Los rostros del problema

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111108. CIUDAD Y REGION. UNIDADES DEL TRANSPORTE URBANO EN MAL ESTADO. CHEMA MARTINEZ.

El operador del transporte colectivo público en la Zona Metropolitana de Guadalajara se encuentra entre dos fuegos: el primero lo tiene en su patrón, quien no cumple con brindarle al trabajador las condiciones laborales mínimas que marca la ley federal en la materia; y por otro lado, el usuario, quien suele atribuir al chofer la mayor parte de las deficiencias que tiene el servicio.

Recientemente, los operadores han denunciado por medio de algunos carteles en sus mismas unidades, la presión que tanto la ciudadanía como los medios comunicación ejercen sobre ellos, así como la falta de prestaciones, de días de descanso, horarios para comer y de un sueldo base que no dependa de la cantidad de usuarios.

“El actual modelo de transporte público es un modelo que se basa en la explotación de la unidad, del chofer, y por consecuencia la explotación del usuario. A la unidad sacándole el mayor provecho con la mínima inversión, y en muchas ocasiones vemos las condiciones deplorables de las unidades. En el caso del chofer, con situaciones y jornadas de trabajo bastante agresivas, que lo ponen en una situación de riesgo y vulnerabilidad en su salud laboral”, afirmó Mario Silva  Rodríguez, representante del Colectivo Ecologista de Jalisco.

A decir de Jorge López, operador de la ruta 626, no había visto en los más de diez años que lleva de chofer, una mayor degradación hacia su trabajo por parte de la sociedad como hasta hoy.

“Quisiéramos primero que se nos tratara como personas que somos, porque en las noticias nos han tirado mucho. Todo el mundo nos grita, y no es justo. Nosotros sólo damos un servicio y darles gusto a todas las personas es muy difícil”.

A pesar del nuevo modelo de transporte público que la actual administración del gobierno estatal pretende lograr —el cual incluye la mejora de las condiciones laborales de los choferes— la realidad es que la mayoría de las rutas siguen operando bajo el antiguo esquema.

“De todo lo que se dice en la tele, nada es cierto, no tenemos seguro, no tenemos dónde ir al baño, no tenemos tiempo para comer, andamos siempre a presión, ganamos porcentaje, sin prestaciones. Trabajo jornadas de 24 horas, nos pagan con boletaje”, comenta Jaime Arias, operador de la ruta 142, quien aprovecha la luz roja de los semáforos para terminarse el lonche que era a la vez su desayuno y su comida.

“A los grupos involucrados en este tema, nos queda claro que desafortunadamente en este esquema el chofer, a la vez que víctima, encarna o simboliza la crisis del transporte. Hay poca sensibilidad hacia las condiciones y se les identifica, porque son el rostro, como los responsables, cuando son parte de esta espiral de explotación”, explicó Silva Rodríguez.

Transporte como servicio y no como negocio
El buen trato al pasajero es una de las exigencias que más reclama la ciudadanía, el cual puede derivarse de una adecuada capacitación, tema en el que ya se ha avanzado, dijo Adriana Inés Olivares González, investigadora del Centro de Investigación en Medio Ambiente y Ordenación Territorial, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD).

Sin embargo, añadió que todas estas capacitaciones servirán de poco si no se resuelve el problema de fondo.

“No se va a resolver sólo con darle capacitación a los transportistas. Se requiere cambiar el modelo de transporte público que está de hombre camión, por el de ruta empresa. Se pretende que no se regule al individuo sino a una ruta, eso permite tener un mayor control, es un problema que se ha venido arrastrando”.

Esta no es la forma de alcanzar un sistema de movilidad óptima para el área metropolitana, afirmó Olivares, quien agregó que este sistema de transporte se tiene que concebir como un eslabón más de la cadena de movilidad.

“El gobierno tiene que tener mayor dureza en el cumplimiento. El sistema de transporte colectivo es un sistema intermedio entre los medios masivos y los no motorizados, si éste no funciona, los demás tampoco”.

Para la investigadora, la solución para lograr un mejor transporte está en manos de los concesionarios, ya que son ellos los que han puesto mayor resistencia.

“Al verlo como un negocio, lo que no quieren los subrogatarios es dejar de ganar, es a los únicos que no les conviene un cambio, le conviene al ciudadano, al estado, a los operadores, pero no a los concesionarios. Eran los únicos que ganaban en este ciclo de movilidad. Hay una resistencia tremenda”
Agregó que los concesionarios tienen un poder político importante y tienen clientes cautivos.

“Toda la sociedad somos clientes cautivos de los concesionarios, porque no nos queda de otra, si nos paran el servicio se generan muchos problemas económicos, productivos, laborales, sociales”.

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