Ma. Antonieta Flores Astorga

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En algún tiempo los hechos violentos contra las mujeres fuero agenda obligada para la reportera de Medios UdeG Noticias. Luego su afán por ayudar a más personas la hizo sumergirse en 1999 en el tema de la contaminación en El Salto.
Realizó su investigación en el propio lugar de los hechos, día con día. Escuchó las denuncias palpables y dolorosas en el cuerpo de los habitantes, las cuales fueron captadas por el camarógrafo de la Coordinación de producción audiovisual, Noé Rosales.
Su denuncia fue escuchada y obtuvo el Premio Nacional de Periodismo 2008, en la categoría de reportaje y periodismo de investigación, por su trabajo transmitido en el programa televisivo universitario Más que noticias.
“Aguas que matan” refleja “la impotencia de ver la contaminación del río y la pobreza de quienes habitan las colonias de sus alrededores, y de lo poco que hace el gobierno, que no les da la oportunidad de vivir con calidad”.

¿Qué fue lo más difícil de la investigación?
Me costó, y lloré cuando detuvieron a Raúl Muñoz Delgadillo, presidente del Comité de Defensa Ambiental de El Salto. Él me acompañaba siempre a hacer los recorridos y un día frente a la cámara, retó al secretario de Salud a que no encontrara relación entre todos los enfermos y lo que está pasando allí. Pasan dos meses, lo detienen y le siembran droga. Inmediatamente hablamos a todos los grupos ambientalistas y de derechos humanos, los cuales se plantaron en la PGR para solicitar la salida del dirigente. Tras 12 horas salió en libertad, pero yo me sentía culpable, porque lo había expuesto en demasía ante la cámara.

¿Es difícil ejercer el periodismo para la denuncia ambiental?
El periodismo que yo hago es social. Las opiniones de las autoridades reverberan en los medios, pero el hecho de que una madre exponga cómo está siendo afectada su familia por graves problemas de contaminación, no es noticia. Es una cuestión de poderes y allí manipulan la conciencia a su gusto. El ciudadano común no tiene ese poder: esa voz no se escucha. Es allí donde entra mi trabajo.

¿El periodismo ciudadano es la solución del problema?
Esta profesión es el único puente que tiene el ciudadano para que los gobiernos lo respeten. En algunos medios prevalece el poder del dinero, sin importar el bienestar social y la mejora ciudadana. Aunque aún existen espacios como la Universidad de Guadalajara, donde hay más libertad de acción.

¿Qué te quita el sueño?
Cuando me acuesto a descansar continúo dándole vuelta al problema. Pienso en las madres que ven a sus hijos enfermarse. Eso me da coraje, frustración, tristeza. En la noche llego agobiada emocionalmente, con dolor de cabeza y los ojos rojos. Trato de relajarme y es imposible. Pienso que quizá los políticos deberían dejar la comodidad de su silla para ver qué sucede allí realmente.

¿Quién funge como tu guía?
Mi recuerdo dulce es Carlos Cabello. Viví con él su propia pasión periodística y a pesar de que no lo entendí en el momento, ahora la vivo con intensidad. Mi madre es referencia en mi vida. Ella no tuvo las oportunidades que yo tuve, por lo que tengo que dar más, salirme de los límites en los cuales ella se quedó, por las circunstancias que vivió.

¿Qué sigue ahora?
Estoy estudiando derecho, porque me he metido en problemas y también quiero tener más herramientas para ayudar a la gente. Los periodistas tenemos dos vías: robustecer más el cochinero del sistema o contribuir al cambio.

Primera persona
La periodista María Antonieta Flores Astorga participa en el programa televisivo Más que Noticias y en Medios UDG Noticias, de Radio Universidad de Guadalajara. Uno de los reconocimientos a su trabajo, que recibirá el próximo 11 de mayo en la ciudad de México, es la escultura “El águila”, diseñada por el artista Juan Soriano.

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