Las bolsas biodegradables no son la mejor opción

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Uno o dos bultos de papel higiénico acaparan una bolsa de plástico. El “cerillo” con agilidad introduce, en otras, diversos utensilios y productos para el aseo personal, del hogar, así como alimentos. Con una vida útil corta, terminarán como recipientes para desechos.
De acuerdo con la Secretaría de medio ambiente y recursos naturales, las bolsas de plástico representan un daño, pues en su producción son emitidas toneladas de carbono a la atmósfera. La inadecuada disposición ocasiona la muerte de miles de animales por estrangulamiento o ingesta, además, junto a su lenta biodegradación, implican un serio problema de contaminación.
En fechas pasadas entraron en vigor las reformas a la Ley de residuos sólidos en el Distrito Federal, que obliga a los establecimientos comerciales a entregar bolsas biodegradables.
La Asociación nacional de tiendas de autoservicio y departamentales informó que más del 82 por ciento de los supermercados en todo el país, además del DF, ya utilizan bolsas oxo-biodegradables o reciclables con su sello verde. Sin embargo, para investigadores de la Universidad de Guadalajara, esta medida no es la óptima.

Requerimientos
El especialista en plásticos del Centro universitario de ciencias exactas e ingenierías, Carlos Jasso Gastinel, destacó primero que las bolsas biodegradables requieren condiciones adecuadas para su desintegración y segundo que resulta más costosa su producción.
Como sociedad lo más importante que debe impulsar es la filosofía de las tres “r”. Reducir el consumo, reutilizar y reciclar. Por ejemplo, en Europa, sobre todo en Alemania, el reciclado se aplica desde la década de los 70, mientras que en México aún es incipiente.
Añadió que 84 por ciento de los plásticos en el mundo (entre estos bolsas y envases) tienen buena capacidad para ser reciclados de forma directa. El resto no, sin embargo, pueden triturarse y emplearse como agentes aditivos o material de relleno.
El especialista universitario explicó que existe la creencia de que los plásticos (como el polietileno) tardan 100 o hasta 400 años en degradarse. “Pero, si la dejas en una azotea, en dos años puede desintegrarse por efecto de la luz ultravioleta”.
Aunque este proceso es más sencillo en las bolsas biodegradables, tales materiales requieren de ciertas condiciones: temperatura, humedad, oxigeno y presencia de microorganismos, para que la degradación se lleve a cabo de una manera adecuada y en un corto tiempo.
“Entonces si nosotros mezclamos el plástico biodegradable con la composta a lo mejor en medio año ya se degradó. Pero si las metemos a rellenos sanitarios como actualmente se mete toda la basura de Guadalajara, no sé en el DF, ahí la degradación va a ser muy lenta”.
Jasso Gastinel comentó que se ha encontrado papel periódico enterrado en basureros después de 20 años. Dicho material está intacto, porque no tiene la temperatura apropiada ni contacto con los microorganismos.
“Para que tenga éxito el esquema de bolsas biodegradables tendríamos que asegurar que todo lo plástico se fuera a elaboración de composta. De otra manera no se gana mayor cosa al tomar una medida como esa”.
Además, apuntó que esas bolsas ya no se van a poder reciclar puesto que perderían sus propiedades mecánicas. Ese tipo de materiales pueden usarse en zonas apartadas, donde no sea costeable emplear esquemas de reciclado.

Cambio mental
Las académicas del Centro universitario de ciencias biológicas y agropecuarias, Ana Isabel Ramírez y Magdalena Romo Reyes, plantearon que este tipo de medidas tienen sus ventajas y desventajas, no obstante, lo más adecuado es un cambio cultural.
“En mi opinión, debemos cortar el problema de tajo y pedir que no haya más bolsas de plástico. El día que existieron, empezó a crecer el problema que ahorita no podemos controlar y nos está comiendo el mandado”, consideró Ana Isabel Ramírez.
A lo que Magdalena Romo agregó: Aunque las bolsas biodegradables representan un menor nivel de contaminación o de gastos de recursos en comparación a las bolsas plástico, el problema no se soluciona con estas políticas.
“Coincido con la opinión de mis compañeros, la medida que mejor conviene a la población y que sí representaría un esfuerzo importante, una disminución en el impacto ambiental, seria la eliminación del uso de la bolsa de plástico”.
Plantearon que es interesante ver como en algunas tiendas de autoservicio venden las bolsas, un porcentaje bajo de clientes las adquiere mientras que la mayoría acude con bolsas de materiales más firmes para transportar sus productos.
Y es que, continuó Ana Ramírez, “no hemos resuelto tampoco el problema de los rellenos sanitarios, que en realidad son más los basureros y rellenos a cielo abierto. En estos sitios lo que más abunda es el plástico.
“Entonces los ciudadanos en mi opinión deberíamos de exigir a los municipios, que son los que tienen los reglamentos para las tiendas de autoservicio, que por nuestro propio bien no se permita la bolsa de plástico regalada, es un proyecto que ha funcionado en China”.

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