Los desafíos del mercado laboral

Este primero de mayo es un momento oportuno para repensar las dinámicas de trabajo que están siendo trastornadas por la contingencia del Covid-19, con despidos y desempleo, pero también nuevas formas laborales, como el home office

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Este 1º de mayo se conmemora el Día internacional del trabajo en una grave situación de confinamiento a nivel mundial y pérdida de empleos, en el que la adaptación al imparable avance tecnológico es vital para la supervivencia de las empresas y el comercio local y mundial. Ante este panorama, cabe hacer una reflexión sobre los desafíos que enfrenta el mercado laboral.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), señala que podrían perderse alrededor de 25 millones de empleos en el mundo, como consecuencia de la pandemia del SARS-CoV-2 (COVID-19). Esto a su vez desencadenaría una pérdida de ingresos para los trabajadores de entre 860 mil millones y 3.4 billones de dólares a finales de 2020, con un fuerte impacto en el consumo de bienes y servicios que generan las empresas y un incremento considerable de los niveles de pobreza.

En nuestro país el énfasis obligado está en la población en situación de vulnerabilidad, en particular se hace referencia a los trabajadores que forman parte de la economía informal, quienes carecen de seguridad social y de los medios institucionales para la protección laboral, lo cual les lleva a enfrentarse a mayores dificultades, no sólo de atención a su salud en caso de contraer el virus, sino para recobrar su medio de vida durante al periodo de recuperación económica.

En el país, la economía informal contribuye con un 22.5% al Producto Interno Bruto (PIB) y tiene el 56.7% de la población ocupada, datos que son ineludibles en las medidas que se tomen para enfrentar la crisis laboral que se avecina.

Paradójicamente, el actual escenario permite plantearse otras formas de relación laboral con base en las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) y mediante el impulso al teletrabajo o home office.

Si bien es cierto que es una actividad que no aplica a todos los sectores, ésta ha sido una opción que ha permitido la continuidad laboral de muchas empresas en este momento de crisis. De acuerdo con un estudio realizado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el 70% de las actividades labores se podrían incorporar a la modalidad de home office, aunque en contraposición, la encuesta realizada por la empresa de seguridad de software Avast en 2019, evidencia la falta de organización, capacitación e infraestructura virtual, así como la desconfianza en los empleados de trabajar bajo ésta modalidad.

La realidad es que solo 2 de cada 10 unidades económicas cuentan con los requerimientos para aplicar el teletrabajo, en particular las pequeñas empresas, y el 81% de los empleados no recibe apoyo tecnológico de la empresa[3]. Adicionalmente, la conectividad sigue siendo un problema en muchos hogares del país, lo que no ayuda a una transición más ágil hacia el trabajo en casa.

Por tanto, si se quiere avanzar hacia el futuro con nuevas formas de relación laboral, es necesario redefinir los puestos de trabajo con un marco legal apropiado sobre flexibilidad y disponibilidad del trabajo móvil, teletrabajo o home office; generar condiciones de conectividad eficaz; apropiarse de la cultura de protección laboral para garantizar la seguridad del trabajador; así como acudir a la solidaridad de las instituciones gubernamentales, los empleadores, las instituciones educativas que apoyen en la capacitación y los propios trabajadores; todos éstos serán vitales para poder construir nuevos escenarios de trabajo que permitan la consecución de las tareas en beneficio de los hogares, la producción y las economías del mundo.

*Rectora del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías

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