Malos hábitos de los estudiantes

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Los estudiantes universitarios de ocho estados del Occidente del país tienen hábitos inadecuados para su salud y desempeño académico, que implican altos porcentajes de sedentarismo y baja actividad física, ingesta de productos chatarra y bajo consumo de frutas y verduras, poco cuidado de su salud bucal, además de presentar trastornos del sueño, señaló María Luisa Ávalos Latorre, investigadora del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá).

Ávalos Latorre coordina el proyecto “Descripión de los estilos de vida de estudiantes universitarios”, en la región Occidente del país. El proyecto es articulado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), e inició hace cinco años por iniciativa de investigadores de la maestría en Medicina Conductual. La ambición es extender la investigación por todo el país para determinar el perfil de los estilos de vida de los estudiantes de educación superior mexicanos.

La académica señaló que los inadecuados estilos de vida son aquellos hábitos, actitudes y conductas que merman la salud de las personas, les ocasionan daños físicos y los hacen más propensos a enfermedades como la diabetes, hipertensión, además del sobrepeso y la obesidad.

La investigación abarca, hasta el 23 de agosto, un universo de ochocientos estudiantes, entre los 18 y 23 años. El 71 por ciento son mujeres y el 29 por ciento son hombres. Fueron entrevistados alumnos de las universidades Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, de Colima, la Autónoma de Zacatecas, la Escuela Normal Superior de Juchipila y la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Los resultados podrían servir como base para crear políticas que incentiven los estilos de vida saludable entre estudiantes universitarios. Una opción podría ser enseñar a los chicos a preparar alimentos económicos y nutritivos de manera rápida.

A nivel UdeG, resaltó la importancia de promover espacios deportivos que incentiven la actividad física.

Mencionó que en nuestra Casa de Estudio será implementado el programa de Universidad Saludable, enfocado en higiene bucal, higiene del sueño y alimentación de los estudiantes, con evaluaciones y difusión de información en redes sociales. Por el momento el proyecto está en etapa de diseño, y el plan es iniciar durante el mes de septiembre.

En un principio se hará un pilotaje con treinta chicos, que serán evaluados en higiene bucal con un especialista, y el proyecto incluye la publicación de información diaria en redes sociales para que los estudiantes mejoren su salud bucal y adquieran hábitos que la favorezcan.

Salud bucal
En este rubro, se encontró que el cincuenta por ciento de los alumnos de las cinco universidades tienen en promedio tres dientes con caries, y un 35 por ciento reporta una pieza dental perdida.

Los dientes con caries, si no son tratados, implican pérdidas dentales y dificultades para comer en la edad adulta. Además, Ávalos Latorre detalló que las infecciones de encías y dientes (caríes) están asociadas con el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, ya que el cuerpo sufre contaminación a través del torrente sanguíneo.

La mala salud bucal podría complicar enfermedades como la diabetes y prediabetes  (que padece el 5 por ciento de los estudiantes)  e hipertensión (2 por ciento).

Alteraciones del sueño
Otro foco rojo detectado en la investigación fueron las alteraciones del sueño, en el 83 por ciento de los estudiantes. Los chicos reportan que duermen de manera intermitente, tienen la percepción de que se despiertan cansados, lo que quiere decir que no repusieron fuerzas mientras dormían.

Los estudiantes refieren que duermen entre cinco y siete horas. Las mujeres señalan dormir menos que los hombres, ya que en las chicas hay mayor estrés y mayor autoexigencia en las actividades académicas.

De acuerdo con las recomendaciones de la National Sleep Foundation, un instituto de investigación de Estados Unidos, con sede en Arlington, Virginia, una persona debe dormir entre siete y nueve horas al día, y no menos de seis, ni más de 10 a 11 para lograr un óptimo descanso, en los rangos de edad de 18 a 25 años.

Los que reportaron en el estudio más alteraciones de sueño son los alumnos de ciencias de la salud, en comparación con los estudiantes de ingeniería. Sin embargo, éstos tienen mayores consumos de alcohol y tabaco.

La investigadora explicó que la carga de trabajo escolar de los estudiantes de ciencias de la salud es mayor que otras carreras como las ingenierías.

En los casos de enfermería y medicina, tienen nueve o diez materias por semestre, además de las prácticas que tienen que hacer. Eso, más el hecho de que están en mayor contacto con el dolor humano, favorece que haya mayor presión, y podrían ser los factores que generen los problemas de sueño, que repercuten en los procesos cognitivos, incluida la falta de atención, lo que puede conllevar un bajo desempeño académico.

Peso, hábitos alimenticios y ejercicio
En cuanto a peso corporal y hábitos de alimentación, aproximadamente el 30 por ciento de los estudiantes están por arriba del índice de masa corporal (IMC) normal, lo que quiere decir que tienen sobrepeso y obesidad, con la característica de que el peso va aumentando conforme avanzan los semestres.

Los IMC más altos, es decir con sobrepeso y obesidad, los reportan los estudiantes de las carreras de Gerontología, 50 por ciento; Administración de negocios, 40 por ciento; Medicina, 37 por ciento; Derecho, 25;  Ingenierías computacionales 25; Nutrición, 18; y Contaduría, 15.

Los muchachos señalan un alto consumo de lácteos y comida chatarra, buscan en muchos casos los antojos. Los hombres externan una alimentación menos variada, con bajo consumo de frutas y verduras (señalan que lo que más consumen es jitomate, cebolla y lechuga).

En el caso de las mujeres, agregan a su dieta legumbres, zanahorias, calabacitas, brócoli, elote, lechuga, pepino y aguacate.

El 52 por ciento de los hombres consumen de manera terciada (al menos tres veces a la semana), una torta o sándwich; el 39 por ciento reportó comer una vez a la semana una hamburgesa; el 35 por ciento consume de dos a tres días a la semana pizza, y el 37 por ciento, con la misma frecuencia, hot dogs. Esos alimentos constituyen, con la frecuencia mencionada, su comida formal.

En el caso de las mujeres, 68 por ciento tres veces a la semana consume torta o sándwich; el 50 por ciento al menos una vez a la semana hamburguesa; el 65 por ciento una vez a la semana pizza y el 44 por ciento un día a la semana hot dog.

Una tercera parte de los hombres y mujeres consume al menos una vez a la semana refrescos.

Estudiantes de ambos sexos reportan comer dulces como parte de su ingesta diaria, entre comidas, ya sea chocolates, mazapanes, entre otros.

Las deficiencias que tienen en la alimentación se caracterizan por un alto consumo de carbohidratos y azúcares, que propician el sobrepeso, obesidad y está asociado a la aparición de diabetes, hipertensión y algunos tipos de cáncer.

Conforme avanzan los semestres hay menor activación física de los jóvenes, relacionado con la carga de trabajo que tienen por sus estudios.

Por carreras, los estudiantes de derecho registran el 66 por ciento que hacen activación física; le sigue Contaduría pública, 53 por ciento; Ciencias computacionales, 45 por ciento. Los más bajos en activación física, son Medicina, con un 29 por ciento y Gerontología, con 25 por ciento.

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