Las leyes al caño

1031

A mediados de agosto será obligatoria la separación de la basura en orgánica e inorgánica, pero, además, algunas empresas y laboratorios deben dar un manejo integral acorde a lo que marca la Norma Oficial Mexicana.
El problema estriba en que las compañías no lo hacen: por no querer invertir, por la falta de conciencia y porque no tienen la capacitación adecuada para ello, por lo que para muchos es más fácil verterlos en los drenajes.
Los laboratorios son de varios tipos y tamaños, pudiendo ser laboratorios clínicos, químicos, de investigación y especializados; pero también hay escolares, siendo tan variadas las sustancias que usan y que van desde conservadores, hasta sobrantes de residuos y soluciones volátiles, por lo que además de contaminar, perjudican la salud.
Por este motivo, las investigadoras del CUCEI, Olivia Peña Ortiz y Esperanza González Quezada, publicaron el libro Manejo integral de residuos peligrosos en actividades de laboratorio, resultado de más de dos años de investigación y también de su participación en congresos y talleres en el ámbito nacional e internacional.
La doctora Peña menciona que este libro es actual y en apego a la Ley General de Equilibrio Ecológico, por lo que es un material útil, “ya que aborda la clasificación de las sustancias, sus características y hasta la forma adecuada de disposición y riesgos para el medio ambiente y la salud, en caso de no tratarse de forma adecuada”.
Menciona que además de las sustancias y soluciones que se utilizan, también están los residuos que acompañan esas actividades: como las jeringas, gasas, envases de vidrio o de plástico, “que en ocasiones no se tiene un buen manejo, no hay ese cuidado o esa cultura y eso se ve en todos los niveles de empresa, incluso en la escuela son los alumnos los que a veces tiran el líquido, sin que ellos debieran hacerlo, sino personal con equipo especial que use guantes y hasta lentes para los ojos, sobre todo cuando son químicos”.
La especialista señala que este libro es una guía en la que sí hay tecnicismos, pero sobre todo, “predominan la explicación fácil, hasta gráfica para que se tenga conocimiento y se implemente una nueva cultura, de lo contrario los daños serán más graves; aún estamos a tiempo de no contaminar con estas sustancias el agua, esa que llega a los ríos, lagos y de la que también nos mantenemos”.
Este libro es editado por la Universidad de Guadalajara y las autoras agradecen el apoyo brindado por el doctor Eduardo Mendizábal, jefe del Departamento de química y al ingeniero Arnulfo Ruiz, asesor ecológico del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco.

Artículo anteriorCecilia Jaime
Artículo siguienteDictamen de admitidos a bachillerato calendario 2008 B