Limpieza social

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No es la primera ocasión que autoridades del ayuntamiento de Guadalajara se plantean el despropósito de hacer una “limpieza social” en la ciudad de Guadalajara. Ahora, con el pretexto de la celebración próxima de los Juegos Panamericanos y bajo el extraño nombre de “Plan de reordenamiento humano”, de nuevo ronda esta idea que trata de esconder lo que en realidad es: una declaración de guerra contra trabajadoras sexuales, limpia parabrisas, mendigos, homosexuales y niños y niñas de la calle, quienes, en opinión de las autoridades, “afean” y “dan mal aspecto” a la ciudad. Por cierto, llama la atención la especie de mutis que las ONG han hecho al respecto.
Con este tipo de ideas intolerantes y totalmente fuera de lugar, los que dan pésimo aspecto son ellos y, en todo caso, si alguna limpieza se tuviera que hacer en esta ciudad, entidad y país, debería ser con respecto de la clase política.
Hace apenas unos días se escuchó por todo México el grito de “¡Estamos hasta la madre…!” y especialmente se decía de la clase política. En este contexto, que a las autoridades municipales se les ocurra declarar que harán “limpieza social”, reitera que los gobernantes, del partido que sea, no ven, no escuchan, no les importa lo que está sucediendo en el país y lo que está demandando la gente. Seguro piensan que lo que ahora sucede en España y ayer pasó en Grecia, Italia, Gran Bretaña y los países de Oriente próximo, nos queda lejos.
No obstante, aun ahora hay quienes siguen pensando que conservadores, intolerantes, homófobos y retardatarios, sólo se agrupan en el PAN. No es así: están en toda la clase política. No estoy diciendo que sean mayoría. Digo que se han apropiado del aparato de poder y que han demostrado, con creces, que se rigen sólo por el interés, el dinero y el poder.
Como señalé, los gobernantes de esta ciudad en diferentes momentos históricos y con objetivos disímiles han expresado su odio y desprecio por la gente pobre que inunda las zonas céntricas de la ciudad en busca de algún recurso para sobrevivir. Por ejemplo, el Reglamente de policía y buen gobierno del ayuntamiento de Guadalajara, vigente en 1995, consideraba como faltas que deberían ser sancionadas policialmente, “dormir en lugares públicos o baldíos… y realizar cualquier acto contra la moral y las buenas costumbres impuestas por la sociedad”. Durante los primeros años del panismo se desato una persecución contra los limpia parabrisas. Y vamos más allá en la historia: a principios del siglo XX, para permitir que los pobres entraran a la ciudad, en las garitas se les obligaba a rentar ropa y calzado que los dominantes de entonces consideraban los hacía verse “decentes” y dignos de andar por la ciudad.
Si la gente pobre toma el centro de la ciudad es porque tiene muchas necesidades insatisfechas, y eso es resultado de las políticas sociales. No estarían ahí si hubiera suficientes empleos y bien pagados. Ahora quieren convencernos que con los Juegos Panamericanos van a resolver esto.
En los Juegos Olímpicos de 1968 y en los mundiales de futbol (1970 y 1986), discursos similares fueron puestos en circulación para justificar las obras de infraestructura y las ganancias que éstas dejan para gobernantes y constructores.
Como van las cosas, la presencia de los pobres será cada vez mayor. Ellos seguirán ahí ofreciendo sus servicios y haciendo gala de sus habilidades malabaristas. De hecho, su creatividad para sobrevivir comercializando en cantidades significativas una diversidad de productos ha sido pirateada por marcas como Marinela, Bimbo y Pepsi, entre otras, haciéndoles una competencia desleal, invadiendo sus espacios de trabajo, es decir, las calles, las banquetas y cruceros.
Para los habitantes de Guadalajara, especialmente para los pobres, los Juegos Panamericanos solo han traído problemas y afectaciones. En estos momentos todos sufrimos el agudizamiento del caos vial. Los primeros afectados fueron los vecinos del parque Morelos y las trabajadoras sexuales del rumbo. Entonces comenzó esta “limpieza social” que ahora se pretende continuar. Entonces hubo resistencia y como están las cosas, ahora podría ser mayor. ¡Ya basta!

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