Lo que la pandemia se llevó

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MDF40901076. SE DIO LA APERTURA DEL PRIMER PERIODO DE SESIONES ORDINARIAS DEL SEGUNDO ANO DE EJERCICIO DE LA LIX LEGISLATURA Y DE LA CEREMONIA DEL IV INFORME DE GOBIERNO DEL PRESIDENTE VICENTE FOX QUESADA, EN EL PALACIO LEGISLATIVO DE SAN LAZARO. FOX04 NOTIMEX/FOTO/JORGE GONZALEZ/JGN/POL/

Durante la emergencia sanitaria por influenza A/H1N1 en nuestro país, las pantallas de televisión se llenaron de imágenes de calles transitadas por personas con cubrebocas.
La inmensa mayoría de la información ofrecida en los medios electrónicos enfocó su temática en un eje: la influenza. Así pudimos leer desde suplementos culturales dedicados a dar panoramas sobre actividades culturales para realizar en casa, hasta diarios especializados en economía que “radiografiaron” lo que representaría la epidemia para los negocios y el aparato productivo nacional. Enterradas por esta avalancha monotemática y abrumadora, quedaron discusiones sobre aspectos de importancia en la agenda nacional.
La ignorancia de unos es la indignación de otros. Recibo un correo electrónico, como lo han recibido más de 100 personas listadas en el mensaje titulado “Influenza… ¿mentira?” El autor anónimo y colectivo apunta sobre la cobertura mediática de la epidemia: “estamos ante un distractor de enormes proporciones, la gente está desviando la mirada por mentiras, en estos momentos de caos y pánico”.
Para entender el impacto que este tipo de información puede generar, hay que señalar el estudio realizado por Microsoft en 2003, que señala que bastan 6.6 pasos en promedio para vincular a cualquier persona por correo electrónico.
Una de las fuentes de indignación en las cadenas de mensajes es la escasa difusión que se le dio a temas como la aprobación en el Senado de un dictamen de la iniciativa de ley para combatir el narcomenudeo.
El texto que llegó a cientos de bandejas da por sentada la aprobación de una nueva ley en la materia cuando en realidad aún necesita ser enviada a la Cámara de Diputados, discutida, aprobada y reenviada para su ratificación a los congresos estatales, que en algunos casos (como en el de Jalisco) no están sesionando con regularidad por causa de las campañas electorales.
Sin embargo, la productividad de los legisladores mexicanos también fue motivo de reflexión durante el periodo más agudo de la emergencia sanitaria. Así lo consignó la crónica periodística publicada en el diario Milenio el 28 de abril: “La epidemia de la influenza que afecta al país encendió la olla exprés en San Lázaro y logró lo que no han podido los reclamos ciudadanos: aprobar 20 dictámenes en poco más de dos horas de sesión.”
Los diputados federales aprobaron reformas a leyes secundarias. Sin embargo, entre lo aprobado destaca una reforma a la Ley de seguridad pública para reglamentar los servicios de seguridad que prestan particulares. Dicha adecuación regula la industria de los microchips de localización satelital, para evitar secuestros.
Las adecuaciones a leyes secundarias sorprendieron por su cantidad, mientras que la reforma a la Ley federal de policía, desagradó, por el impacto que tendrá en la labor del desacreditado cuerpo de seguridad. Según lo reportó el diario La Jornada el 30 de abril, “la nueva ley permite la utilización de agentes policiales sin uniforme en los casos en que lo amerite alguna investigación, además de que establece llevar a cabo operaciones encubiertas y de usuarios simulados para la prevención de delitos”.
Una de las características más polémicas es la que faculta al comisionado general de la policía federal a solicitar a un Ministerio Público federal la intervención de líneas telefónicas. Cabe aclarar que el dictamen inicial propuesto para esta ley facultaba enteramente al comisionado general de la policía federal a intervenir teléfonos sin autorización expresa del MP. Sin embargo, los senadores corrigieron este error, ya que de aprobarse dicha facultad del mando policiaco, esta reforma sería anticonstitucional.
La nueva ley aprobada por la Cámara de Senadores busca modernizar las facultades de los órganos de seguridad para mejorar su capacidad de respuesta ante delitos cibernéticos. De acuerdo al dictamen final aprobado por los legisladores, la finalidad de la ley es la de, entre otros objetivos, “que en poco tiempo podamos tener una policía federal confiable, sustituta del ejército mexicano en el trabajo preventivo del delito que actualmente realiza en todo el país”.
Los temas de la agenda nacional parecen mantenerse, al igual que en el espacio que le asignaron los medios, en un discreto pero persistente segundo plano.
En su columna “Plaza pública”, el periodista Miguel íngel Granados Chapa señalaba el olvido en que han caído otros contenidos: “México está agobiado por al menos tres crisis que coexisten y se contagian, se agravan recíprocamente: no cede la inseguridad, que se manifiesta en decenas de ejecuciones ocurridas en todo el país todos los días; se ahonda la económica, pues hemos caído en la recesión, es decir, en el retroceso, en el decrecimiento, empeorado por las medidas destinadas a frenar la emergencia sanitaria”.
A finales de la segunda semana de mayo los diarios ya mostraban en sus portadas información sobre las campañas electorales. En las páginas editoriales de rotativos de circulación nacional, como El Universal y Reforma, no cesó el diálogo sobre la violencia causada por el narcotráfico, esa epidemia tan enquistada en el organismo nacional.

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