La tele y la basurización de la cultura

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“La posibilidad de la libertad de expresión es un asunto plausible, pero los contenidos se han banalizado y la programación que se ofrece no responde a la necesidad de los sujetos de superarse, de ser mejores, de tener una calidad de vida mejor”, señaló Alfredo Rico Chávez, coordinador de la licenciatura en sociología, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, al opinar sobre el lenguaje soez que prolifera principalmente en programas de televisión por cable en México.
Destacó que por un lado se quitan prejuicios y nociones que satanizan y condenan este tipo de lenguaje soterrado por la gente bien y las buenas costumbres, por el otro, utilizar un léxico de esta naturaleza, vende más y es lo que finalmente interesa a los dueños de los medios de comunicación.
“Hay una ligera línea que no hay que perder de vista entre esta noción de que no es correcto utilizarlo (el lenguaje grosero), sobre todo cuando los medios deberían cumplir una función formativa y no sólo de entretenimiento, y el hecho de que este lenguaje utiliza la gente en sus relaciones diarias”.
El especialista lamentó que el televidente no sea más exigente con los contenidos. “No es una programación que merezca absolutamente nadie”, aseveró, tras señalar que el mensaje que manejan en programas como Las lavanderas, Guerra de chistes, y Miembros al aire, entre otros, en nada contribuye a tener una convivencia sana, que lleve a la cordialidad, a la solidaridad entre los sujetos.
“En el fondo también tienen una fuerte carga de prejuicios, de segregación, de estigmatización”, aseveró Rico Chávez, ya que la mayoría de los términos que utilizan condenan la homosexualidad, denigran a las mujeres, minimizan al otro o lo ridiculizan y en ese sentido el lenguaje no aporta absolutamente nada al crecimiento de los sujetos.
El papel del Estado es permitir que se amplíe la gama de oferta –incluida ésta, que para algunos no es la más adecuada–, abundó el investigador, pero ha fallado en el sentido de la equidad, porque igual como se transmiten ese tipo de programas basura, habría que incluir contenidos que permitan formar sujetos, apostarle a temas que dignifican, que eleven la cultura, que abran el horizonte para que los sujetos tengamos una capacidad más crítica y de mayor participación en los asuntos que nos competen a todos.
El investigador Enrique Sánchez Ruiz, del Departamento de Estudios de la Comunicación Social, del CUCSH, consideró que si bien es cierto que este tipo de programación muestra una relativa mayor apertura para diferentes formas de expresión, es menester hacer ajustes a las leyes que los regulan.
De entrada externó la imperiosa necesidad de contar con una ley general de comunicación electrónica, de radio y televisión y telecomunicaciones, que abarque todas las modalidades –viejas y nuevas– de tecnología, incluido el internet, pues dijo, la actual (que data de 1960) está completamente rebasada.
Se pronunció por discutir de manera pública para saber qué quiere la gente.
El investigador subrayó que la principal causa por la que la televisión privada utiliza el lenguaje soez y el doble sentido es porque la Ley Federal de Radio y Televisión –que establece la prohibición de este léxico– no aplica al cable. En tanto que la ley de comunicaciones que sí aplica a la televisión de paga, sólo considera cuestiones técnicas y no de contenido.
Mientras tanto, los medios de comunicación que ponderan los intereses económicos y el rating por encima de aspectos como las buenas costumbres, la ecuanimidad, la cordialidad y el respeto, están ganando con su apuesta, dijo el investigador universitario.
“Desde el punto de vista de la mercadotecnia y el rating, las televisoras le están atinando; están captando a un segmento de la audiencia al que se están dirigiendo. Por eso importamos artistas tan valiosísimos como la señorita Laura, porque para los intereses predominantes en los medios es lo que merecemos”.
Es un rejuego entre la oferta y la demanda, puntualizó. “Ellos no le dan al público solamente lo que demanda, sino que le hacen ofertas dentro de las cuales algunas pegan y otras no, y las que pegan generan demanda”.

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