Los murales que se perderán

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El maestro Jorge Martínez eligió pintar para ejercer la libertad. Mezclaba el óleo y la piroxilina de manera majestuosa. Le gustaba pintar lo nacional: cactus, indígenas, espinas, frutos, paisajes de forma hiperrrealista. Amaba ser maestro de arte. Decía que era mérito de pocos enseñar a una persona a plasmar sus emociones a través de un lienzo, muro u obra plástica.
El maestro falleció en enero pasado a sus 94 años de edad. Cuentan que simplemente se quedó dormido. Es uno de los pintores más relevantes del siglo XX. Fue ayudante de José Clemente Orozco y fundó la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara.
Su obra principalmente de caballete ha sido admirada en distintas partes del mundo, pero se conoce poco de su obra mural. Josefina Camarena, sobrina nieta del pintor, contó que la obra mural de su tío fue poca. “Aunque mi tío fue uno de los ayudantes de José Clemente Orozco cuando pintó los murales del Paraninfo, de la escalera de Palacio y del Cabañas, sólo pintó cuatro murales en Guadalajara”.
La nieta narró que el primer mural –si todavía existiera– debería estar en las paredes y bajo varias capas de pintura de una casa afrancesada ubicada frente al mercado Corona, por la calle Hidalgo y Pedro Loza. “En esa casa, el maestro Francisco Rodríguez Caracalla, junto con mi tío Jorge Martínez, se reunían en un taller llamado Pintores jóvenes de Jalisco y ahí Martínez realizó su primera obra-mural en los años cuarenta”. Otro mural estaría en las oficinas ubicadas por la avenida Vallarta, donde ahora está plaza Galería Exhimoda.
En estos días quedan dos murales en pie: uno está en el Consejo Estatal para el Fomento Deportivo y el Apoyo a la Juventud (Code), en Alcalde y otro en la guardería “Guadalupe Borja de Díaz Ordaz”, en la colonia Oblatos.
El mural de la guardería Guadalupe Borja Díaz Ordaz está en un friso de cinco metros de largo, compuesto por varios niños que se divierten con juguetes antiguos, pintado con piroxilina. Se encuentra con pegostes de cinta adhesiva y de silicón que sirven para sujetar la escarcha para las fiestas infantiles.
Aunque Josefina Camarena habló con los directivos de la guardería para explicarles cómo podían conservarlo en mejores condiciones, nunca se interesaron. “Los directivos no tienen idea de la importancia que cobra un mural de ese tipo. Tal vez desconocen que le corresponde a la Secretaría de Educación conservarlo”.
El mural del Code, llamado “La juventud y la revolución constructiva de México”, es el más deteriorado. Fue pintado con acrílico en 1960 y refleja los símbolos que caracterizan a Jalisco. Muestran la expropiación eléctrica, la ciencia, el estudio, la producción minera, el campo, la reforma y la revolución.
El mural tiene características que hicieron difícil su composición, porque se trazó en un muro convexo. Martínez tuvo que considerar que el espectador pudiera verlo sin que se distorsionaran las figuras. “Desgraciadamente no ha sido preservado, no ha recibido ningún tipo de restauración desde 1960. Estamos hablando de 51 años en que no han hecho nada para mejorar las condiciones del mural. Me sorprende que ninguna autoridad haya tomado cartas en el asunto sobre la restauración, cuando faltan pocos meses para comenzar los Panamericanos y el mural será visto por muchas personas”, dijo Camarena.
Ella recordó que hace un año a las autoridades del Code les presentó los detalles de los agrietamientos, pero nunca hubo respuesta. “Tiene fisuras, partes deslavadas, manchadas, con salitre. Dejé por escrito ese análisis y sugerí que tenía la posibilidad de buscar a los restauradores idóneos, pero ellos nunca llamaron”.
Todas las instituciones alegaron ignorar a quién le compete salvaguardar la obra. Representantes del Code afirmaron desconocer a quién le corresponde su reparación. Los de la Secretaría de Cultura dicen que definitivamente no les toca salvaguardar este patrimonio cultural y que en todo caso sería al Code o a la Dirección de Recursos Materiales de la Secretaría General de Gobierno. Los directivos de Secretaría General de Gobierno aseguraron que era el Code. El Instituto Nacional de Antropología e Historia sólo restaura a petición de la institución donde se encuentra el mural.

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