La violencia «prudente»

882

En medio de la violencia, los citadinos y muchos de sus miedos serán retratados fielmente en La prudencia, obra teatral que estrenarán el 7 de junio, en el teatro café la Casa suspendida, con la dirección de Eduardo Villalpando.
La obra trata sobre la desconfianza que priva en el ser humano en sociedades como la nuestra, donde la gente vive atemorizada de abrir la puerta de su casa. Dos personas están celebrando el año nuevo. Alguien toca el timbre, lo que desata numerosos equívocos. Esperan a una amiga o amigo, pero tienen miedo de que no sea tal persona y ser víctimas de un ladrón o asesino.
El humor negro impregna la historia escrita por Claudio Gotbeter y resulta ad hoc para una sociedad diariamente bombardeada con noticias de actos de violencia. La obra provoca risa y reflexión sobre las situaciones por las que atraviesa nuestro país.
El temor lleva a los personajes a acciones que en pleno uso de la razón no harían. El objetivo es que el público se identifique con algunas de las características de éstos, que representan los lados oscuros del ser humano, pero de una manera cómica, para que no sea tan impactante y la gente pueda aceptarlo, señala la actriz Cecilia Ochoa.

Ensayos y vida cotidiana
En la obra actúan tres personajes, repartidos en nueve actores de la Compañía Tábara. El papel de Nina o Nino lo caracteriza Manuel Auroze e Isabel Manzo; el de Margarita o Margarito, Cecilia Ochoa, Coral Arroyo y íngel Oropeza y el de Trinidad, Denisse Corona, Ricardo G., Mónica Mendoza y Julio César Guerrero, todos son actores de hasta 34 años, con 10 o más años de experiencia. En conjunto, producen de forma cooperativa el montaje. Ellos se turnarán por función. Esto significa que cada una será distinta.
Cada uno de los personajes tiene diferentes características. Trinidad es como una veleta, que se deja llevar por lo que afirma su mejor amiga Margarita, a quien quiere, pero a la vez detesta.
Margarita o Margarito, según sea el caso, posee una personalidad distorsionada. Se nubla por el miedo y no tiene el sano juicio para analizar una situación objetivamente. Además juega con una doble moral, que implica vicios privados y virtudes públicas.
Nina o Nino representa la razón. Ella debe tener los pies en la tierra y decir qué es lo que está sucediendo. Sin embargo, llega un momento en que siente mucho miedo.
La multiplicidad de actores implicó que los ensayos se triplicaran. Estos son de cuatro horas diarias, incluso también los domingos. “Se corría el riesgo de que fuera dedicado más tiempo a un reparto y descuidar a los otros, pero eso no sucedió. Hemos logrado sortear con bien las dificultades”, expresa Eduardo Villalpando.
Los actores se documentaron en la vida diaria para encarnar a sus personajes. “No hay más que voltear alrededor o en nuestra misma casa. Por todos lados encontramos situaciones o gente que nos habla de sucesos terribles que vivió un amigo del amigo. Además la prensa nos dio mucho material: percibimos la deshumanización de las personas, provocada por el miedo”.
“Para interpretar a Trinidad me he inspirado en lo vivido por la gente y el grupo de teatro. También en incidentes por los que he pasado. En los últimos dos meses van tres veces que me roban, y nunca me había pasado eso en Guadalajara”, cuenta Mónica Mendoza.
A Cecilia Ochoa le sirvió, incluso, su temor a las cucarachas. “Un día después de los ensayos, me topé con una. Hice cara de asco y más de uno de mis compañeros me dijo: “Ese es el gesto que estamos buscando”.
La puesta en escena tendrá lugar los jueves y viernes de junio, en la Casa suspendida, a las 20:30 horas. El día de estreno habrá dos funciones: una a las 20:30 horas y otra a las 22:00.

Artículo anteriorAdanowsky
Artículo siguienteEl incendio de La Primavera