La voz silenciada

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El asesinato de dos locutoras indígenas triquis, de la radio comunitaria oaxaqueña La voz que rompe el silencio, confirma que México es el país más peligroso de América Latina para ejercer el periodismo.
Teresa Bautista Merino y Felicitas López fueron asesinadas el pasado 7 de abril, luego de ser emboscadas en la carretera tras participar en una reunión con habitantes de la comunidad de Llano Juárez, para que colaboraran en la emisora que transmitía desde la localidad San Juan de Copala, en el municipio Putla de Guerrero, Oaxaca.
En un comunicado, la organización Reporteros sin fronteras señaló que, aunque de momento nada indica que el crimen esté relacionado con la profesión de las víctimas, “supone un trauma para los medios de comunicación comunitarios, muy numerosos en América Latina y con frecuencia ignorados o despreciados por el resto de la profesión, y por las autoridades”.
Este crimen está inmerso en los conflictos políticos que prevalecen en esa zona del país, a raíz del establecimiento de San Juan Copala como municipio autónomo en enero de 2007. Como parte del proyecto del municipio autónomo fue creada la radio comunitaria Radio Triqui, la voz que rompe el silencio.
De acuerdo con diversos medios de comunicación, la región Triqui es escenario de enfrentamientos y violencia generalizada entre grupos antagónicos que luchan por el control político. De ello se han desprendido múltiples asesinatos y desapariciones.
Según un comunicado de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), las periodistas asesinadas “tenían una importante presencia en la comunidad denunciando las violaciones a los derechos humanos, abusos de poder y en especial el incremento de las agresiones y violaciones a mujeres de la comunidad por caciques de la zona”.
La organización internacional recordó que ésta no es la primera ocasión que emisoras en Oaxaca operadas desde las comunidades indígenas sufren agresiones, pues en el 2006, Radio Nnandia, emisora permisionada de Mazatlán Villa de Flores, los comunicadores indígenas fueron violentamente desalojadas de las instalaciones de la emisora, así como Radio Calenda, ubicada en San Antonino de Castillo Velasco, en la que sus integrantes sufrieron disparos y fueron fuertemente golpeados.
“Las radios indígenas y comunitarias de Oaxaca se han distinguido en los últimos años por llevar información al servicio de las comunidades, rompiendo el esquema de los medios tradicionales”, señalan.
Con apenas tres meses de vida, la emisora comunitaria La voz que rompe el silencio –que transmitía en idioma triqui hacia una docena de pueblos indígenas– salió del aire el mismo día del asesinato de sus locutoras.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos inició una investigación de este caso. Familiares, organizaciones civiles y los compañeros de las locutoras exigen que la Procuraduría General de la República (PGR), mediante la Fiscalía especial para la atención de delitos cometidos contra periodistas, realice las indagatorias.
El próximo 15 de mayo será entregado de manera póstuma el Premio nacional de periodismo 2007, en la categoría de Orientación a la Sociedad, a los familiares de Teresa Bautista Merino y Felicitas López.

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