Los impuestos invisibles

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Rows of oil drums in the storage facility

Los efectos de la reforma fiscal implementada en México a partir del año pasado, cobran un mayor impacto en medio de un panorama internacional en el que incluso las grandes potencias proyectan un crecimiento económico menor al de 2014.

En este contexto, coinciden especialistas, la clase media del país es la que está siendo mayormente golpeada, debido al aumento en el costo de bienes y servicios, incluida la gasolina y el gas LP, así como el pago de impuestos que hace dos años no existían y que disminuyen la capacidad adquisitiva del trabajador.

El impuesto sobre la renta, cuyo nivel máximo aumentó del 30 al 35 por ciento, el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS), aplicado a productos básicos de consumo, la inflación y el aumento de apenas 4 por ciento al salario mínimo, son algunos de los factores que afectan la calidad de vida de la clase trabajadora.

Para Juan Ramón Olagues, investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA), a pesar de que el régimen fiscal del 2015 no contempla nuevos impuestos —a excepción del 10 por ciento que los contribuyentes al Régimen de Incorporación Fiscal deberán pagar por concepto de Impuesto Sobre la Renta—, éste no beneficia al 56 por ciento de la población económicamente activa, que gana en promedio 5 salarios mínimos al día.

“Tenemos que ver que no hay crecimiento, que no hay estímulos fiscales, que no hay creación de fuentes de trabajo y que no hay incentivos específicos de inversión en México”.

Explicó que hay impuestos “sordos o mudos”, como el aumento a la gasolina, a la energía eléctrica, a los derechos por los usos del servicios públicos del gobierno, como los pasaportes, el aumento al gas LP, del predial, los servicios de uso doméstico como el agua, “de los que nadie habla”.

“Si se hace la cuenta, un comparativo de lo que es la carga fiscal directa al sueldo y aquella que corresponde a esta clase de impuestos, pues es un gran peso que incide en el bolsillo directo del trabajador”.

Según Jaime Tamayo, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, este golpeteo a la clase media puede ser explicado por los intereses del gobierno que privilegian a los grandes capitales.

Detalló que históricamente los gobiernos en México han representado diversos intereses, como el del presidente Lázaro Cárdenas, que tuvo como interés principal a la clase trabajadora, mientras que el de Manuel Ávila Camacho se interesó por el desarrollo de la industria.

“También hay gobiernos que se caracterizan por proteger los intereses del gran capital o de los grandes centros financieros internacionales, sería el caso del gobierno de Salinas y ahora del gobierno de Peña Nieto. Están más vinculados al capital extranjero que a las necesidades del capital nacional”.

En ese sentido, agregó que el aumento en costos de bienes y servicios afectan a los profesionistas, obreros y trabajadores, ya que ellos son los que mayor consumo hacen en el país.

“A los grandes empresarios no les interesa, porque ni siquiera compran aquí, los ricos gastan todo en el extranjero”.

Tamayo Rodríguez afirmó que un país donde el 50 por ciento de la población productiva labora en el campo informal, refleja la débil estructura económica con la que cuenta.

Lo que viene
Para Ricardo Reveles, profesor del Departamento de Contabilidad del CUCEA, el contexto internacional juega un papel de gran impacto en la economía mexicana, sobre todo por lo que tiene que ver con el precio del petróleo, ya que representa para el país la mayor entrada de divisas y de donde depende el presupuesto de egresos del gobierno federal.

Por lo tanto, agregó, en México debemos estar preparados para el 2016, ya que, prevé, el gobierno pretenderá recuperar el ingreso que se dejará de percibir por ese concepto.

“Al gobierno federal le va a hacer falta el recurso, lo va a tener que recuperar de algún lado y lo más viable es que será a través de los propios contribuyentes”.

Aseguró además que se espera una política recaudatoria para 2016 mucho más agresiva.
A eso se le suma un incierto crecimiento económico, pues a decir de Juan Ramón Olagues, las proyecciones que se han hecho para las grandes potencias como China y Estados Unidos hacen pensar difícil el crecimiento del 3.5 por ciento previsto por el gobierno mexicano.

“China proyecta un crecimiento del 6 o 7 por ciento cuando el año pasado fue de 11 o 12 por ciento, y es el principal comerciante del mundo. Luego aquí se anuncia que se espera crecer en un 3.5 por ciento: yo no veo por dónde, si el país más poderoso, que es Estados Unidos, va a crecer apenas 2.3 por ciento”.

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