La presencia judía en México

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Quizá los 170 judíos, o descendientes de ellos, que han recibido el Premio Nobel —trece de literatura— sea el signo de la peculiar formación intelectual de esta comunidad diaspórica, caracterizada por su incesante facultad de preguntar, aprender, saber, impugnar dogmas, de amar la libertad y la justicia, y el motivo de que haya sido Israel el invitado de honor en esta FIL, país ancestral que en 1948 fue reconocido por la ONU como Estado.

Dan Senor y Saul Singer dan cuenta en Start-up nation1 del capital humano que posee este Estado y su capacidad de crear negocios con fuerte contenido de tecnología, por lo cual se le ha denominado una start-up nation y el Foro Económico Mundial lo ha situado como el segundo país con más innovaciones tecnológicas.

El milagro económico de esta nación de 7.1 millones de habitantes, según estos autores, se debe principalmente a: cimientos: educación gratuita de alta calidad, enfocada en las ciencias e ingenierías, mediante el uso de herramientas que permiten al educando resolver problemas reales, aplicar conocimientos y tomar decisiones; contrafuertes: del ejército israelí emanan tecnologías que se aprovechan para solucionar problemas de la vida cotidiana: desarrollos biotecnológicos, médicos, de seguridad, de riego, además de innovaciones para el combate; columnas: emprendimiento y capital humano. Cada año surgen tres mil quinientas empresas conocidas como start-ups2, que son adquiridas por firmas norteamericanas.

Israel ha trasformado evidentes desventajas —como la escasez de recursos naturales en su territorio y confrontar continuos conflictos bélicos— en oportunidades, pues se ha visto obligada a generar cientos de empresas para su supervivencia, que después exporta, como sistemas de riego, de desalinización de agua, tecnologías genéticas para la agricultura, la medicina, software de seguridad, etcétera.

Identidad judía
El problema que se tiene al intentar abarcar en su totalidad las características diferenciales del ser judío es la imposibilidad de descubrir la unidad a partir de una base tan disímil: judíos de ascendencia ashkenasí (Europa oriental), sefaradí (España y Portugal) o mitzrají (Yemen, Irak e Irán), de todas las nacionalidades posibles.

¿Qué es el judaísmo? Históricamente es la primera nación comprometida con el monoteísmo ético mediante la acción comunitaria, que tuvo su origen en Oriente Medio. Es la expresión de esa tribu enigmática de la era de bronce que se encuentra justo en el vórtice de la modernidad, donde muchas de sus restricciones rituales que parecerían un anatema para la mente moderna, no lucen extrañas en el contexto de la tribu: ceremonias, festividades, objetos y espacios sagrados, restricciones maritales, en el día Shabat y en la alimentación (deben consumir alimentos kosher o aptos).

El judaísmo es un llamado a ejercer la responsabilidad sobre el deber individual, cultivar la lealtad por sus antepasados y la “tierra prometida”, siendo la Torah el factor más relevante de la identidad judía, tanto en la dimensión institucional como social.

¿Qué mantiene al judaísmo vigente? Se puede pensar hoy: “¿Qué valor tiene hacer lo mismo que hacían sus antepasados?”. El judío, por ordenanza de la Torah, da cuenta de que descubrir lo que es correcto, llevarlo a la práctica y dedicar la vida para traer esto al mundo es lo que dio libertad no sólo a Israel, sino a la humanidad. Autocontenerse (no dejarse llevar por los impulsos), acción precedida por la reflexión, por el razonamiento, es lo que permitió la evolución del cerebro humano y luego lo llevó a refinar sus capacidades intelectuales.

¿Quién es un judío? Quien por derecho de nacimiento goza de los privilegios y obligaciones de la civilización judía, que se transmiten por línea materna o por autoadscripción cuando es aceptado por algún grupo judío.

Las siguientes palabras hebreas darán una idea más clara de la identidad judía: Shalom (Paz), Iehudim (judío) y Torah (los cinco libros escritos por Moshé). Iehudim viene de la raíz Hudah, aceptar; Shalom viene de leHashlim, que significa completar aquello que es deficiente y Torah proviene de Horah, enseñanza. Interpretando estos términos entendemos que el judío (Iehudim) acepta que con leHashlim completa lo que es deficiente en él, en su comunidad y en su entorno, basándose en una enseñanza, la Torah, pues la Creación se encuentra en plena evolución.

Exilio, migraciones y emancipación
La esencia de los estados absolutistas y confesionales ha sido negar el reconocimiento, respeto y justicia al individuo, ya que por su ideología hegemónica la población debe comportarse como una masa uniforme, donde el disenso y las minorías no son tolerados.

El absolutismo del estado romano —que duró hasta el siglo IX— devino Iglesia católica. Bajo este esquema las minorías fueron consideradas un desafío por su exigencia de emancipación. ésta fue una de las razones para instaurar la Inquisición en 1184: homogeneizar (un idioma, una religión). Así, la presencia judía fue vista por la Iglesia-Estado (Katholikos, universal) como una amenaza al monopolio de la fe (y este patrón es el que ahora siguen los estados islámicos).
Con la Ilustración la tendencia fue ordenar el mundo sobre la base de la razón y de esta forma se establece el estado de derecho cimentado en el principio supremo de justicia conmutativa aplicada mediante la deliberación política y la controversia judicial. Con ello los derechos ciudadanos le fueron otorgados a la minoría judía: el credo del individuo pertenece ya al ámbito de lo privado, no de lo público, y comienza el largo proceso de emancipación y consolidación institucional.

En la segunda mitad del siglo XIX, vinculada al desarrollo del capitalismo europeo, inicia la migración judía a México con la llegada de judíos ingleses, alemanes, austriacos, franceses y estadounidenses que se asimilaron a la alta sociedad mexicana casándose con aristócratas, pues se identificaban más con su ciudadanía europea que con la tradición judía que les precedía.
Otro factor de migración lo propició el incremento demográfico que experimentó el pueblo judío en los diversos países donde se asentaba, que a finales del siglo XIX pasó de 7.5 a 13 millones, con lo cual aumentaron las restricciones económicas y la discriminación política.

Por otra parte, en la decadencia del imperio turco-otomano se cambia el modelo vertical de súbditos, fundado en las normas islámicas, por un esquema secular basado en la ciudadanía; pero como enfrentaba sublevaciones y guerras independentistas, los judíos evitaron que sus hijos fueran llevados por la fuerza a esos frentes de batalla enviándolos a lugares donde la libertad religiosa fuera factible: Estados Unidos y Argentina. Los judíos sirios llegaron a México en 1905 —provenientes de Damasco y Alepo— cuando intentaban ir a alguno de esos dos países. En 1908 se crea la Alianza Monte Sinaí que agrupa a todos los judíos residentes en México, pero se disuelve durante los primeros años de la Revolución Mexicana, para reorganizarse en 1912; y fue a instancias del rabino Martin Zielonka de la sinagoga de El Paso, Texas, quien buscó formar una comunidad en México para que no se vieran obligados a cruzar ilegalmente a Estados Unidos. Esto marca un hito en la historia judía, pues cuando esta asociación es reconocida por el gobierno mexicano se institucionaliza la presencia judía en nuestro país.

Luego se sucedieron otras migraciones. En 1917 judíos rusos que huían de los cruentos pogroms decidieron ir a Estados Unidos, pero ante la imposibilidad de migrar allá, vinieron a México, donde formaron la primera organización ashkenazí, la Young Men’s Hebrew Association. Desde entonces la pluralidad ideológica y la diferenciación fueron los rasgos distintivos de las diversas agrupaciones político-religiosas y comunitarias.

1 Start-Up Nation: La historia del milagro económico de Israel; Dan Senor y Saul Singer, autor-editor, 2012; 300 pp.
2 Start-Up es una organización con elevada capacidad de cambio, que desarrolla productos o servicios de gran innovación, altamente deseados o requeridos por el mercado.

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