euforia comienza a crecer, los gritos en cada esquina secundan las consignas y las pancartas firmes en lo alto. Alrededor se mantienen atentas las miradas de los ciudadanos y el sol cae con mayor fuerza. Sin mayores obstáculos, las calles y avenidas quedan atrás, hasta topar con otros miles de universitarios que arriban a la plaza acordada. Se mezclan los ritmos que acompañan a los distintos grupos, al igual que un sinfín de voces, todas con un mismo propósito. Impresionante resulta la multitud reunida en el sitio que no cesa de manifestarse, las banderas ondean y a grito de “¡Muera el mal gobierno!”, los estudiantes sólo esperan la oportunidad para luchar por un mejor porvenir.

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