Lévi-Strauss o los edificios del lenguaje

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Claude Lévi-Strauss (no confundirlo ni de broma con Levi Strauss, el empresario de los pantalones de mezclilla), murió la pasada madrugada del 31 de octubre a punto de cumplir 101 años. El antropólogo deja, con su desaparición terrenal, un vacío en el pensamiento del mundo.
Sus estudios, muy cercanos a nosotros los latinoamericanos (vivió en Brasil de 1935 a 1939, y de esas vivencias y estudios de campo surgió Tristes trópicos), mostraron la relevancia de la antropología como ciencia, y la enriqueció hasta el grado de mostrar que la cultura humana no únicamente otorga fundamentos en un sentido, sino que toda obra del hombre proporciona elementos para el rastreo de las conductas de nuestros antepasados y nuestra vida presente. A partir de sus aportaciones, ya nada fue igual, e intelectuales de todas partes se interesaron en sus teorías, mostradas con modestia, pero plenas de trascendencia para la historia, la filosofía, la lingí¼ística, la estética y, por supuesto, para la materia en la que el propio Lévi-Strauss es considerado el “Padre”, en el tiempo actual.
En México, Octavio Paz nos ofreció una lectura de sus trabajos, que fue publicada bajo el título de Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de Esopo (1967), que dieron una más íntima cercanía con la obra del antropólogo a quienes se interesan por el pasado, desde el mundo presente.
Algunos han dicho que Lévi-Strauss mostró que “la riqueza humana está en la diversidad”, y los trabajos del intelectual han mostrado constancia de ello; se preocupó, podríamos decir, en casi todo, pero en realidad sus asuntos partieron de la vida del hombre histórico. Alguna vez afirmó: “Me convertí en antropólogo huyendo de la filosofía”, sin embargo Paz enuncia: “Lévi-Strauss desconfía de la filosofía pero sus libros son un diálogo permanente, casi siempre crítico, con el pensamiento filosófico y especialmente con la fenomenología…”.
Hijo del siglo XX, su trabajo legitimó el pensamiento de algunos intelectuales del siglo anterior, sobre todo de Karl Marx, de quien bebió y puso de frente a las meditaciones de Sigmund Freud; a decir del propio Octavio Paz, sus observaciones partieron del sociólogo Marcel Mauss “y la lingí¼ística estructural”; mucho del pensamiento del pasado nos llegó a las nuevas generaciones a través de Lévi-Strauss; no obstante, en él influyeron también sus contemporáneos, pues existe el aviso que la labor de Roman Jakobson, logró su atención y con ello la evolución de sus ideas fue rotunda.

Influencia hasta en la poesía
Paz lo consagra un continuador de la tradición de Rousseau, Diderot, Montaigne y Montesquieu, y abre las líneas directas a su prosa, llevando agua a su molino de poeta y ensayista, al advertir entre sus influencias a Bergson, Proust y Breton, con lo cual le otorga un espacio aparte en la ciencia al brindarle una línea narrativa y poética muy clara. Pese a lo escrito por Octavio Paz, hay que decir que la lectura de los libros de Lévi-Strauss, no son de fácil digestión, mas deja siempre en sus temas la puerta abierta para encontrarse con su obra, ya que resulta del provecho de toda persona humana; en ellos se entabla nuestra relación con el mito, el lenguaje, la función de las sociedades en varias edades de la historia, y nos invita a ir hacia lo no domesticado, pues sus análisis sobre el pensamiento salvaje tienen relevancia actual y permiten una lectura muy amplia de las sociedades modernas.
Debería atraer el trabajo del antropólogo a todos los escritores y poetas de hoy, pues sus estudios tienen que ver con el lenguaje y sus derivaciones en torno a la sociedad, a la comunidad, de donde, sabemos, surge toda manifestación renovadora de la lengua. “El lenguaje —dice Paz en su libro sobre el antropólogo— no sólo es un fenómeno social sino constituye, simultáneamente, el fundamento de toda sociedad y la expresión social más perfecta del hombre…”.
La invitación que nos hace el mexicano de ir hacia la obra del llamado “padre del estructuralismo”, es definitiva; ahora que se ha perdido con su muerte la memoria de todo un siglo, es bueno acudir a sus principales libros (gran parte de ellos traducidos al español), entre éstos, El pensamiento salvaje, Lo crudo y lo cocido y Tristes trópicos, que bien podríamos seguir bajo la guía de Paz, quien ha mencionado su liga directa a la antropología, la filosofía y la estética.

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