Las imprecisiones del sistema

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El sistema, esa dura estructura que acepta como correcta una sola forma de vida, repite hasta el infinito la tarea que determina el destino del hombre actual: consumir. La dinámica social del trabajo actual supone la modernización de relaciones arcaicas en las que siguen prevaleciendo apenas dos niveles, el del amo y el del esclavo. El cumplimiento de largas jornadas en una oficina no se traduce en la acumulación de capital, al menos no para el trabajador. Bajo estas premisas, el dramaturgo Hugo Wirth escribió su obra Precisiones para entender aquella tarde, con la que obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia UAM-UDG-SCCM 2013, que se presentó en el Teatro Experimental. El elenco estuvo formado por Asur Zágada, Myrna Moguel y Carlos López Tavera. Para el director de escena Xésar Tena, “el universo desde el que se habla y al que se interpela en la dramaturgia es la clase media trabajadora. La que resiste con sus mejores neurosis la pobreza y usa sus mejores motivaciones aspiracionales para perseguir la riqueza”.

Tena menciona que el reto principal del montaje consistió “en que el texto está escrito para personajes/narradores que todo el tiempo están desdoblándose e interrumpiéndose, así que trabajé en ambos niveles sin perder la línea narrativa, construida desde la polifonía”. Para abordar este trabajo, el director señala que decidió concentrarse en la dialéctica de la deuda y en lo que considera es el cuerpo energético del mexicano: el arrodillado. Tena decidió acercar al público con un diseño de teatro arena, con la intención de que los asistentes vivieran de cerca el fenómeno social que la dramaturgia desarrolla, un mundo de sombras creado por los corporativos que a cada momento amenazan la libertad del individuo convertido en siervo, en deudor-esclavo que mes a mes paga su tributo en forma de abonos.

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