La tranquilidad violentada

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Atropellos, indiferencia, e incluso miedo. Rabia. Así se podría describir la situación que viven muchos vecinos de la colonia Providencia, que en los últimos años han asistido impotentes al cambio que sufrió su colonia, que de tranquila zona habitacional se convirtió en uno de los barrios más frecuentados de la vida nocturna tapatía y ambicionado por constructoras sin escrúpulos.
La casa cuarteada del señor Alfredo (así llamaremos a uno de los vecinos), encarna muy bien los conflictos que aquejan a esta zona de la ciudad. El edificio que construyeron a un lado de su casa, donde vive desde hace 29 años, y que contra toda norma se recarga las columnas en su azotea, representa simbólicamente la forma en que los intereses económicos pisotean a los derechos de los habitantes de Providencia.
Un edificio que, además de violar lo establecido por el plan parcial de desarrollo urbano, fue clausurado por la autoridad municipal y en el que, sin embargo, se sigue trabajando, como pudimos averiguar la semana pasada. “Los constructores no quieren pagarme los daños”, explica “Alfredo”, “y a pesar de que la obra está clausurada, rompieron los sellos y a diario están trabajando”.
Este es nada más un ejemplo de las irregularidades que plagan a esa colonia. Lo que más preocupa a los vecinos es la proliferación de bares y lugares nocturnos, muchos de los cuales trabajan con licencia de restaurante y luego se convierten en antros. Es más, siendo Providencia una zona habitacional, no se podrían ni otorgar licencias para giros comerciales como restaurantes y bares. A pesar de esto el ayuntamiento de Guadalajara ha demostrado una indiscriminada permisividad en este sentido, y por otra parte, pasividad frente a las quejas y los requerimientos de los vecinos.
Así lo explica Marina Velasco, presidenta de la Asociación de Colonos Providencia Sur. “Prácticamente estamos luchando en contra del ayuntamiento, es la asociación que tiene que luchar para que este haga lo que se supone está obligado a hacer. No hay una voluntad por parte del ayuntamiento para defender a los ciudadanos”.
La propuesta de la asociación es que se creen zonas delimitadas en que se ofrezcan diferentes servicios: “En zona habitacional las personas tienen derechos a vivir, a la paz, y estos lugares no lo permiten. Tendría que haber una reglamentación que ordene la ciudad: un lugar para bares y ese tipo de giros, otro para edificios y otro para casa habitación, unifamiliar”.
“Los lugares no tienen estacionamiento, la gente deja sus coches por todos lados, nunca hay espacios para estacionarse fuera de las casas”, expone una vecina que vive cerca de un bar que se encuentra enfrente de un centro de salud, a pesar de que está prohibido vender alcohol a menos de 50 metros de este tipo de instalaciones.
“Otro problema que tenemos son los valet parking y los franeleros, todo el día se la pasan fueran de tu casa y te vigilan”, continúa, “hemos visto que donde hay, incrementan considerablemente los robos”. Además, agrega otra vecina, “agarran las avenidas en sentido contrario y se ponen a hacer arrancones con los coches de los clientes”.
Los colonos denuncian que hay edificios que no cumplen con los planes vigentes, porque no cuentan con estacionamientos y rebasan las alturas permitidas. “La colonia además no tiene infraestructura para edificios, como drenaje, agua, electricidad, basura. Las zonas comerciales necesitan de otros servicios, ya tenemos problemas con todo esto”, explica.
Y agrega: “Se están atropellando los derechos de las personas que aquí vivimos, aquí ya no está a gusto para vivir”.
El ayuntamiento parece haber interpretado a la letra esta queja. Pues si el problema es que no es zona comercial, basta convertirla en zona comercial: “Se está violando lo establecido, pero como nos dijeron del ayuntamiento: ‘Ya no queremos violar, entonces vamos a aumentar la densidad demográfica para estar dentro de norma y vamos a cambiar el uso del suelo de la colonia’”, explica una vecina. Al que Velasco Ruiz, añade: “¡Van a legalizar las irregularidades en lugar de ordenar las cosas!”.
Pero hay algo más grave. Si no hay nombres en este artículo es porque los colonos, por ejercer sus derechos y denunciar las ilegalidades han recibido represalias y amenazas directas. “Un vecino se quejó en el ayuntamiento por un edificio, y le hablaron diciéndole ‘Vas a ver hijo de tu (…) madre, te vamos a matar. Sabemos quiénes son tus hijos’”, concluye la presidenta de la asociación.

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